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Sergio de Régules
Tomas un medicamento y se te quita una infección. ¿Cómo puede ser? El medicamento está hecho de moléculas que se difunden por la sangre e interfi eren con el funcionamiento de tus células (o de las de un agente infeccioso). El proceso es sorprendentemente mecánico: la molécula tiene cierta forma tridimensional que encaja como una llave en su cerradura en alguna estructura de la célula. Como resultado se activan o inhiben ciertas funciones celulares y voilà: adiós fi ebre. En el artículo de portada, Cynthia Fernández Pomares, Humberto L. Mendoza Figueroa y José Correa Basurto nos cuentan que, tradicionalmente, las sustancias medicinales empezaban con un extracto de, digamos, alguna planta, que se probaba en tejidos vivos para observar sus efectos. Hoy que entendemos cómo interactúan las moléculas con las células podemos buscar, probar y diseñar sustancias en las entrañas de una computadora por medio de simulaciones digitales de la estructura tridimensional de las moléculas. Estas simulaciones son como los avatares que ac túan en nuestro nombre y representación en los juegos de realidad virtual.
Las historias de la ciencia que llegan a contarse suelen tener fi nal feliz: contamos lo que salió bien. Pero lo que salió mal también puede decirnos muchas cosas acerca de la ciencia y su funcionamiento. En “La mala estrella de Guillaume Le Gentil”, Daniel Martín Reina nos cuenta la historia de un loser espectacular y sus intentos de observar el paso del planeta Venus por la cara del Sol, una importante empresa científi ca en el siglo XVIII. Su historia recuerda esas veces que crees que no te puede ir peor y…
Pulpos, para cerrar la edición con un toque más alegre y colorido. ¿De qué color son los pulpos y sus primos, los calamares y las sepias? Pues depende de dónde se encuentren y de qué humor estén. Los cefalópodos tienen el superpoder de cambiar de color a voluntad. Cómo lo hacen es lo que nos cuenta Ricardo Pliego Cárdenas en “Un mundo sin comparación”.
