De entrada 68

Estrella Burgos

Es posible que en unos cuantos años nosotros seamos testigos de uno de los más grandes hallazgos de la física. Los instrumentos para lograrlo pronto entrarán en operación en Japón, Italia, Alemania y los Estados Unidos. Se trata de gigantescas estructuras con túneles de varios kilómetros de largo; dentro de los túneles hay tubos al vacío en cuyos extremos se han colocado espejos donde continuamente rebotará la luz de rayos láser. Por extraño que parezca, estos instrumentos son observatorios astronómicos, diseñados para detectar señales provenientes del espacio. Su misión y la historia detrás de ella —que se remonta a Aristóteles, pasa por físicos de la talla de Galileo, Newton y Einstein, y da cuenta de un anhelo científico que ha persistido por más de un siglo— es lo que nos relata en el artículo de portada Miguel Alcubierre.

Otro texto que se relaciona con el espacio es el que nos entrega Fernando Salinas Amescua, en la sección “Así fue”. Éste se ocupa de un verdadero clásico de los meteoritos, el Toluca, que no puede faltar en las mejores colecciones de estos objetos que albergan centros de investigación y museos. Se calcula que este meteorito cayó hace 60 mil años en lo que después sería el pueblo de Jiquipilco, en el Estado de México. Fue descubierto en el siglo XVIII y durante muchas generaciones proporcionó a los lugareños una materia prima indispensable: hierro.

Mucho más terrenal es el artículo de Constantino Macías, “Plagas exóticas”, que posiblemente hará que veas de una manera distinta a plantas y animales tan comunes como el árbol de eucalipto o los gatos, o que te preguntes con cierta preocupación a cuál especie pertenecía el pescado que te comiste la última vez.

Completa la edición un relato breve de Jorge Wagensberg, también muy terrenal —de hecho sucede en el mismísimo suelo, en una selva—, sobre el peculiar comportamiento de unas hormigas que disparó una serie de hipótesis científicas. Y aunque aquí no lo cuenta, ameritó además el diseño de una sala especial en el Museo de Ciencias La Caixa de Barcelona.

Esperamos que disfrutes tus vacaciones de verano con la lectura de estas historias.