2 de mayo de 2024 2 / 05 / 2024

¿Quién es? 277

Francisca Acevedo Gasman

Anayansin Inzunza

Foto: Arturo Orta

El estudio de la diversidad genética y la bioseguridad para resolver los retos alimentarios que enfrentamos.

El explorador y oceanógrafo francés Jacques Cousteau fue una gran influencia para Francisca Acevedo. Sus documentales sobre el fondo del mar despertaron la curiosidad por la biología marina en aquella niña que se sentaba frente al televisor casi sin parpadear.

Con el paso de los años, Francisca —hija de agrónomos— refrendó su interés por estudiar biología, pero ya no marina sino de plantas. Chilena de nacimiento y mexicana de corazón, cursó biología en el Grinnell College de Estados Unidos, la maestría en ciencias con especialidad en genética de plantas en el Colegio de Posgraduados de Montecillo, México, y el doctorado en biología molecular de plantas en la Universidad Politécnica de Madrid, España. Su sed por seguir aprendiendo la llevó a una estancia posdoctoral en el Instituto de Ecología de la UNAM, donde trabajó con genes de desarrollo floral y de raíz.

Su bagaje científico de primer nivel y el deseo de aplicarlo en proyectos con beneficio social la colocaron durante 16 años en la Coordinación de Análisis de Riesgo y Bioseguridad en la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) de México y desde hace tres años, en la Coordinación de Agrobiodiversidad en la misma institución.

¿Te consideras una amante de la biología?

Sí, la ciencia te da la oportunidad de abrir las ventanas a lo desconocido y desde que inicié con el estudio de la biología me fui encaminando hacia el mundo de lo más chiquito, de lo molecular, de los genes. Quizás lo más relevante de la biología molecular de las plantas es poder entender el entretejido de cada especie y variación, así como lo que es común en todos los organismos. Es un acercamiento fino para saber de qué estamos hechos los organismos, por qué estamos hechos de esa manera y cómo hemos evolucionado. La biología molecular ayuda a entenderlo pues hay muchos genes que comparten las especies y otros que son únicos.

Una vez que te iniciaste en el aprendizaje científico, ¿ya no pudiste parar?

Seguí estudiando hasta el posdoctorado porque me di cuenta de que es ahí donde comienza la cristalización de tu profesión dentro de la ciencia. En el doctorado apenas empiezas con tus propias líneas de investigación. Además, quería regresar a México y se me presentó la oportunidad de investigar el desarrollo floral y de raíces vinculado a los procesos evolutivos.

¿Cómo aplicas tu experiencia en la CONABIO?

Estoy enfocada en un tema interesante y muy necesario, el de la bioseguridad; es decir, en la promoción del uso responsable y seguro de la biotecnología moderna. CONABIO me contrató para apoyar al gobierno federal con los elementos técnicos y científicos que permitan una mejor y más informada toma de decisiones sobre las posibles afectaciones de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) en la biodiversidad. Un OGM, o transgénico, es un organismo cuyo material genético ha sido alterado utilizando técnicas de la ingeniería genética. Necesitábamos saber dónde estaban las plantas genéticamente compatibles con los OGM y dónde se cultivaban para analizar los posibles efectos en la biodiversidad de los OGM; esto nos involucró en la agrobiodiversidad.

¿Qué lugar ocupa México en los OGM?

çDesde finales de 1980, México empezó a liberar OGM al ambiente. El primero fue el tomate Flavr Savr, cuya característica novedosa era tener una larga vida en anaquel. Hasta el momento en México se ha solicitado la liberación de alrededor de 30 especies genéticamente modificadas, con una diversidad de construcciones genéticas, pero los que se han liberado en mayor cantidad son la soya, el maíz y el algodón; estos últimos dos se domesticaron en México.

Por ejemplo, México alberga la diversidad genética del algodón que se cultiva en más del 90 % de la producción del mundo. Liberar algodón genéticamente modificado en el centro de origen y de diversidad del algodón claramente puede tener consecuencias. Para liberar un OGM en el mercado se requiere de un costoso proceso de desarrollo que incluye recursos humanos y financieros, y mucha paciencia, porque están muy regulados para buscar garantizar su seguridad.

México posee las gallinas de los huevos de oro pues en su territorio crecen los parientes silvestres de cultivos domesticados como los maíces nativos, los chiles, los frijoles y las calabazas.

¿Te refieres a la agrobiodiversidad?

Sí, exactamente, la agrobiodiversidad es la diversidad de especies que conforman los agroecosistemas de una región, de un país. México es centro de origen y de diversidad de especies de gran importancia para la agricultura y la alimentación. Este país no solo posee una rica agrobiodiversidad, cuenta con las gallinas de los huevos de oro pues en su territorio están los parientes silvestres de los cultivos domesticados, por ejemplo, de cultivos originarios como los maíces nativos, los chiles, los frijoles y las calabazas. Esta diversidad genética es patrimonio biológico, social, económico y cultural de México y para el mundo.

¿Existe algún secreto para mantener esa honrosa posición mundial?

Sí. La sociedad no lo valora, pero los motores de esa agrobiodiversidad que sigue evolucionando son los pequeños productores que practican la agricultura tradicional, capaces de generar nuevas variantes de esos cultivos gracias a que experimentan y a que promueven que las plantas se adapten a diferentes condiciones agroclimáticas cambiantes. Los agricultores desempeñan un papel importante en este proceso evolutivo que brinda diversidad genética. No hay tecnología capaz de emular el potencial de la diversidad genética para resolver los retos agrícolas y de alimentación que enfrentamos.

¿Cuál es tu reto en la CONABIO?

Muchos de quienes trabajamos ahí intentamos mantener los procesos ligados a los cultivos nativos de México; a través de nuestro trabajo de investigación pretendemos conocerlos mejor, conservarlos y brindar elementos para aumentar su productividad.

Para la investigadora chilena, con esposo e hija mexicanos, este país es una fuente de riqueza cultural, social y gastronómica, mientras que la UNAM es una institución de gran prestigio a nivel mundial, con la capacidad de formar a los mejores.

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