29 de marzo de 2024 29 / 03 / 2024

Ojo de mosca 16

De clonaciones a clonaciones...

Martín Bonfil Olivera

Una de las primeras noticias científicas de este año fue la obtención de una simpática monita llamado “Tetra” por clonación, a partir de un embrión de ocho células que fue dividido en cuatro. Aunque sólo uno de los “cuatrillizos” llegó a nacer, el hecho abre grandes posibilidades médicas. La clonación (obtener un duplicado genéticamente idéntico de un organismo) es tan antigua como la vida. Muchos seres unicelulares, como bacterias y protozoarios, se reproducen simplemente partiéndose en dos: el resultado son dos nuevas células con los mismos genes: dos clones. Muchas plantas pueden hacer lo mismo (lo vemos cuando sembramos un nuevo rosal a partir de una rama), al igual que animales muy sencillos como las hidras de agua.

La clonación de animales superiores es más difícil, y para lograrla se requieren técnicas complejas. Aún así, no es nada nuevo. Entre 1952 y 1962 se logró clonar ranas a partir de células (o núcleos de células) tomadas de otras ranas, y en 1993 se clonaron embriones humanos (aunque eran embriones que sólo llegaban hasta cierta etapa de desarrollo y después morían en forma natural). La mayoría de estas clonaciones se lograron mediante el mismo procedimiento que se usó con Tetra: dividiendo un embrión formado por pocas células y dejando que cada parte se convirtiera en un individuo completo. (Esta capacidad se pierde en etapas posteriores del desarrollo del embrión; por eso si nos cortan una oreja ésta no crece hasta convertirse en nuestro gemelo).

El escritor Aldous Huxley, en su novela Un mundo feliz, describió el uso de esta técnica para fabricar al mayoreo individuos inferiores, llamados “deltas” y “épsilons”, que eran esclavos de las castas superiores (“alfas” y “betas”) de una sociedad futura. A pesar de lo que podría pensarse con este antecedente, la técnica que permitió el nacimiento de Tetra beneficiará la investigación con animales, pues los científicos dispondrán de individuos idénticos, y esto les permitirá controlar mejor las variables en sus experimentos y obtener resultados más claros.

Pero hay otra forma de clonar a un animal: como se hizo con la oveja Dolly en 1997. En este caso, se tomó una célula de un animal adulto, se le extrajo el núcleo y se insertó en un óvulo al que previamente se le había eliminado su propio núcleo. Se obtuvo así un clon de la oveja original. El método usado con Dolly (que ya se había usado antes, también con ranas) permite clonar individuos adultos, mientras que el usado con Tetra sólo permite obtener varios individuos idénticos, no clonar a uno ya existente. ¿Cuál método ofrece mayores promesas y cuál más riesgos? Más vale que pronto tengamos claras las respuestas.

Comentarios: mbonfil@unam.mx

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