¿Quién es? 293

Emiliano Rodríguez Mega

Gloria Valek

Joven periodista de ciencia comprometido con temas de política científica, medio ambiente y salud de México y América Latina

Escribir reportajes sobre mestizaje y genética humana, el ADN y el pasado de la vida silvestre, cómo los hígados infectados con hepatitis C pueden ayudar a los pacientes a evitar la lista de espera para transplantes, y problemas como la contaminación del agua o el acoso sexual en la ciencia son algunas de las preocupaciones de Emiliano Rodríguez Mega, periodista de ciencia mexicano. Su trabajo ha sido publicado en medios como Associated Press, Science, Scientific American, Nature y Science News. Licenciado en biología por la UNAM y maestro en periodismo de ciencia por la Universidad de Nueva York, sus intereses se centran en la interacción ciencia- sociedad. Es experto en retar preconcepciones, ser crítico, analítico, contestatario pero, sobre todo, propositivo.

Emiliano ha sido coordinador de contenidos del podcast Las raras; ha participado en otros como Radio Ambulante y El hilo y ha cubierto noticias para otros medios. Trabajó un verano en las oficinas neoyorquinas de la Associated Press Science and Health y fue corresponsal de la revista World Wildlife del WWF-US para Centroamérica, especialmente en Belice.

¿Cómo fue tu Infancia?

Divertida. Mis padres son reconocidos periodistas; mi madre es argentina y mi padre, mexicano. Tengo una hermana gemela, con la que poseo una conexión especial, es mi mejor amiga, y un hermano mayor, que para mí ha sido otra fi gura paterna y de quien creo que heredé mi sentido del humor. De mi infancia, recuerdo que no quería ser periodista; supongo que era parte de la rebeldía de no seguir los pasos de los papás…

¿Fue por esa rebeldía que te decidiste primero por la biología?

Mi entrada a la biología fue fortuita, pues en la prepa era la única materia que me interesaba, y me iba bien… Escogí el área 2 sin tener ninguna pasión, pero ya en la Facultad de Ciencias la carrera fue impresionante; los temas me atrapaban, y me ofrecía muchas opciones. Lo que no me encantó al fi nal de la licenciatura fue el proceso de tesis, pues no quería clavarme en un solo proyecto.

¿Cuál fue tu tema de tesis?

Después de pensarlo mucho me centré en la selva Lacandona y me propuse tratar de entender las bases moleculares, la genética y la evolución de dos plantas mexicanas que crecen en Chiapas. Finalmente tanto mi proyecto como la investigación de tesis resultaron padrísimos.

Pero no te has dedicado a la academia…

No. Aunque lo lógico era titularme y hacer un posgrado para luego dedicarme a la investigación, eso no me encantaba. Me titulé y empecé a realizar proyectos de divulgación con unos amigos y a escribir en redes sociales. Mientras tanto apliqué a la maestría en la Facultad, fui aceptado y como dos semanas después de ingresar, la dejé y decidí dedicarme de tiempo completo a escribir. En mi búsqueda de opciones me topé con el Diplomado de Divulgación de la Ciencia de la DGDC-UNAM.

¿Qué significó para ti ese diplomado?

Tuve excelentes profesores, pero hubo uno con el que inmediatamente conecté y que enseñaba exactamente lo que a mí me interesaba: Javier Crúz me descubrió el periodismo de ciencia, la pasión y el compromiso que yo había visto en mis padres. También tomé con él una materia optativa que impartía en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Y Javier me invitó a unirme a proyectos como los programas de ciencia Simbiosis y Refracciones de TVUNAM. Estuvo increíble.

Y no te quedaste ahí…

Al mismo tiempo obtuve una beca de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia en California, Estados Unidos, que ofrecía becas a estudiantes de ciencias interesados en el periodismo; mi mentora fue nada menos que Lizzie Wade, la corresponsal de Science para América Latina, que además de ser joven hablaba español, vivía en México y le apasionan los problemas latinoamericanos.

¿Fue útil la biología para ejercer el periodismo de ciencia?

La biología me dio las bases de la ciencia, sus métodos, su manera de resolver problemas, pero tuve que aprender a tener ojo periodístico, a hacer coberturas críticas, analíticas. Con todo, estoy convencido de que puedes hacer periodismo de ciencia sin haber estudiado una carrera científi ca; lo importante es tener una cultura sólida, prepararte en los temas y hacerlo con rigor.

Desde tu punto de vista, ¿qué distingue el periodismo de ciencia de la divulgación?

La mayor diferencia radica en el tipo de temas y su tratamiento. El periodismo implica un compromiso, una especie de contrato social con los ciudadanos, responsabilidad. Las historias periodísticas responden más a coyunturas y su relevancia social, ayudan a entender la realidad, rendir cuentas, cuestionar al poder. Como en la investigación científi ca, es fundamental verifi car y acercarse lo más posible a la verdad, pero hay que experimentar con formas narrativas. La divulgación, por su parte, es más refl exiva; cuenta lo fascinante de la ciencia, puede ser divertida; no responde a intereses inmediatos.

¿Del gusto por escribir surgieron Historias cienciacionales y otros reconocimientos?

Sí. Varios amigos y yo ganamos una convocatoria de proyectos ciudadanos y estuvimos dos años haciendo podcasts con ese nombre para el Instituto Mexicano de la Radio. En 2016, por ejemplo, obtuve una mención especial en el Premio de Periodismo Ambiental Claves 21 por un artículo sobre un derrame de petróleo en Perú, y en 2022 el Premio de Excelencia en Comunicación de la Ciencia de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos.