Aquí estamos 40

El señor de los rarillos

No sé si todos estén de acuerdo, pero siento que las ciencias y la cultura en general son tratadas de una manera algo denigrante. Por ejemplo, en la escuela, al muchacho o al joven que se esfuerza o logra obtener buenas calificaciones, generalmente lo llenan de apodos como el de nerd (apodo que en primera está de “colado”, eso no existe aquí, ¡hablamos español, por favor!), “matado”, “raro” y un largo etcétera. Y lo peor, que luego se le empieza a relacionar con estereotipos haciéndole la vida de cuadritos. La sociedad selecciona como modelo a la gente que cree más “interesante”, por así decirlo, pero que no lo es: el que juega en el equipo de futbol, el que tiene coche o cosas de alto valor económico, o al más presuntuoso, en lugar de tomar como modelo a la gente con más sentido común, que sí tiene algo de qué hablar, con quien sí se puede tener una plática de más de cinco minutos. A lo que quiero llegar es que siempre se va dejando de lado lo más importante, ¿cómo puede formarse una sociedad pensante si siempre se le hace caso a lo más banal? Si la televisión dice esto, todos dicen que sí, si este político hizo esto mal, todos se le van en contra, porque la televisión lo dijo. Pero no se reflexiona, ni se es crítico. La gente no lee, no analiza, porque no se fomenta la cultura. Es el problema de una sociedad capitalista como la nuestra. No hay que permitir que se siga desprestigiando a la cultura de esta manera y que se manejen estereotipos. ¿Cómo es posible que algún mexicano que desarrolló una técnica o algún aparato sea más apreciado en otros países y aquí nadie le haga caso? Realmente el país necesita un gran cambio. Luego, se le da promoción a la pseudociencia, como la magia y la astrología. Pero el cambio empieza por uno mismo, así que hay que aprender a distinguir entre lo que nos beneficia y lo que nos perjudica como personas y como sociedad.

Sergio Arturo Dávalos Vázquez
Colegio Claparede, 2° de preparatoria.
México D.F.