29 de marzo de 2024 29 / 03 / 2024

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Estrella Burgos

El año 1993 debe haber sido lamentable para los físicos de partículas, quienes estudian los componentes fundamentales de la materia: en ese año se canceló un proyecto largamente anhelado, el de la construcción del Supercolisionador Superconductor, en Texas, Estados Unidos. Los experimentos que se planeaba realizar con este formidable instrumento tenían como objetivo desentrañar los misterios más íntimos de la materia, poniendo a prueba diversas predicciones de la teoría más completa de la física: el llamado Modelo Estándar. Quince años después, esos mismos físicos y otros más jóvenes tienen motivos para celebrar: en junio empezará a operar el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) en un túnel de 27 km de circunferencia, a decenas de metros de profundidad bajo la frontera entre Francia y Suiza. Esta vez no hay vuelta atrás, si acaso las cosas son aún más interesantes hoy que en 1993; en el tiempo transcurrido desde el fallido Supercolisionador ha habido avances en la física de partículas y también han aumentado los enigmas a resolver. En el artículo de portada Verónica Guerrero da cuenta de las características del LHC; los experimentos que ahí tendrán lugar y también algo de particular importancia para nosotros: la participación de varios centros de investigación mexicanos en el diseño y construcción de dispositivos para el LHC, entre ellos dos institutos de la UNAM. Esperemos que en un futuro cercano podamos informar aquí de los hallazgos del LHC; por lo pronto, disfrutemos esta oportunidad de ser testigos del inicio de un capítulo de la historia de la ciencia que seguramente ha de depararnos grandes sorpresas.

María Emilia Beyer nos cuenta cómo fue que un mechón de cabellos de Beethoven resistió el paso del tiempo y llegó hasta los laboratorios para ser analizado. El resultado es que ahora se sabe con certeza lo que aquejó al gran músico en los últimos años de vida, algo que además podría explicar su legendario temperamento.

No todas las pasarelas corresponden al mundo de la moda, también las hay en la ciencia. Vívette García Deister nos presenta a unas supermodelos muy peculiares, que no sólo son dignas de admiración, también de agradecimiento por lo mucho que han aportado al conocimiento de nosotros mismos.

El asombroso talento para las matemáticas de una mujer tuvo que enfrentarse a prejuicios y atavismos para florecer; en la sección “Así fue” Gabriela Frías nos cuenta los afanes y triunfos de Emmy Noether, a quien Albert Einstein describiera como “la matemática más grande de todos los tiempos”.

Completa esta edición un artículo de Fabián Carvallo Vargas sobre los bancos de semillas. Él abunda en uno que pareciera sacado de una novela de ciencia ficción, el del archipiélago Svalbard, que pertenece a Noruega y se halla cerca del polo norte.  

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