20 de abril de 2024 20 / 04 / 2024

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Pijamada en día de guardia

Michelle Pérez Hernández

Shutterstock

Para los estudiantes de medicina no hay peor momento de incertidumbre que entrar al internado, un año lleno de novedades y aprendizaje. El primer día te presentas con bata nueva porque ¡claro! quieres impresionarlos. Te dan la bienvenida y un recorrido por el hospital; es el único momento de ese año que podrás sentirte “el nuevo”. Los “viejos” internos te esperan para entregarte el cargo, los pendientes y, como diría mi abuela, se les queman las habas por hacerlo.

Antes de la guardia preparas dos mochilas como si te fueras de viaje; llevas lo indispensable para sobrevivir un día que para ti será de 36 horas. El día de guardia te mentalizas para no dormir, no comer durante el día y alimentarte mucho durante la noche. Conoces a tus compañeros y te preguntas mil cosas: ¿nos llevaremos bien?, ¿nos aguantaremos un año? Cada tercer día es como una pijamada, pero en vez de contar chistes o ver películas, ves recetas médicas, haces notas, tramitas ingresos, tienes consultas, atiendes urgencias.

Algunas veces en ese periodo te preguntarás por qué estudiaste medicina, pero al final sabrás que estás ahí para ayudar a los pacientes que te necesitan y que depositaron su confianza en ti para que los curaras. Una vez que haya finalizado el internado sonreirás ante tu bata blanca y lo gratificante que es escuchar “gracias doctor”.

Michelle Pérez Hernández
Pasante, Licenciatura Médico cirujano
Universidad Cristóbal Colón, Veracruz

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