20 de abril de 2024 20 / 04 / 2024

De entrada 30

Estrella Burgos

Al buscar en Internet información sobre el mal de las vacas locas, como se conoce popularmente a la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB), entre las primeras cosas que aparecen está una página que ofrece un sencillo método para saber si una vaca ha perdido o no la razón: si muge, no hay problema, si ríe como Jim Carrey en la mayoría de sus películas… no te la comas. Es saludable encontrar algo de humor en toda esta historia, aunque es muy poco para aligerar el peso de la ola de rumores, verdades a medias y afirmaciones descabelladas. Resulta muy difícil orientarse en ese mar de noticias contradictorias que tienen el efecto de hacernos sentir vulnerables, amenazados. ¿Qué hay de cierto en lo que se dice? ¿Estamos en riesgo? El artículo de portada responde a éstas y muchas otras interrogantes sobre la EEB, en un relato que inicia hace casi tres décadas en el consultorio de un joven médico que habría de obtener un Premio Nobel, y nos lleva paso a paso por los acontecimientos que propiciaron la aparición de la epidemia en bovinos, cómo ésta se ha enfrentado y dónde hay que colocar las responsabilidades.

De afirmaciones descabelladas trata también otro texto de la presente edición: ¿Fraude en la Luna?, el cual nos recuerda que nuestra mejor defensa ante la desinformación es “conducir nuestros razonamientos con rigor, sin dejarnos llevar por gustos y prejuicios, sopesando todos los argumentos que se nos ofrecen”. Por su parte, Una anécdota paleontológica narra el episodio de un mastodonte que sólo existió en la nota de un diario, a principios del siglo XX… Sin duda los caminos del rumor son y han sido muy anchos, o, como señala el autor del artículo sobre las vacas locas, en todas partes (y épocas) se cuecen habas.

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