20 de abril de 2024 20 / 04 / 2024

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Educar para conservar

México es uno de los países de mayor biodiversidad, no sólo en fl ora y fauna, sino también a nivel cultural, aspecto que nos identifi ca y enriquece pero que también hace que muchas veces se empleen términos erróneos y se creen mitos que perjudican a la naturaleza. Ese es el caso de la lagartija (Barisia imbricata), cuyo nombre popular varía dependiendo de la región en la que se encuentre, y que donde yo vivo se llama comúnmente “escorpión dragoncito salta patrás”.

En mi labor como voluntario en el Zoológico del Altiplano, ubicado en el Estado de Tlaxcala, me invitaron a dar una plática dirigida a los visitantes acerca de los reptiles de la región. Comencé por explicar las generalidades de los reptiles, después seguí con la parte de mitos y realidades y les mostré un ejemplar vivo de este maltratado y mal nombrado escorpión, colocándolo sobre mis manos. Al principio, muy asustados, me preguntaron acerca de la supuesta toxicidad de su veneno, pero con la charla y la aclaración de que es un animal inofensivo, varios niños se levantaron a acariciarlo e incluso algunos lo besaron.

Plasmo aquí esta experiencia porque es un buen ejemplo de la importancia de conocer la biología de una especie para desechar los mitos que en algunos casos han orillado a ciertas especies locales a la extinción.

Estoy seguro de que quienes escucharon mi plática y me vieron interactuar con esta lagartija, si llegan a toparse con algún ejemplar de su especie ya no lo atacarán ni le tendrán miedo. Defi nitivamente sin educación no puede haber conservación.

Miguel Iglesias Gutiérrez
Departamento de Agrobiología
Universidad Autónoma de Tlaxcala
Apizaco, Tlaxcala

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