24 de abril de 2024 24 / 04 / 2024

Retos 233

Entre palíndromos y capicúas

Antonio Ortiz

Ilustración: Carlos Durand

Celular capicúa

Celular capicúa

La vida de Ana giraba en torno a los palíndromos. De sus hermanas trillizas fue la segunda en nacer, además de que la luna de miel de sus papás fue en Roma y les quedaba como anillo al dedo aquello de que “a mamá Roma le aviva el amor a papá y a papá Roma le aviva el amor a mamá”. También le pusieron Ana porque a los 22 meses de nacida, una tía les regaló una tina para que Ana jugara con ella y así hacer realidad el famoso palíndromo “Anita lava la tina”.

En cuanto Ana comenzó a hablar sus primeras frases fueron: “Ana yo soy Ana” o “a casa yo voy a casa” y a sus hermanas siempre les decía “somos o no somos”. Cuando desayunaba cereal pedía “échele leche” y cuando había ratones decía nerviosa “atar a la rata”. Ya más grande solía salir con un “a ti no, bonita” cuando no quería compartir chocolates a sus hermanas. También le gustaba que le dijeran “Ana la galana” y “ligar es ser ágil” y pensaba que cuando se casara diría riéndose “eso lo diría mi marido, lo sé”.

Ana decidió estudiar matemáticas porque le fascinaban los números capicúas y en una de las clases conoció a Otto, un especialista en ellos. Al conocerse, intercambiaron un “Alí tomó tila” con un “allí va Villa” y cuando Otto le pidió su número de celular Ana le respondió: “Comienza con 5 y los siguientes 3 números tienen 3 cifras cada 1 y son capicúas. Además cada 1 de esos 3 números es divisible entra cada una de las 3 cifras que lo compone y de las cuales hay siempre una distinta a las otras 2. Y claro, como hay 5 números capicúas de 3 cifras que cumplen con todo esto, los de mi celular son los 3 primeros de izquierda a derecha cuando los acomodas de mayor a menor de izquierda a derecha”. Otto apuntó algunos números en su celular y se despidió diciéndole “Ana mis ojos imana”, a lo que Ana contestó un ingenioso “atar al Otto la rata”. Pero eso sí, a las 10:01 de la noche en punto sonó el celular de Ana, era Otto.

¿Cuál era el número celular de Ana?

Reflejo movedizo

Reflejo movedizo

Era insoportable estar junto a Ana y a Otto porque se la pasaban diciendo palíndromos como rasar, seres, somos, rallar, anilina, narran, arenera, acurruca, reconocer o sometemos o frases como “oí lo de mamá, me dolió”.

Una vez que estaban cenando en un restaurante junto a un espejo, Otto dijo a Ana: “A esa leona Noel asea” y Ana respondió “si adivinas en el espejo, qué número entre el 1 800 y el 1 500 es el mismo en su reflejo pero multiplicado por 4.5, te invito la cena.” Otto quedó atónito y tuvo que pagar la cuenta.

Por la noche, Otto comenzó a soñar que se hundía en arenas movedizas y repentinamente apareció Ana otra vez retándolo: “Si me dices cuáles son los 2 números capicúas entre 1 y 100 que más divisores tienen, te salvo de las arenas movedizas”. Obviamente era tal su pánico que despertó.

¿Cuáles eran las respuestas?

Canicas inquietas

Canicas inquietas

Meses después fueron a comer al restaurante más elegante de la ciudad, donde Ana pidió lo más caro del menú y en el postre sugirió a Otto que si resolvía cómo hacerle para que 10 canicas formadas en triángulo se vieran como si las reflejara un espejo que se pusiera a lo largo del lado a, con mover sólo 3 canicas, ella pagaría la cena.

¿Qué canicas deberá mover Otto?

Soluciones al número anterior

Cambio de medidor
Gracias al método de Guillermo pudieron instalar 426 medidores.

Cambio de billetes
5 monedas de 10 pesos ($50.00), 50 billetes de 20 pesos ($1 000.00) y 19 billetes de 50 pesos ($ 950.00)

Cambio de vida
Los números de la combinación son 2, 5, 8 y 6.

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