De entrada 65

Estrella Burgos

William Herschel (1738-1822) construyó en Inglaterra los mejores y más grandes telescopios de su tiempo, y utilizándolos en sus observaciones inició el estudio astronómico de los objetos que están más allá de nuestro Sistema Solar. Su historia es un ejemplo de cómo el desarrollo de instrumentos para la investigación abre nuevos caminos, a menudo insospechados, al conocimiento. La herencia de Herschel está presente en los telescopios modernos, aparatos enormes que pueden detectar la luz proveniente de objetos lejanísimos, casi en los confines del Universo. El más reciente de estos gigantes entrará en operación en 2005. Se construye en la isla de la Palma, Canarias, en el observatorio Roque de los Muchachos, y será uno de los telescopios más grandes del mundo. La mejor noticia para nosotros es que México participa activamente en este proyecto. En qué consiste esa participación y cuáles son los beneficios que traerá a la investigación astronómíca del país es lo que narra Verónica Guerrero en el artículo de portada.

Por su parte, José de la Herrán se ocupa esta vez de la sección áurea o divina proporción, una razón matemática que “brinda alegría al espíritu y agrado a la vista”. Para hablarnos de ella José se remonta a la antigua Grecia, a los pitagóricos y explica por qué decidieron mantener ciertos hallazgos en el más absoluto secreto.

Otro recorrido al pasado es el que hace Consuelo Cuevas en su texto “De los códices al laboratorio”, para darnos a conocer la historia de la biología en México y el papel que en ella tuvo Alfonso Herrera, un naturalista de asombrosa perseverancia y gran visión que fue víctima de no pocas injusticias.

Completa esta edición un regalo a la vista: las fotografías de Eduardo de la Vega de las aves marinas conocidas como bobos. Además, Claudia Ramírez nos cuenta cómo viven estas aves y por qué su comportamiento es de gran interés para los etólogos.