Retos 228

La historia completa

Antonio Ortiz

Ilustración: Carlos Durand

Puro antojo

Por la cantidad de novelas y cuentos que publica parecería que Paco Ignacio Taibo II nunca cesa de escribir. Uno de sus primeros cuentos, Doña Eustolia blandió el cuchillo cebollero, da cuenta de las aventuras de un joven Paco Ignacio en las zonas fabriles de Ciudad de México. Recuerdo que en el cuento doña Eustolia tenía un puesto de antojitos cerca de una fábrica en huelga. Servía comida a los 4 turnos de 6 horas en que los obreros cubrían las 24 horas del día. En cada turno siempre había el mismo número de obreros y a cada obrero le tocaba cubrir 1 turno al día.

Aunque Paco no lo menciona, en uno de los turnos doña Eustolia preparó a los obreros el doble de tacos que de quesadillas, 10 pambazos más que el número total de tacos, además de que los pambazos eran el doble que los sopes y la suma de tacos y quesadillas era igual al número de pambazos. Casi al final del turno, cuando cada obrero ya se había comido 5 de los antojitos de doña Eustolia, llegaron 31 líderes dispuestos a romper la huelga. Al verlos doña Eustolia sacó su cuchillo y gritó a los obreros: “A mí déjenme a 1 de los líderes charros y a los demás repártanselos ustedes a partes iguales”. Al escuchar sus gritos y ver el cuchillo cebollero, los líderes subieron al camión perdiéndose en la noche. Sin poder creerlo, los obreros agradecieron a doña Eustolia.

¿Contra cuántos líderes le hubiera tocado pelear a cada obrero tomando en cuenta que doña Eustolia se encargaría de 1?

Chocoveneno

Días de combate, la primera novela que escribió Paco Ignacio, es policiaca; la protagoniza Héctor Belascoarán, un detective privado que comparte oficina con un plomero y que debe encontrar a un asesino serial en Ciudad de México. (Paco ha escrito nueve novelas protagonizadas por ese detective.)

Una noche, mientras Paco dormía, comenzó a soñar con Héctor Belascoarán y la misteriosa muerte del dueño de una empresa de chocolates. En el sueño, junto al cadáver del empresario, había 3 costales, cada uno con miles de pasitas cubiertas de chocolate. Cada costal tenía una etiqueta distinta: una decía pasitas cubiertas con chocolate envenenado sabor cereza; otra, pasitas cubiertas de chocolate sin envenenar sabor chamoy y otra más, mezcla de pasitas cubiertas de chocolate envenenado sabor cereza y de pasitas cubiertas de chocolate sin envenenar sabor chamoy.

De repente, el empresario muerto comenzó a hablar como si estuviera agonizando y alcanzó a susurrar a Belascoarán: “La dosis mortal son 25 pasitas cubiertas con chocolate envenenado, y cada costal tiene colocada la etiqueta equivocada”. Tentando la suerte, Belascoarán comenzó a probar las pasitas de los costales pues intuía que si primero detectaba cuál de los costales contenía únicamente pasitas cubiertas con chocolate envenenado sería fácil resolver el asesinato. Cuando había comido muchas pasitas y Belascoarán seguía sin saber cuál era el costal de pasitas cubiertas de chocolate envenenado, Paco Ignacio despertó angustiado y dijo a su esposa: “¡Bastaba con que Héctor comiera una sola pasita cubierta de chocolate para saber cuál era el costal”. Y se volvió a dormir.

¿Qué le quiso decir a su esposa?

Mensaje secreto

Otra de las novelas de Paco Ignacio es Sombra de la sombra, en la que los personajes principales son 4 amigos jugadores de dominó: un periodista melancólico, un chino anarquista, un poeta publicista y un abogado. Y aunque no está escrito, un día ya tarde estaban el chino, el poeta y el abogado platicando sobre cómo los anarquistas mexicanos fundaron los primeros sindicatos cuando se les acercó una mujer que les dijo: “Si me dicen qué ficha de dominó seguiría les doy un mensaje secreto”. Los 3 amigos, sorprendidos, no lograron adivinar la ficha que seguía. Aunque el mensaje secreto lo encontrarás a lo largo de la novela de Paco Ignacio Taibo II.

¿Cuál es la ficha faltante?