19 de abril de 2024 19 / 04 / 2024

Retos 127

La física desde el futuro

Antonio Ortiz

La relatividad

Elpidio Meléndez no estaba loco, estaba loquísimo y, no me pregunten cómo, pero el hecho es que él, que había nacido en Zentla, Veracruz, en 1968, a sus 40 años se encontró de repente en medio del gran salón de la Oficina de Patentes de Berna, Suiza, en abril de 1903. Y para sorpresa suya, estaba haciendo fila precisamente en la ventanilla que atendía el todavía joven Albert Einstein. Cuando llegó su turno, Elpidio le dijo a Einstein: “No vengo a patentar nada. Vengo del futuro y estoy aquí para regalarle un libro que le va a interesar mucho si usted no logra responderme una sencilla pregunta”. Einstein pensó que Elpidio era uno de tantos locos que solían acudir a su ventanilla pero le dijo que haría lo posible por contestar la pregunta. Entonces Elpidio dijo: “Imagine un queso en forma de cubo. ¿Cómo le haría usted para que con únicamente un corte recto de cuchillo el queso quede dividido en dos partes de tal manera que cada parte tenga una cara hexagonal?”.

Einstein pensó: “Ésta sí es una pregunta muy interesante. ¿Qué libro me querrá regalar este loco si contesto erróneamente? Sí sé cómo se puede dividir un cubo con un solo corte recto y que cada parte tenga una cara hexagonal, pero mejor me quedo con el libro y le digo que es imposible cortar un cubo de esa manera. Sí, le voy a decir eso”.

Y efectivamente, en cuanto Elpidio escuchó que Einstein le decía que era imposible cortar un cubo en 2 piezas y de tal manera que cada una tuviera una cara hexagonal, sacó de entre sus ropas nada más y nada menos que ¡un libro sobre la teoría de la relatividad del propio Einstein!, quedándose Albert absolutamente desconcertado.

Más allá de esclarecer quién sería el verdadero autor de la teoría de la relatividad, ¿de qué manera hubiera dividido Einstein con un solo corte el queso para obtener 2 partes que tuvieran una cara hexagonal cada una?

La gravitación

Preocupado porque quizás a Newton no se le ocurriría la fórmula de la gravitación universal, Elpidio viajó nuevamente al pasado, hasta al año de 1666, apareciéndose en una huerta enclavada en la campiña inglesa y encaramado en un manzano. Oculto entre el follaje, Elpidio esperó hasta que el joven Isaac Newton apareció en escena y se puso a echar la siesta justamente al pie del manzano en el que se encontraba Elpidio, quien comenzó a escribir la fórmula de la gravitación universal con una navaja suiza en todas las manzanas del árbol. Al terminar, Elpidio lanzó a la cabeza de Newton la cuarta parte de las manzanas que había en el árbol menos 1/4 de manzana, pero no logró despertarlo. Entonces decidió seguir arrojándole la tercera parte de las que quedaban en el árbol menos 1/3 de manzana, pero Newton continuó dormido. Un poco molesto, Elpidio le arrojó con más fuerza las tres cuartas partes de las manzanas que quedaban en el árbol más 3 manzanas y 1/4, pero Newton seguía sumido en un profundísimo sueño. Al revisar el árbol, Elpidio vio que sólo quedaba una manzana, así que la arrojó y con una fuerza envidiable se la aventó a la cabeza a Newton logrando despertarlo.

Bostezando y aún soñoliento, Newton observó las manzanas que habían “caído” del árbol y para su sorpresa descubrió que todas tenían marcada una extraña fórmula. Newton sacó un papelito, anotó la fórmula que ni él mismo entendía y la guardó en su bolsillo pensando que quizá algún día le serviría.

Dejando aparte la paradoja de la autoría de la fórmula de la gravitación universal, ¿cuántas manzanas le arrojó Elpidio a Newton si nunca tuvo que partir ninguna de las manzanas con su navaja suiza?

La mecánica cuántica

En otra ocasión Elpidio apareció en 1896, en el salón de clases de una escuela primaria de Austria a la que asistía de niño Erwin Schrödinger, uno de los padres de la mecánica cuántica. Aún no salía de su asombro Schrödinger por la aparición, cuando Elpidio le dijo que le regalaría un libro con todas las teorías que escribiría de mayor, titulado Mecánica cuántica si le contestaba de cuántos grados se vería un ángulo de 20 grados a través de un microscopio de 5 aumentos.

El pequeño Erwin sólo alcanzó a balbucear que el ángulo se vería de 25 grados a través del microscopio. Al escuchar la respuesta errónea, Elpidio le dio un coscorrón a Schrödinger y se desvaneció en la nada.

Schrödinger nunca se recuperó de haber presenciado la aparición de una persona del futuro ni del fuerte coscorrón, y años después decidió meterse de monje en un templo budista, lo que cambió en forma dramática la historia de la ciencia contemporánea.

¿Qué debió contestar Schrödinger para que Elpidio le regalara el libro y con los años convertirse en uno de los padres de la física moderna?

Soluciones al número anterior

Cinta de Moebius. El hijo de doña Enriqueta llegó a la escuela con una sola cinta, dado que al recortar longitudinalmente por el “ecuador” una cinta de Moebius, se obtiene otra cinta, de diámetro mayor y con doble vuelta.

El payaso feliz. Lo único que pudo suceder es que al jalar al mismo tiempo po r ambos extremos del hilo, éste se atorara debido al hoyo del globo en forma de dona. De hecho, ésta sería la imagen de la llamada conjetura de Henri Poincaré (demostrada por Gregory Perelman en 2002), en la que se afirma que cualquier trayectoria o cuerda cerrada sobre una esfera, puede reducirse hasta un solo punto.

Rita y Tito. El camino que recorrió Rita medía 11.1803399 cm; el camino es la diagonal del desarrollo plano de la caja de cartón:

 
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