25 de abril de 2024 25 / 04 / 2024

¿Quién es? 276

Norma Araceli Bobadilla Sandoval

Anayansin Inzunza

Foto: Arturo Orta

Nuevas dianas para el diagnóstico y tratamiento de pacientes con enfermedad renal crónica.

Cuando la pequeña Norma, de ocho años, iba a la panadería, le llamaba la atención una esfera de plástico transparente con varias monedas y billetes en su interior, colocada a un costado de la caja registradora. Ahí, la gente donaba dinero para las investigaciones sobre el cáncer. Esa esfera le hizo desear ser científica para descubrir un medicamento que aliviara a los enfermos con este y otros padecimientos. La mayor de siete hermanos, hoy se desempeña en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM en la unidad periférica del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ). Su trabajo se centra en las causas que conducen a enfermedades renales y en explorar estrategias para su prevención, así como en la búsqueda de biomarcadores para la detección oportuna del daño renal. Los biomarcadores son sustancias que se producen en nuestro organismo; cuando se altera su concentración (principalmente en sangre u orina) pueden reflejar un estado patológico. Norma Bobadilla es reconocida a nivel nacional e internacional como una experta en este tema.

¿Cómo empezó su interés por investigar medicamentos?

El interés por esas sustancias, saber para qué sirven y de qué están hechas, comenzó por mi tío Guillermo Bobadilla, quien trabajaba en la industria farmacéutica y siempre llevaba en su auto muchas cajitas de medicamentos. Me gustaba leer en cada caja cuál era el principio activo del medicamento que contenía y me emocionaba aún más algún día saber para qué servía. Estudié para química farmacéutica bióloga y realicé la maestría y el doctorado en ciencias fisiológicas.

¿Cuáles han sido sus mayores logros?

Quizá uno de los principales es ser pionera en el estudio del papel fisiopatológico de la aldosterona, al demostrar que esta hormona esteroide es un mediador clave del daño renal inducido por procesos isquémicos (reducción del flujo sanguíneo). Participé en seis estudios en modelos animales, ya publicados en revistas internacionales, que abrieron una nueva posibilidad terapéutica para prevenir la lesión renal aguda en pacientes. Mis hallazgos en animales han servido de base para proyectos de investigación traslacional en el INCMNSZ, que han culminado en tres ensayos clínicos en humanos en los que se buscó la utilidad clínica de ciertas sustancias para evitar el daño renal. Actualmente llevamos a cabo un estudio clínico en pacientes críticamente enfermos y dos estudios clínicos para evaluar la potencialidad de los biomarcadores que he identificado para distinguir a los pacientes con mayor daño renal asociado a COVID-19.

Por mi interés en la innovación, descubrí una proteína que es un biomarcador altamente sensible para la detección temprana y oportuna de la Lesión Renal Aguda (LRA) y obtuve nueve patentes en México, Holanda, España, Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá, China y Japón. Recientemente identifiqué otra proteína, la serpina A3, que es un biomarcador temprano para la Enfermedad Renal Crónica (ERC); aparece en la orina de animales y pacientes con daño renal.

La enfermedad renal crónica es un problema de salud pública mundial, que se incrementa por la obesidad, la diabetes, el sedentarismo y la contaminación ambiental.

¿Cómo fue el paso de estudiante a investigadora?

Al principio uno de mis objetivos era dedicarme a la síntesis de fármacos, pero en aquel momento me di cuenta que en México no había una investigación fuerte e independiente en este tema. Después me atrajo la inmunología y al final ganó la fisiología renal. Empecé a trabajar como investigadora en el Instituto Nacional de Cardiología, me casé, nació mi hija y tres años después empecé a estudiar la maestría. No sé cómo le hice para ser mamá, esposa y trabajar y estudiar al mismo tiempo. Antes de terminar la maestría, nació mi segunda hija y continué con el doctorado. Cada etapa de mi vida ha sido hermosa.

¿Por qué la fisiología renal?

Uno de mis objetivos es encontrar una estrategia para disminuir los casos de pacientes con ERC, que es la pérdida progresiva de la función de los riñones. Cuando se pierde la función renal por completo, la única manera de que el paciente siga con vida es con terapias de remplazo como la diálisis peritoneal o la hemodiálisis, o un trasplante. La ERC es un problema de salud pública mundial, que se incrementa por la obesidad, la diabetes, el sedentarismo y la contaminación ambiental. En los países avanzados más del 3 % del presupuesto para salud se destina al 0.03 % de pacientes con enfermedad renal, pero en los países de bajos ingresos resulta difícil enfrentar este problema de salud.

¿En qué trabaja actualmente?

En mi laboratorio tenemos cinco líneas de investigación que son posibles gracias al arduo trabajo que realizan mis estudiantes de licenciatura y doctorado. Una línea se enfoca en la aldosterona, que se produce en las glándulas suprarrenales y cuya función principal es aumentar la reabsorción del sodio y la secreción de potasio; si esta función se sobreactiva puede generar fibrosis, daño vascular, estrés oxidativo y apoptosis (muerte celular programada). Además estudiamos el curso temporal de los mecanismos por los cuales un episodio de lesión renal aguda puede ocasionar daño funcional y estructural a largo plazo. Al mismo tiempo, estamos explorando tratamientos profilácticos (preventivos) mediante el uso de compuestos anti-inflamatorios, antioxidantes o inhibidores de la hipoxia renal. La tercera línea de investigación se refiere a pacientes con enfermedad renal crónica; mediante el uso de biomarcadores de daño renal vemos si los tratamientos son efectivos para reducir la progresión de esta enfermedad. La cuarta línea es la desnutrición materna en la transición de LRA a ERC. Estamos analizando el efecto de la desnutrición materna durante la gestación y/o lactancia y el impacto que tiene un episodio de LRA sobre las crías en la transición hacia ERC. Y la quinta se refiere a una proteína denominada Hsp72 como biomarcador para detectar daño renal.

¿Cuál es su mensaje para los jóvenes?

Que la investigación científica es fascinante; que no solo requiere entusiamo, dedicación y esfuerzo, tambien inquietud por conocer a fondo los procesos y pasión.

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