24 de abril de 2024 24 / 04 / 2024

Ojo de mosca 66

Aquellos seres

Martín Bonfil Olivera

A Lynn Margulis y Dorion Sagan

La carrera es larga, casi interminable, pero él parece ir a la delantera. Se desplaza sólo un poco más rápido que sus hermanos, pero quizá eso baste para que haya esperanza de ganar la competencia y llegar primero hasta ella. Ella, que se limita a esperar tranquilamente al ganador, sentada al final del túnel, en medio de su séquito de cortesanas protectoras.

Si lo logra, tendrá que agradecerlo a la potencia de su flagelo, esa larga cola que, latigueando impetuosamente, le permite impulsarse con rapidez. Es sorprendente que un ser formado por una sola célula posea una estructura tan compleja y especializada, capaz de cumplir su función con tal eficiencia.

Aunque, en realidad, aquellos seres no son tan diferentes de otros microorganismos, más antiguos pero también formados por una sola célula, que nadan en los charcos de agua sucia. Además del tamaño, se asemejan en la forma: hay muchos otros que también tienen uno o varios flagelos (hoy llamados, más precisamente, undulipodios).

Lo único que los distingue de sus semejantes de los charcos es la manera en que se multiplican. En vez de simplemente crecer y luego dividirse en dos nuevos seres idénticos, aquellos seres, él y ella, disfrutan los beneficios —y las complicaciones— del sexo: se aparean. De su unión surge una complicadísima estructura repro-ductiva, formada por billones de células trabajando al unísono, cuya única función es a su vez dar origen, luego de años de maduración, a más seres microscópicos como él o como ella. Tal es el único sentido de su vida. Aparearse y producir nuevas células iguales a ellos, que a su vez se aparearán para producir generación tras generación de microorganismos.

Poco les importa (en realidad, no puede importarles, pues no tienen nada parecido a una mente) que las complejas estructuras reproductivas que surgen de su unión se consideren a sí mismas organismos completos. Que tengan órganos y funciones que ellos nunca imaginaron (si pudiesen imaginar algo). Que tengan un cerebro y sean conscientes. Que puedan sentir. Que se hagan llamar humanos.

Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx

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