26 de abril de 2024 26 / 04 / 2024

Ráfagas 15

Martha Duhne

José de la Herrán: paladín de la ciencia y la tecnología

Pionero de la radiodifusión y la construcción de telescopios en México e incasable divulgador, el ingeniero José de la Herrán encabeza la lista de “Paladines de la ciencia y la tecnología” mexicanos durante el siglo XX, de acuerdo con una encuesta realizada por el semanario Época.

José de la Herrán nació en el Distrito Federal en 1925. Es ingeniero mecánico electricista por la Universidad Nacional Autónoma de México y cursó las especializaciones en manufacturas de aceros en Alemania, así como en ingeniería en óptica y técnicas de televisión en Estados Unidos.

Entres sus contribuciones a la radiodifusión mexicana destacan la construcción, junto con su padre, de las plantas transmisoras de la XEW en Tlalpan; el diseño de transmisores de radio de alta potencia; así como la instalación del primer transmisor de radio de frecuencia modulada en el país y los transmisores del Canal 2 de televisión y dos más del interior de la República.

Como jefe de Ingeniería del Instituto de Astronomía de la UNAM, diseñó y fabricó telescopios, entre ellos el primer telescopio Makasutov del país y el del observatorio de San Pedro Mártir, en Baja California. Sus aportaciones a la ciencia que estudia el movimiento de los astros se han extendido más allá de la instrumentación, para abarcar la descripción puntual de los fenómenos astronómicos de nuestro tiempo, así como el fomento de la astronomía para aficionados.

Más aún, es pionero en la fabricación de aceros especiales y ha desarrollado tecnologías como el robot Pascal y diversos instrumentos de investigación. Y precisamente su pasión por la tecnología lo ha llevado a conformar una vasta colección de aparatos de todo tipo, muchos de los cuales ha donado al Museo de Ciencias Universum y el resto no duda en mostrarlos en diferentes foros cuando se requiere.

En paralelo a estas valiosas contribuciones al desarrollo de la ciencia y la tecnología de nuestro país, ha realizado un invaluable trabajo como divulgador en publicaciones como Información Científica y Tecnológica y Ciencia y Desarrollo del Conacyt. Asimismo, editó el libro La astronomía en México. En este ámbito fue fundador y presidente de la Sociedad Mexicana de la Divulgación de la Ciencia y de la Técnica. También se desempeñó como diputado federal en la LV Legislatura, donde encabezó la Comisión de Cultura, y en 1983 obtuvo el Premio Nacional de Ciencias.

Actualmente es asesor en la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM y del programa de televisión Tecnología 2000. Por el reciente reconocimiento y sus aportaciones, ¿Cómo ves? se enorgullece de contar al ingeniero José de la Herrán entre sus consejeros editoriales y colaboradores más entusiastas. ¡Enhorabuena!

Nuevas pistas contra el VIH

Expertos del Instituto Whitehead para la Investigación Biomédica de Estados Unidos, encabezados por Peter S. Kim, descubrieron una nueva clase de compuestos que atacan al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida. De acuerdo con la revista Scientific American (diciembre, 1999), estos científicos estudiaron una de las capas de proteína que cubren al virus, llamada gp41, la cual contiene un receptor que si se bloquea impide que el VIH penetre en las células del sistema inmunológico.

Diversos péptidos (es decir, proteínas de bajo peso molecular) pueden servir como bloqueadores y, lo que es mejor, pueden ser consumidos en forma oral. Otro bloqueador, que recibe el nombre de T-20 y es inyectable, se encuentra actualmente en pruebas clínicas. A diferencia de los tratamientos conocidos, un fármaco que se desarrollara a partir de los trabajos de Kim y sus colegas podría inutilizar al VIH antes de que se iniciara la infección.

Virus contra parásitos

Por cada mil recién nacidos en territorio mexicano, entre 0.5 y 6.5 padecen toxoplasmosis, una enfermedad que pueden tener aves y mamíferos, particularmente los gatos. En el ser humano, la toxoplasmosis es clínicamente asintomática en la mayoría de los casos. Sin embargo, en las mujeres embarazadas puede provocar aborto, malformación del feto y retraso mental, y en pacientes inmunodeficientes con sida (entre 5 y 30%), encefalitis, neumonía e infección generalizada que pueden llegar a ser fatales. Su incidencia en México es alta en las costas de Colima, Nayarit, Tabasco y Veracruz, estados donde se ha registrado un elevado índice de infección en la etapa fertil de la mujer.

Hasta el momento no se cuenta con un remedio preventivo o curativo contra esta enfermedad causada por el protozoario Toxoplasma gondii. No obstante, en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, los doctores Ricardo Rosales y Pascal Herión Scohy desarrollan una vacuna basada en el virus de la vaccinia (utilizado para elaborar la vacuna que erradicó la viruela del planeta), al cual se le introduce un gen del parásito toxoplasma.

Cuando este nuevo virus se inyecta en animales, produce una gran cantidad de proteína del Toxoplasma gondii, que al ser reconocida por el sistema inmune genera anticuerpos y células contra dicho protozoario. Se espera que las personas vacunadas con el virus de la vaccinia, adicionado con el gen de Toxoplasma gondii, generarán defensas capaces de destruir o inactivar el parásito causante de la toxoplasmosis.

La vacuna está en proceso de purificación, para después probarla en ratones; si el procedimiento tiene éxito, se llevarán a cabo pruebas clínicas con seres humanos.

Al rescate del Archivo General de la Nación

Depositario de gran parte del patrimonio documental de México, el Archivo General de la Nación (AGN) se enfrenta a varios enemigos. Y no sólo nos referimos a saqueadores y mutiladores del material en custodia, lo cual de alguna manera ha sido controlado. Se trata, principalmente, de factores inherentes a su actual sede, el antiguo Palacio de Lecumberri, y la ubicación de la misma en la capital de la República. Tales adversarios son una temperatura inadecuada, humedad, microorganismos y fauna nociva, así como contaminantes químicos del aire. Y es que para la preservación de un documento en estado óptimo es indispensable que la humedad y la temperatura sean bajas, así como un ambiente libre de contaminación. Más aún, en la medida en que las fluctuaciones de los dos primeros factores se reducen, los archivos se conservan mejor.

Lo anterior forma parte de los resultados del Proyecto de Investigación de la Facultad de Química en el AGN, encabezado por el doctor Helio Flores. De acuerdo con este estudio, las siete galerías del ex Palacio de Lecumberri presentan oscilaciones de temperatura y humedad, incluso dentro de una misma galería. Además, con el apoyo del Departamento de Micología del Hospital General, ha podido determinarse el grado de infestación del Archivo, en donde se encontraron y clasificaron una gran variedad de microorganismos, algunos de los cuales destruyen la celulosa (materia prima del papel) y cuya proliferación es propiciada por las altas temperaturas y humedad.

La investigación también estableció que el ambiente del Distrito Federal es nocivo para los documentos, debido a la presencia de contaminantes químicos y biológicos, ácidos y ozono. A partir de tales resultados, los investigadores de la Facultad de Química llegaron a la conclusión de que el AGN debe ser reubicado no sólo de edificio sino de entidad. El sitio ideal sería San Pedro Mártir, en Baja California, donde las temperaturas y humedad son naturalmente bajas. Sin embargo, en términos de acceso e infraestructura no resulta el lugar idóneo. Por ello se han sugerido otras opciones, entre ellas la ciudad de Pachuca, Hidalgo, que hasta ahora es la más viable.

¿Dónde quedó 1999?

Con tanta algarabía de fin de año, siglo y milenio —aunque ya sabemos que las fechas no coinciden exactamente, (¿Cómo ves?, Año 1, No. 6)—, que motivó innumerables recuentos de los logros tecnocientíficos a lo largo del siglo XX, muy poco se dijo de las aportaciones de la ciencia y la tecnología durante 1999. Aunque tarde, vale la pena recordar algunas hazañas de la investigación durante el año pasado, según lo ha destacado la revista Time (20 de diciembre de 1999):

Trabajando conjuntamente, científicos ingleses, estadounidenses y japoneses lograron descifrar la secuencia completa de proteínas en el ácido desoxirribonucleico contenido en el cromosoma humano número 22, lo cual abre la puerta a una comprensión mayor, y eventual tratamiento, de las enfermedades genéticas que se transmiten en forma hereditaria.

• La Agencia Aeroespacial de Estados Unidos (NASA) lanzó la sonda Stardust o “polvo de estrellas” para estudiar al cometa Wild-2, con el que se encontrará en el año 2004. Esto es importante porque la mayoría de los científicos considera que sustancias fundamentales para la aparición de la vida sobre la Tierra, llegaron a nuestro planeta a través de los cometas.

• Investigadores de las universidades de Princeton y Washington, así como del Instituto de Tecnología de Massachusetts, lograron modificar el genoma de un ratón de laboratorio para aumentar sus habilidades en el aprendizaje al igual que su capacidad de memoria. Tal vez algún día esto sirva para incrementar el nivel de inteligencia en seres humanos.

Los libros de ciencia más importantes del siglo

La revista American Scientist, en su edición de noviembre-diciembre de 1999, publicó la lista de los 100 libros de ciencia más influyentes del siglo XX. Por falta de espacio no los incluimos todos aquí, pero ofrecemos a nuestros lectores una selección de 10 títulos de divulgación que, a nuestro juicio, no deben faltar en ninguna biblioteca:

Dr. Arrowsmith de Sinclair Lewis (1925) • Cazadores de microbios de Paul de Kruif (1926)
Historia social de la ciencia de John D. Bernal (1954)
Las puertas de la percepción de Aldous Huxley (1954)
Las dos culturas de C.P. Snow (1959)
La doble hélice de James Watson (1968)
Las vidas de una célula de Lewis Thomas (1974)
Elegidos para la gloria de Tom Wolfe (1979)
Breve historia del tiempo de Stephen Hawking (1988)
Un punto azul pálido de Carl Sagan (1994)

El planeta del milenio

Científicos ingleses y estadounidenses anunciaron el 15 de diciembre de 1999 que habían hecho el primer avistamiento de un nuevo planeta más allá de nuestro Sistema Solar. Equipados con un programa de computadora, especialmente diseñado para propósitos de investigación astronómica, y un enorme telescopio emplazado en la isla de La Palma, en el archipiélago de Las Canarias, estos investigadores descubrieron una señal luminosa de lo que ya se ha dado en llamar “el planeta del milenio”. “La señal es muy débil, pero nos indica que proviene de un planeta que tiene dos veces el diámetro y ocho veces la masa de Júpiter: un verdadero monstruo”, explica el doctor Andrew Collier Cameron, de la Universidad St. Andrews de Escocia. En los últimos cuatro años ha sido reportada la existencia de 28 nuevos planetas, pero Cameron y sus colaboradores son los primeros en observar la luz proveniente de uno de ellos. La estrella madre de este planeta, llamada Tau Bootis, puede apreciarse a simple vista, pero el planeta nunca había sido observado directamente. Tau Bootis se encuentra a 55 millones de años luz de la Tierra.

Los astrónomos saben de la existencia de otros planetas gracias a la influencia gravitacional que éstos ejercen en las estrellas que orbitan, la cual produce en ellas un “balanceo” que altera perceptiblemente su emisión de radiación. Hasta ahora, los científicos no habían podido confirmar la existencia de nuevos planetas en forma directa. “Esta es la primera que vez que podemos detectar la luz que proviene del planeta mismo”, apunta el profesor Keith Horne, partícipe de este proyecto, “ahora será factible comenzar a estudiar las atmósferas de estos planetas y aprender qué tipos de moléculas están presentes”. Los resultados de este trabajo, que aparecieron en la revista Nature, ofrecen a los astrónomos información acerca del tamaño y constitución del planeta y sí puede o no ser un medio adecuado para la vida. “Este es uno de las pasos más grandes que se han dado en la búsqueda de la existencia de vida en planetas que orbitan alrededor de otras estrellas”, agrega Horne. Los astrónomos pudieron establecer, además de la masa del nuevo planeta, que su temperatura atmosférica alcanza los 2 000˚C. “Lo próximo que haremos será tratar de determinar la composición de su atmósfera y qué clase de gases de invernadero o nubes están presentes”, concluyó Horne.

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