18 de abril de 2024 18 / 04 / 2024

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A todo pulmón

Miguel Gómez Bravo

A veces siento unas ganas locas —necesidad, diría— de gritar. Quisiera un lugar donde resguardarme y gritar a todo pulmón. Y al parecer no soy el único que ha pensado en ello. Dicen los expertos que gritar nos trae muchos beneficios: cuando gritamos liberamos tensiones, mitigamos la angustia, descargamos la negatividad, reducimos el dolor, generamos alegría... La cabina de gritos fue concebida originalmente por el diseñador español Pep Torres en 2007 para que fuera instalada en cualquier oficina y los empleados pudieran desahogarse; sin embargo, podría ser de mayor utilidad en el hogar.

Seguramente hay millones de personas en el mundo que quisieran disponer de un espacio pequeño y discreto en el cual hablar y levantar la voz por cualquier razón: para preparar un discurso, cantar, potenciar la voz, bendecir o maldecir. Solo se requiere de una cabina insonorizada del tamaño de un refrigerador.

En 2016 se inventó en Japón el “tarro para gritar”; es un frasco insonorizado en cuya boca uno grita. Un año después surgió el “karaoke silencioso”, que consiste en un micrófono en forma de embudo que está silenciado. Ambos inventos pueden convertirse rápidamente en una alternativa de la cabina de gritos de Pep Torres para todos aquellos a quienes gritar nos parece una forma de terapia.

Miguel Gómez Bravo
Estudiante de la Facultad de Economía Sistema de Universidad Abierta
y Educación a Distancia UNAM

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