28 de marzo de 2024 28 / 03 / 2024

¿Quién es? 73

Wangari Maathai

Martha Duhne

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Sembrar para la paz

Con el Premio Nobel de la Paz de este año la científi ca y activista Wangari Maathai se convierte en la primera mujer africana en obtener un Nobel. Esta keniana de 64 años ha ganado varios primeros lugares en su vida: estudió una carrera universitaria, logro muy poco común para mujeres africanas que nacieron en zonas rurales, en este caso en el distrito de Nyari, a 120 kilómetros al norte de Nairobi. Se graduó como bióloga en la Universidad Monte Scholastica de Kansas y obtuvo la maestría en la Universidad de Pittsburg. Después regresó a África y en la Universidad de Nairobi se convirtió en la primera mujer en obtener un doctorado en toda África Central y Oriental. Inició su vida profesional como académica; fue investigadora de medicina veterinaria en la Universidad de Nairobi y directora del Departamento de Anatomía Veterinaria de 1976 a 1977. Por esas fechas empezó a colaborar con el Consejo Nacional de Mujeres de Kenia, que más tarde dirigiría. Ahí descubrió que la deforestación y la pobreza son categorías inseparables y decidió poner manos a la obra: en el patio trasero de su casa empezó a plantar árboles y fundó el Movimiento Cinturón Verde, con la visión de que plantar árboles era no sólo una manera de regenerar el medio, también de darle a la gente, en especial a las mujeres, una forma digna de ganarse la vida. En esta región de África los árboles son la principal fuente de combustible. Además, plantando árboles de distintas especies autóctonas se consiguió diversifi car las fuentes de alimento de los habitantes de la zona y las de sus animales, y evitar la erosión del suelo. Y es que la tala, desertifi cación y pérdida de suelo es un gravísimo problema en Kenia y en buena parte de África. De acuerdo con un reporte de las Naciones Unidas de 1989, en todo el continente se plantan nueve árboles por cada 100 que se talan. “Me tomó muchísimos días y noches convencer a la gente que las mujeres podemos mejorar nuestro entorno natural sin contar con grandes recursos ni tecnologías elaboradas” ha dicho Maathai. Veintisiete años después de inicar esta labor, gracias al Movimiento Cinturón Verde, se han plantado más de 30 millones de árboles y se ha cambiado la vida de miles de personas en Kenia. “Las mujeres somos responsables de nuestros hijos, y no podemos sentarnos, perder el tiempo y ver cómo se mueren de hambre” señaló Maathai en una entrevista. Actualmente cerca de 30 000 mujeres trabajan para el Movimiento y reciben adiestramento en silvicultura, procesamiento de alimentos, cultivo de abejas y otras actividades que les generan ingresos. Además reciben algo de dinero por cada árbol que plantan en tierras del estado y que sobrevive un cierto tiempo. El Movimiento ha tenido tan buenos resultados que la idea se exportó, y actualmente programas similares se llevan a cabo en otros países africanos.

En los años 80, Maathai, madre de tres hijos, se divorció. En el proceso legal su marido declaró que ella era “demasiado educada, demasido fuerte, demasiado exitosa y demasiado difícil de controlar”.

Wangari Maathai saltó a las primeras planas de los periódicos de Kenia y del mundo en 1988, cuando el entonces presidente Daniel Arap Moi decidió apoyar el proyecto para construir un edifi cio de lujo en el parque Uhuru, el más importante de la capital (el equivalente keniano del parque de Chapultepec). El proyecto dio inicio con la tala de decenas de árboles y Maathai, educada, fuerte, existosa y difícil de controlar como era y es, se opuso. Fue arrestada y encarcelada, pero Amnistía Internacional envió cartas pidiendo su liberación. Al presidente no le quedó mas remedio que liberarla y parar la obra, aunque este hecho dejó huella: el presidente la consideró desde entonces “subversiva” y mandó que la arrestaran varias veces más. En una ocasión la policía la golpeó hasta dejarla inconsciente. En 1992 Maathai se unió al Movimiento de Madres de Presos Políticos. Actualmente es diputada y ministra adjunta del Ministerio del Medio Ambiente, del gobierno del presidente Mwai Kibaki.

Como señala el comunicado oficial, Wangari Maathai obtuvo el premio Nobel de la Paz 2004 por “su contribución al desarrollo sustentable, la democracia y la paz. La paz en la Tierra depende de nuestra capacidad para conservar nuestro medio y Maathai se encuentra en el frente de la lucha que promueve un desarrollo social, económico, cultural y ecológico sustentable en Kenia y en África. Ella ha elegido un acercamiento holístico al desarrollo sustentable que incluye la democracia, los derechos humanos y los de la mujer. Ella piensa de manera global y actúa localmente.” Maathai lo celebró plantando un árbol.

Además del Nobel

El compromiso y dedicación de Maathai se han visto recompensados con numerosos galardones, como el de Mujeres del Mundo de Women’s Aid, el de la Fundación Ecologista Goldman, el Premio África de Naciones Unidas y el Petra Kelly. También fue incluída en el Salón de la Fama del Programa Ambiental de las Naciones Unidas y nombrada una de las 100 heroínas del mundo.

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