26 de abril de 2024 26 / 04 / 2024

Ráfagas 40

Martha Duhne

Cuarenta Casas, monumento arqueológico

Investigaciones en arqueología demuestran que existe una clara diferencia entre el desarrollo cultural de lo que fue el centro y el sur de México, lo que se denomina Mesoamérica, y la región del norte, Aridoamérica. La gran mayoría de los sitios arqueológicos con los que cuenta nuestro país son de origen mesoamericano. Pero en el mes de enero de este año se declaró zona de protección patrimonial en materia de arqueología el sitio conocido como Cuarenta Casas, de la cultura Paquimé, ubicado a 336 kilómetros al noroeste de la ciudad de Chihuahua. Los restos arqueológicos más antiguos de esta cultura son de aproximadamente seis mil años a.C., aunque seguramente los primeros pobladores llegaron mucho antes. Éstos tuvieron que adaptarse a condiciones muy extremosas: drásticos cambios de clima, escasez de agua y terrenos montañosos. En un principio fueron pueblos nómadas que vivían de la caza y la recolección, pero a medida que fueron aprendiendo a cultivar, se establecieron en pequeñas aldeas. Sembraron maíz, frijol, calabaza y algodón, y llegaron a desarrollar técnicas agrícolas muy complejas, adaptadas al terreno accidentado en que vivían. Hacia el año 700 d.C. ya existían grandes asentamientos humanos, con edificios de hasta cinco niveles. La ocupación de Cuarenta Casas fue más tardía, probablemente durante el apogeo de la cultura Paquimé, del 1205 al 1260 d.C. Este sitio, igual que los de Cueva Grande y el Conjunto Mogollón (ambos localizados en las faldas de la Sierra Madre, en el estado de Chihuahua), fue construido en el interior de grandes cuevas situadas en enormes acantilados, y se utilizaba como punto intermedio de rutas de comercio que comunicaban con las costas del Pacífico y con el Golfo de California. Hacia el 1340, los habitantes de las cuevas del área de Cuarenta Casas abandonaron el sitio buscando establecerse en lugares de más fácil acceso.

Cuarenta Casas destaca por el buen estado de conservación de los muros, hechos de lodo amasado, puertas en forma de T, estufas de barro, fogones y graneros, así como por las pinturas de cabezas de aves realizadas en los muros. La protección de este sitio arqueológico seguramente contribuirá a que entendamos mejor la importancia y el grado de avance al que llegaron las culturas de Aridoamérica.

Y tú, ¿fumas o eres fresa?

Todos vemos a diario, en distintos medios de comunicación, anuncios de hombres o mujeres con atractivas sonrisas y cuerpos perfectos, vestidos de vaquero sobre un hermoso caballo o practicando algún deporte extremo y fumando extasiados. ¡Como si el cigarro se combinara con la vida sana o con la belleza! La realidad está bastante alejada de estas imágenes absurdas: el tabaquismo es un importante problema de salud pública, y de acuerdo a un artículo publicado en la Revista Mexicana de Cardiología, por Lidia Betancourt y José Navarro Robles, del Hospital de Cardiología, en México las muertes relacionadas con el tabaquismo sobrepasan el conjunto de las causadas por las drogas ílicitas, el alcohol, el Sida, los incendios, los suicidos, los homicidios y los accidentes. Hace tiempo que investigadores de distintas especialidades estudian las causas y consecuencias del tabaquismo, que está catalogado desde 1980 como un tipo de farmacodependencia. Según la Organización Mundial de la Salud, en México mueren al día cerca de 122 enfermos por problemas relacionados directamente con el tabaquismo, lo que equivale a 44 000 al año.

De la Encuesta Nacional de Adicciones, realizada en el año de 1998 por la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud, se desprende que el 32% de los fumadores son menores de 24 años y el 72% de los que fuman empezaron a hacerlo antes de cumplir los 18. Los especialistas aseguran que si una persona no fuma a los 18 años, difícilmente adquirirá el hábito después.

Afortunadamente para los países desarrollados, el consumo de tabaco en esos países está disminuyendo, y cada año cerca del 0.5% de los fumadores dejan el cigarro. Como es lógico, conforme el consumo en estos países disminuye, las industrias tabacaleras mundiales buscan nuevos mercados de potenciales fumadores en los países en vías de desarrollo, donde invierten fuertes cantidades de dinero para pagar carísimas campañas publicitarias. Que el tabaco hace daño lo sabemos todos, pero no todos hemos podido dejar el hábito: se calcula que el 77% de los fumadores quieren dejarlo y han tratado de hacerlo por lo menos una vez, pero de cada 100 fumadores sólo 2 lo lograrán cada año sin ayuda y uno de éstos tendrá un incremento de 15 a 20 años en su esperanza de vida. Si fumas y quieres dejar de hacerlo, acude a alguno de los sitios que existen en varios centros de salud en distintas ciudades del país. En la Ciudad de México, puedes ir a la Clínica contra el Tabaquismo de la Facultad de Medicina de la UNAM, ubicada en el 5º piso del Edificio de Investigación. Informes al 56 23 21 02.

Extremistas de la Tierra podrían vivir en Marte

Un grupo de científicos encontró organismos microscópicos llamados metanógenos (que obtienen su energía del hidrógeno y producen metano) viviendo en aguas hidrotermales, es decir, que circulan bajo la superficie de la Tierra (en este caso a más de 200 metros de profundidad), a temperaturas que oscilan entre los 50 y los 500º C. El hallazgo se realizó en unas montañas de Idaho, en los Estados Unidos. Los investigadores han señalado que las condiciones químicas del medio donde se encontraron estos diminutos habitantes son muy parecidas a las que existen tanto en Marte como en Europa (la luna de Júpiter, no el continente) y por lo tanto, abren las posibilidades de que por aquellos lares también haya vida. Si existe vida extraterrestre en algún rincón de nuestro Sistema Solar, seguramente se va a tratar no de seres verdes con antenas, sino de organismos con metabolismos muy sencillos y que necesiten sólo hidrógeno y bióxido de carbono para subsistir. Francis Chapelle, del U.S. Geological Survey de Carolina del Sur y coautor del artículo de la revista Nature, donde se dio a conocer el descubrimiento el pasado mes de enero, señala que ambas sustancias son muy comunes en el Universo.

Los metanógenos fueron descubiertos en los años setenta y pertenecen a un grupo de organismos conocidos como Archeae que se parecen mucho a las bacterias, pero genéticamente son muy distintos. Las bacterias viven donde hay materia orgánica y las condiciones para llevar a cabo la fotosíntesis, es decir, luz solar y oxígeno. En contraste, los metanógenos habitan en medios muy extremosos, como aguas hidrotermales, depósitos de petróleo, o el tracto digestivo de varios animales. Son anaerobios estrictos, lo que significa que no pueden vivir en presencia de oxígeno, por lo que se piensa que deben ser muy similares a los primeros organismos que habitaron nuestra Tierra, cuando la atmósfera aún no tenía oxígeno.

Los investigadores, buscando sitios dónde pudieran habitar estos organismos, llegaron a Lidy Hot Springs, un lugar donde circulan aguas termales entre rocas ígneas a grandes profundidades, y extrajeron muestras en las que encontraron comunidades que consistían en más del 95% de metanógenos. Hay evidencias que hacen suponer a los investigadores que tanto en Europa como en Marte existe, o existió alguna vez, agua subterránea y seguramente también hidrógeno y bióxido de carbono. La NASA tiene un proyecto que culminará en el 2007 en el que con robots se van a extraer muestras de distintas profundidades de la superficie marciana. Habrá que esperar hasta entonces para ver si ahí existe vida extraterrestre.

Pequeña bomba contra un gran mal

En 1817 el médico inglés James Parkinson realizó la primera descripción detallada del mal que hoy lleva su nombre; 185 años después la enfermedad sigue siendo en buena medida un misterio. Aún desconocemos exactamente qué la produce (aunque parece ser una combinación de factores genéticos y ambientales) y cómo podemos curarla. Y esto a pesar de que es alto el número de personas que la padecen: 1.5 millones en los Estados Unidos y de 60 a 70 mil en México. Por ello es una buena noticia la reciente aprobación por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), de los Estados Unidos, del uso de un dispositivo llamado Active Parkinson’s Control System (Sistema de control de Parkinson activo). Éste ha demostrado ser un auxiliar importante en el control de algunos de los síntomas avanzados del mal de Parkinson, que incluyen temblores, inestabilidad y rigidez en las extremidades, lentitud y dificultad para realizar movimientos y en algunas personas, deterioro en las capacidades intelectuales. El sistema Active es fabricado por la compañía estadounidense Medtronic. Consiste en unos electrodos que se colocan en ciertas regiones específicas del cerebro y están conectados a un generador de impulsos eléctricos implantado en el abdomen o en el pecho. Los niveles de estimulación se pueden ajustar de acuerdo a las necesidades individuales.

La FDA aprobó el uso de este dispositivo con base en una recomendación de su Comité de Asesores Médicos y en una serie de estudios que realizó Medtronic, durante casi un año, a 160 pacientes que presentaban un grado avanzado de la enfermedad. A 134 de ellos se les colocó el dispositivo y se evaluaron varios de los síntomas del Parkinson, con y sin los medicamentos que regularmente se utilizan para tratar el mal. Las capacidades motrices mejoraron notablemente en cerca de la mitad de los pacientes que continuaron con su medicación y en aproximadamente el 90% de los que la suspendieron. Los médicos que participaron en el estudio consideran que la mayoría de los pacientes que han recibido esta técnica, llamada neuromodulación, han mejorado enormemente. Sin embargo, casi todos los pacientes experimentaron uno o más eventos adversos durante el lapso del estudio: el 7.5% sufrió hemorragias cerebrales y el 11% tuvo infecciones resultantes de los implantes; pero sólo el 6% de todas las reacciones negativas relacionadas con el implante y funcionamiento del dispositivo fueron consideradas graves, como el que empeoraran los síntomas de la enfermedad. Otra buena noticia es que en nuestro país podremos tener acceso a este dispositivo en poco tiempo. En enero de este año se inaguró, en el Hospital General de México, el Centro de Excelencia en Neurocirugía, que tiene como objetivos tanto impartir cursos de capacitación, maestrías y doctorados en neuromodulación, como tener la capacidad de aplicar esta técnica a un número creciente de pacientes. Los recursos para la creación, equipamiento y proyectos de infraestructura e investigación de este Centro fueron aportados por la administración del propio hospital, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) y los laboratorios Maypo y Medtronic.

Los orígenes del comportamiento humano moderno

Recientemente un grupo de arqueólogos encontró dos piedras pequeñas dentro de una cueva en Sudáfrica que han logrado regresar a la mesa de debates el origen del comportamiento humano moderno.

La mayoría de los expertos coincide en que el hombre moderno, Homo sapiens, se originó en África hace cuando menos 130 000 años y existe evidencia genética que muestra que todos los seres humanos estamos relacionados con estos ancestros africanos. En lo que no hay coincidencia y es actualmente objeto de un gran debate, es dónde y cuándo se originó lo que llaman el comportamiento moderno, caracterizado por el desarrollo de un lenguaje, el pensamiento abstracto, técnicas avanzadas para la caza y la pesca, herramientas elaboradas y la capacidad de crear arte. Y es que existe un gran salto en el tiempo entre los restos fósiles de aquellos seres a todas luces ya anatómicamente humanos, y las representaciones artísticas más antiguas, que fueron encontradas en Francia, en las cuevas de Chauvet-Pont-d’Arc y Lascaux, cuyas edades se calculan en 31 000 y 17 000 años, respectivamente.

Existen dos teorías al respecto, la primera señala que el origen del ser humano se dio en África hace más de 130 000 años, pero el comportamiento moderno se generó en Europa hace aproximadamente 40 000 de una manera muy abrupta, algunos piensan que incluso pudo deberse a una mutación genética. La segunda coincide con la idea de un origen biológico africano pero afirma que el comportamiento moderno también surgió ahí, en épocas mucho más remotas y que fue un proceso gradual. El gran inconveniente para quienes apoyan la segunda teoría ha sido la falta de evidencia arqueológica, pero recientemente un grupo de investigadores y estudiantes, encabezado por Christopher Henshilwood, de la Universidad Estatal Stony Brook, de Nueva York, realizó un importante hallazgo en la Cueva Blombos, localizada en la punta sur de Sudáfrica, en una región que se encuentra de cara al Océano Índico: se encontraron piezas de hueso tallado, cuya antigüedad se calcula en aproximadamente 70 000 años, y más de 8 500 piezas de ocre (un mineral terroso de color rojo o amarillo, que es un óxido de hierro, el cual frecuentemente se encuentra mezclado con arcilla). Pero son dos las que han logrado revivir el debate sobre el origen del comportamiento humano moderno: dos piezas de ocre rojo, grabadas con cruces geométricas. Según el investigador, las piezas fueron grabadas intencionalmente, y tienen un diseño geométrico y abstracto. En otras palabras, son obras de arte.

Sin que nadie le reste importancia al descubrimiento, una duda permanece: ¿Por qué no se han encontrado piezas similares en los cerca de 30 sitios arqueológicos de la misma época que se han localizado en África? Henshilwood opina que puede deberse a fallas en la metodología de estas excavaciones, que sus hallazgos son sólo la punta de un enorme iceberg y que pronto se harán nuevos descubrimientos en esta misma línea de investigación. Pero independientemente del resultado de este debate, es emocionante pensar en el Homo sapiens, hombre o mujer, que hace más de 70 000 años se pasó horas y horas en una enorme cueva, tallando una pequeña piedra de menos de 80 milímetros de largo, quién sabe para qué, pensando quién sabe qué. Y dejando, sin siquiera imaginarlo, una huella innegable de que efectivamente ella o él pertenecían ya a una especie distinta a todas las que hasta ese momento habían poblado este ancho y largo planeta.

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