26 de abril de 2024 26 / 04 / 2024

¿Quién es? 20

Luis Felipe Rodríguez

Concepción Salcedo Meza

Foto: Adrián Bodek

El Universo es hospitalario para la vida

“Soy astrofísico galáctico, mi tarea es estudiar las estrellas de nuestra galaxia”, dice Luis Felipe Rodríguez, quien durante tres décadas ha dirigido sus telescopios a descubrir y dar respuesta a preguntas sobre la formación de las estrellas así como desentrañar la compleja armonía del macrocosmos. “Vivimos momentos de gran intensidad para el campo de la formación de estrellas y planetas”. Esta apreciación surge de las más recientes observaciones de los llamados discos protoplanetarios que rodean a estrellas jóvenes: “Se cree que estos discos se transformarán en planetas en los próximos millones de años”.

Aquel niño de los años cincuenta no se imaginaba que un día sería un astrónomo enamorado de la investigación. Su pasatiempo favorito era mezclar sustancias químicas, “con un espíritu que estaba más cerca de la alquimia que de la química”, dice. En la adolescencia armaba y desarmaba frenéticamente todos los aparatos que caían en sus manos. Esta afición influyó más tarde para que se dedicara a la radioastronomía.

Nos recibe con su acostumbrada amabilidad, en el Instituto de Astronomía de la UNAM —del que fuera director de 1980 a 1986— justo el día de su ingreso a El Colegio Nacional, mérito ganado por su trayectoria científica y por continuar la obra y tradición de la astronomía mexicana en el campo de la formación estelar.

Miembro de una familia yucateca, dedicada al comercio, Luis Felipe fue el segundo de cinco hijos. “Mis padres comprendieron siempre lo que implicaba dedicarme a la investigación y me brindaron su apoyo total”. Asimismo, su maestro de matemáticas en la preparatoria, Jorge Jouvert Villa, fue clave para fortalecer su vocación. “Sus clases de geometría euclidiana eran extraordinarias, la manera como montaba y culminaba la demostración de los teoremas estaba más que en el ámbito de la ciencia, en el del arte”, comenta.

En su natal Mérida se inscribió en la carrera de ingeniería química en la Universidad Autónoma de Yucatán y, en 1967, se trasladó a la capital del país e ingresó a la carrera de física en la Facultad de Ciencias de la UNAM, donde encontró plena satisfacción a sus aspiraciones. Al elaborar su tesis de licenciatura sobre nebulosas planetarias, bajo la asesoría de la notable astrónoma Silvia Torres-Peimbert, asumió el reto de su vida profesional: replantear teorías y métodos observacionales para descubrir la dinámica de las estrellas y su evolución en el contexto de las galaxias. Eso lo condujo a la Universidad de Harvard, Estados Unidos, donde realizó estudios de posgrado. Actualmente ha logrado explicar y crear un nuevo paradigma de la formación estelar, y centrarse en el fenómeno de los objetos Herbig-Haro, descubiertos por el astrónomo mexicano Guillermo Haro y el estadounidense George Herbig. Éstos son producto de chorros de gas provenientes de estrellas recien formadas. “Su descubrimiento fue la ‘piedra roseta’ para comprender la formación estelar como un fenómeno más complejo y rico de lo que se creía”, explica.

Una de las conclusiones fundamentales a las que ha llegado es que con las evidencias encontradas sobre la existencia de los discos protoplanetarios, anillos residuales y planetas, “el Universo parece ser un sitio más hospitalario para la vida de lo que se creía”. Explica que hay programas espaciales que buscan formas de vida microscópica; otros, vida inteligente y planetas similares a la Tierra, por lo que en un plazo razonable podrían surgir algunos datos.

“Pocas cosas como el Universo”, opina el escritor Augusto Monterroso, idea que comparte Luis Felipe. “Uno puede descubrir en un segundo cosas nuevas y otras no tan importantes, pero es un área de la ciencia que produce una profunda satisfacción”, declara entusiasmado. Profesor de la Facultad de Ciencias desde 1979 y de otros centros educativos, Luis Felipe Rodríguez está convencido de que se debe estimular más a los muchachos para que se interesen por la astronomía, ya que en México sólo hay 100 astrónomos y se requieren muchos más.

Quince premios nacionales e internacionales han reconocido su trascendente labor. En 1992 recibió el Premio Universidad Nacional en Ciencias Exactas; en 1996, el Bruno Rossi de la American Astronomical Society y en 1997, el de física de la Third World Academy of Sciences. No obstante, su mejor premio es brindar sus aportaciones a la humanidad para comprender mejor el Universo en que vivimos.

Personalmente

Carácter. Me considero calmado, pero perseverante en las cosas que hago.

Pasión. La investigación científica.

Amistad. Con los amigos comparto ideas y me enriquezco con las diferencias, y sobre todo nos damos apoyo mutuo. Tengo muchos amigos pero ahora los veo poco por el trabajo intenso que siempre tengo.

Jóvenes. Tienen toda mi confianza, son el futuro. Deben tener esperanza, deseos y certidumbre de que a través del trabajo van a lograr un lugar y una vida grata.

 
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