23 de abril de 2024 23 / 04 / 2024

Ojo de mosca 127

Virus

Martín Bonfil Olivera

Un virus no es un ser vivo: es simplemente una partícula formada por una cápsula de proteínas que contiene material genético. No está vivo porque no tiene metabolismo: en su interior no se llevan a cabo reacciones químicas. Un virus por sí mismo no puede reproducirse, ni alimentarse ni llevar a cabo ninguna de las funciones que definen la vida. Y sobre todo, los virus no están formados por células, que como se sabe son la unidad fundamental de los seres vivos.

Y sin embargo, los virus pertenecen, sin duda, al reino de la biología. Son entes biológicos, formados por las mismas moléculas y que participan en muchos de los procesos que realizan todos los seres vivos. Tienen genes, se reproducen y evolucionan.

Pero para manifestar estas propiedades biológicas, los virus necesitan penetrar en una célula viva y adueñarse de sus procesos vitales. Son cápsulas de instrucciones diseñadas por la evolución para penetrar en las células y controlarlas. La célula infectada, obedeciendo la información genética del invasor, lo reproduce, fabricando copias del genoma viral y de las proteínas de su cápsula.

No se sabe cuál es el origen de los virus. Es evidente que, aunque son los ejemplos más simples de sistemas biológicos, no pudieron ser los primeros, pues no pueden reproducirse sin células que infectar. Es posible que hayan surgido como derivados de seres vivos. Lo cierto es que existen virus capaces de infectar a todo tipo de organismos: han convivido con la vida prácticamente desde su aparición.

El reciente brote de influenza que se manifestó en México y se ha extendido por todo el mundo es una muestra de que los virus no son seres extraños, sino compañeros que han estado con la humanidad desde sus inicios. La influenza era ya conocida por los antiguos griegos. De vez en cuando, al surgir nuevas variantes de los virus que la causan, nos da sorpresas desagradables, como ocurrió con la gran epidemia de 1918 en Europa, que ocasionó la muerte de al menos 40 millones de personas.

Los virus están entre nosotros, forman parte de nuestra historia y de nuestras vidas, y continúan evolucionando. Es natural que provoquen epidemias ocasionalmente. Ante esta realidad, es importante estudiarlos, conocerlos y tomar las precauciones necesarias, del mismo modo que las tomamos frente a otros fenómenos naturales como huracanes y terremotos. La ciencia, el conocimiento y la preparación son nuestras mejores armas para garantizar que la próxima

comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx

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