19 de abril de 2024 19 / 04 / 2024

Ojo de mosca 18

Dedos y sexo

Martín Bonfil Olivera

Hace unas semanas apareció en periódicos y revistas una noticia curiosa: un grupo de investigadores reportaba que el largo de los dedos de la mano derecha está relacionado con la preferencia sexual de las personas. En particular, afirmaban que en las mujeres heterosexuales generalmente los dedos índice y anular tienen el mismo largo, mientras que en los hombres heterosexuales el índice tiende a ser más corto. Lo curioso es que en mujeres homosexuales, el índice parecía ser más corto que el anular, “más masculino”. En hombres homosexuales, la diferencia entre ambos dedos era más acusada, pero eso sólo se podía observar cuando se relacionaba con el número de hermanos mayores (otro factor relacionado, según los autores, con la tendencia homosexual). Basta con lo dicho para notar algo raro: todos los datos del estudio suenan bastante increíbles. Lo curioso es que fue publicado en la revista Nature, una de las más prestigiadas publicaciones científicas del mundo, en su número del 30 de marzo.

En lo personal, tengo una teoría: que el artículo de Nature era algo así como una broma del día de los inocentes, cuyo equivalente en los países anglosajones se celebra el 1º de abril con el nombre de april’s fools day. Ya en otras ocasiones la revista ha publicado este tipo de artículos, que han engañado a científicos y periodistas.

La broma de Nature (si es que tengo razón) sirve para reflexionar sobre varios puntos. Primero: lo peligroso, como ya comentábamos en la anterior ocasión, que es caer en simplificaciones respecto a la influencia de factores biológicos en el comportamiento humano. Al tratar de dividir a los sujetos de estudio en homosexuales y heterosexuales, inteligentes y tontos, violentos y pacíficos, ignorando la cantidad infinita de variantes y matices intermedios, quienes realizan este tipo de investigación corren el riesgo de validar actitudes discriminatorias y excluyentes que pueden tener peligrosos efectos sociales.

Segundo: lo fácil que resulta para los medios de comunicación exagerar y distorsionar lo publicado en una revista científica, pues a partir del artículo original varios periódicos llegaron a afirmar, por ejemplo, que podía saberse la orientación sexual de una persona con sólo verle la mano. Y tercero: lo fácil que resulta para una revista como Nature convencer a su público incluso de algo tan poco creíble como la investigación mencionada, asunto que debería ponernos a pensar a todos. Tal vez ésta es la principal lección que los autores del artículo de Nature pretendieron dar a sus lectores.

Comentarios: mbonfil@unam.mx

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