25 de abril de 2024 25 / 04 / 2024

Ojo de mosca 92

Chismes, chistes y virus

Martín Bonfil Olivera

¿En qué se parece el virus del sida a un chiste?

La pregunta podría parecer de mal gusto si no se explica rápidamente que no se pretende jugar con un tema tan delicado. El sida es una epidemia mundial —pandemia— que afecta a millones de personas y, aunque la terapia para contener sus devastadores efectos ha mejorado muchísimo, sigue siendo incurable y mortal. Por ello, la prevención de futuros contagios y la búsqueda de mejores tratamientos para ayudar a quienes ya están infectados no es algo que pueda tomarse a broma.

Una de las razones que hacen que el virus que causa el sida sea tan temible es la gran facilidad con que muta: conforme se reproduce y se contagia de una persona a otra, su información genética sufre constantemente pequeños cambios que se manifiestan en la composición de sus proteínas externas. (Recordemos que el del sida, como todos los virus, consiste esencialmente en una cadena de ácido desoxirribonucleico, ADN, que contiene los genes, rodeada de una capa de proteínas.) Son estas mutaciones continuas en sus genes las que han hecho que hasta ahora sea imposible generar una vacuna contra el virus.

Es aquí donde la analogía entre virus y chistes cobra sentido. Todos hemos tenido la experiencia de escuchar un buen chiste (“estaban un día un mexicano, un brasileño y un alemán…”), y probablemente lo hemos contado a nuestros amigos. Al contarlo, quizá cometemos un error o un olvido (en vez del alemán hablamos de un inglés, por ejemplo), o incluso decidimos cambiar algún detalle para mejorarlo.

Llega a suceder que un chiste que ya conocíamos vuelve a llegar a nosotros más tarde, pero en forma ligeramente diferente… o totalmente cambiado. (Este tipo de fenómenos son cada vez más comunes hoy, gracias a internet.)

Todos hemos oído también algún chisme, y sabemos cómo estos retazos de información suelen ir creciendo y exagerándose conforme viajan de un chismoso a otro.

Lo que está sucediendo en ambos casos es que un fragmento de información, chisme o chiste, está siendo copiado y transmitido a distintos receptores, pero las copias no siempre son exactas: conforme pasa el tiempo van variando, cambiando y diversificándose. A veces mejoran, a veces empeoran.

Pues bien: eso es exactamente lo que ocurre con el virus del sida, sólo que en este caso la información que se está copiando imperfectamente es información genética.

Y es también lo mismo que sucede con todos los demás seres vivos, cuyos genes se copian también constantemente, cada vez que se reproducen, con errores de vez en cuando. A este proceso lo conocemos como evolución.

Comentarios: mbonfil@servidor.unam.mx

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