¿Quién es? 316
Adolfo Sánchez Valenzuela
Gloria Valek

Foto: revista ¿Cómo ves?
Físico matemático con alma de explorador y artesano, especialista en estructuras supergeométricas y superprofesor de varias generaciones.
- Maestro en física por la unam y doctor en matemáticas por la Universidad de Harvard. Estudia las estructuras supergeométricas, tema que introdujo en México tras su posgrado. Enseña física matemática, geometría y supersimetría.
- Su pasión por la investigación matemática y la docencia le han valido el apodo de Súper-Adolfo. Dirigió la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Guanajuato y el Centro de Investigación en Matemáticas (Cimat) en esa ciudad. Es director fundador de la sede del Cimat en Mérida, Yucatán.
- En la secundaria aprendió álgebra y geometría, y a proyectar construcciones con regla y compás. Ahí descubrió que existían la física atómica y la teoría cuántica, y consolidó su gusto por las matemáticas.
- En la prepa descubrió que para resolver problemas las fórmulas ¡se demostraban!, y eso lo cautivó. Aunque era un nerd, mientras más ayudaba a sus compañeros más aprendía y entendía mejor.
- Sostiene que la investigación matemática es como la artesanía, por lo minucioso de los detalles, y como la poesía o la música, por la creatividad. También cree que tras los enunciados de los teoremas hay sentimientos y reflejos de la personalidad de quienes los formulan y demuestran.
- Las matemáticas están en la vida diaria: desde contar nuestro dinero hasta diseñar la mejor ruta para resolver un problema a partir del seguimiento ordenado de pasos lógicos y el reconocimiento de patrones. Para organizar y estructurar soluciones racionales a todo tipo de problemas y mantenernos intelectualmente en forma conviene ejercitar nuestras habilidades matemáticas.
- Disfruta escuchar todo tipo de música y audiolibros mientras maneja, el béisbol, resolver sudokus, crucigramas y rompecabezas, el cine, el teatro, los documentales y las series de tv. Ha tenido varios perros, desde pastores alemanes y belgas hasta una husky siberiana, una san bernardo y un rottweiler.
Físico matemático con alma de explorador y artesano, especialista en estructuras supergeométricas y superprofesor de varias generaciones.
Adolfo es mexicano, físico y maestro en física por la unam y doctor en matemáticas por la Universidad de Harvard. Se dedica al estudio de las estructuras supergeométricas, tema que introdujo en México al concluir su doctorado, y a enseñar en áreas como la física matemática, la geometría diferencial, la supersimetría y los grupos de Lie —recurso para dar fe de la simetría que tienen algunos espacios u objetos geométricos como, por ejemplo, la simetría de una circunferencia al realizar rotaciones desde su centro—. Su pasión por la investigación matemática y la docencia le han ganado el apodo de Súper-Adolfo. Fue director de la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Guanajuato y director general del Centro de Investigación en Matemáticas (Cimat) en esa ciudad. Actualmente es director fundador de la sede del Cimat en Mérida, Yucatán.
¿Cómo empezó tu gusto por las matemáticas?
Cuando era niño me encantaba ver a mi padre trabajar por las tardes en casa junto con un par de jóvenes pasantes de ingeniería y un dibujante: llenaban hojas de papel y planos con números y dibujos. Él era ingeniero civil de la entonces Secretaría de Obras Públicas, donde fue jefe del Departamento de Puentes durante unos 20 años. También ubico mi comienzo en las matemáticas en la primaria del Colegio Tepeyac del Valle, donde cada año, además de los libros de la sep, recibíamos los Cuadernos Gader, repletos de ejercicios aritméticos, que disfrutaba resolver en el salón de clase. Quizá era porque así me sentía conectado con los números de mi padre y con la geometría de las estructuras que él bosquejaba al lado de sus cálculos.
¿Qué significa para ti la unam?
Estoy muy agradecido con nuestra Universidad Nacional. Del segundo al sexto año de primaria tuve una beca de la unam que cubría la colegiatura gracias a que mi escuela estaba incorporada a la universidad. Al salir de la secundaria me convertí oficialmente en alumno de la estupenda Escuela Nacional Preparatoria Número 6 “Alfonso Caso” de la unam. Terminando la prepa hice la licenciatura y la maestría en física en la Facultad de Ciencias también de la unam, donde además tuve la oportunidad de trabajar como ayudante de profesor. Gracias a ello obtuve otra beca de la unam para estudiar el doctorado en la Universidad de Harvard, Estados Unidos… ¡¿Queda claro todo lo que le debo a la unam?!
¿Algo memorable de secundaria y preparatoria?
De la secundaria recuerdo a dos excelentes maestras, una de matemáticas y la otra de dibujo técnico industrial. De la primera aprendí álgebra y geometría y de la segunda la trigonometría asociada con los juegos de escuadras, además de muchas construcciones con regla y compás. También tuve muy buenos maestros de química y física, que desde pequeño dejaron en mi cabeza le idea de que había una física atómica y una teoría cuántica, aunque no lo entendiera en ese momento. En la secundaria se consolidó mi gusto por las matemáticas y descubrí lo bien que se me daba explicarles a mis compañeros de clase cómo resolver los problemas que nos dejaban de tarea.
En la prepa, desde el primer año aprendí que las fórmulas que usamos para resolver problemas ¡se demuestran!, y eso de las demostraciones me cautivó. Como en la secundaria, también fui identificado como el cuate que les explicaba matemáticas a quienes necesitaban ayuda. En el segundo año de prepa el grupo estaba divido en diferentes equipos para hacer los trabajos y resolver las tareas de cada curso; yo pertenecía al equipo de los nerds… ya sabes, los de las buenas calificaciones. Y, además, para las matemáticas impartidas por la magnífica maestra Sánchez de Padilla me convertí en el ajonjolí de todos los moles, porque me apuntaba para trabajar extraoficialmente con varios de los equipos conformados para su materia. Según yo, eso también me ayudaría a “ligar”, aunque en realidad mis habilidades al respecto fueron bastante mediocres. Todo quedaba en que algunas de mis compañeras me decían “¡qué lindo, gracias!” después de salir bien en las tareas o aprobar los exámenes. Lo que sí ocurrió fue que aprendía más y entendía mejor mientras a más gente ayudaba con las matemáticas. Además, haber trabajado con todos los equipos que pude me permitió hacer muchas amistades entrañables que han durado toda la vida. En el tercer año de prepa mi intención era estudiar ingeniería civil, pero llevé el curso de física con el extraordinario profesor Mario Cruz Terán, quien fue determinante para que yo cambiara de idea y estudiara la licenciatura en física.
¿Y cómo te fue con la física?
Una vez que ingresé a la licenciatura, me di cuenta de que debía estudiar mucho para estar a la altura de mis compañeros. De hecho, durante mis primeros años en la Facultad de Ciencias era a mí a quien debían ayudar a resolver tareas y preparar los exámenes. Algunos recuerdos y anécdotas relacionados tanto con mi paso por la prepa como por la “Fac de Ciencias” pueden leerse en mi artículo “La matemática es un oficio que todos podemos aprender” (en: https://www.cimat.mx/~adolfo/ensayo-unam.pdf).
Luego hiciste la maestría en física en la unam y el doctorado en matemáticas en la Universidad de Harvard…
Sí. En ese mismo artículo relato brevemente cómo llegué al Departamento de Matemáticas de la Universidad de Harvard y cómo al principio, al ser egresado de la maestría en física, la brillantez de mis compañeros de doctorado me hizo sentir inseguro en matemáticas. Hace apenas unos cuantos meses, al enterarme del fallecimiento de mi asesor de tesis doctoral, pude escribir con mayor detalle algunas de mis experiencias durante el doctorado (“Algunos recuerdos personales del profesor Shlomo Sternberg”, en: https://www.cimat.mx/~adolfo/RecordandoAShlomoSternbergByASV25Nov2024Espanol.pdf).
Realizar el doctorado en Harvard y trabajar bajo la guía de Sternberg me dieron la increíble oportunidad de mantener discusiones científicas con algunos de los más reconocidos expertos del mundo en las áreas de mi especialidad, así como participar en temas y publicaciones que fueron de frontera en su momento. Tuve la fortuna de tener tantos excelentes maestros, compañeros de clase, colegas investigadores, destacados colaboradores y alumnos que sería imposible mencionarlos a todos aquí.
Has comparado la actividad de un matemático con otros quehaceres como la poesía, la carpintería, la música y la pintura…
Sí. Traté de reflexionar sobre esas ideas hablando de artesanía y matemáticas, de estados de ánimo y conjeturas, de sentimientos y teoremas. Creo firmemente que ser matemático es un oficio que puede aprenderse como la carpintería o la pintura; que hacer investigación matemática es comparable, por un lado, con el trabajo de un artesano en cuanto a la minuciosidad para cuidar los detalles finos y, por el otro, con la creatividad de un poeta o de un músico, y que detrás de los enunciados de muchos teoremas hay sentimientos y pasiones, así como fuertes reflejos de la personalidad de quienes los formulan y demuestran.
Estudias también las estructuras supergeométricas…
Sí. Llegué a ellas por la física, pero independientemente la supergeometría se ha ganado un respetado lugar como teoría matemática y se siguen demostrando teoremas interesantes en ese campo. Los teoremas con demostraciones son, como bien dice nuestro gran divulgador de las matemáticas Eduardo Sáenz de Cabezón, “verdades eternas”. ¿Qué más te puedo decir? Para mí la supergeometría es un área muy interesante.
¿Cuál es la utilidad de los modelos matemáticos en la vida cotidiana, en la política?
La modelación matemática permite hacer experimentos pensados cuyos resultados y observaciones son susceptibles de simularse en computadoras, lo que evita los altos costos de los experimentos realizados físicamente en laboratorios. Con modelos matemáticos se pueden hacer predicciones y anticipar resultados ante diferentes escenarios. En la vida cotidiana abundan los problemas que pueden ser modelados: epidemias, migraciones, comportamientos del mercado, del clima y de todo aquello en lo que desearíamos predecir los resultados contando con “unos cuantos datos” observados y registrados con anticipación.
Y en cuanto a la política, hay ejemplos de modelos matemáticos muy sencillos que con un mínimo esfuerzo podría entender cualquier persona. Por ejemplo, la representación proporcional busca tener figuras jurídicas legales que permitan que la proporción de curules ocupadas por cada partido político en una cámara de representantes se asemeje tanto como sea posible a la proporción de votos que otorgó la población a dicho partido en un ejercicio electoral. Bajo este concepto se busca también dar representación a grupos minoritarios. La revista Obsidiana digital publicó un número dedicado a las matemáticas electorales, en el que, junto con un amigo del Cimat, tuvimos la fortuna de colaborar ofreciendo una explicación sobre el tema de la representación proporcional (Francisco Sánchez Sánchez y Adolfo Sánchez Valenzuela, “¿Por qué debe haber plurinominales? Una explicación idealizada”, 27 de abril de 2024, en: https://obsidianadigital.mx/por-que-debe-haber-plurinominales-una-explicacion-idealizada/).
¿Cómo despertarías el interés por las matemáticas en los jóvenes?
Hay excelentes divulgadores de temas matemáticos. Podría recomendarles ahora mismo a Eugenia Cheng, quien ha escrito libros muy interesantes para despertar el interés en las matemáticas de públicos amplios (véase https://eugeniacheng.com/math/books/).
Ella explica que necesitamos trabajar nuestras habilidades matemáticas mediante ejercicios para mantenernos “intelectualmente en forma”, esto es para pensar eficientemente y con claridad, lo cual nos ayuda a debatir y defender nuestros argumentos o razonamientos sin tener que gritar ni hablar más fuerte. Estar en buena condición intelectual nos permite también organizar y estructurar soluciones racionales a prácticamente todo tipo de problemas. Aprender matemáticas nos permite comprender cómo funcionan u operan las cosas de manera lógica y organizada, así como nos enseña a reconocer patrones —en el sentido de ver las estructuras de las cosas (ideas, fenómenos, etc.)— en sus formas más simples.
Las matemáticas están en todas partes, inmersas en nuestra vida diaria: desde las cosas más elementales, como contar nuestro dinero, hasta en el diseño de la mejor ruta para resolver un problema que no necesariamente ha de traducirse en números u operaciones, sino que podría consistir en la concatenación de una serie de problemas para cuya solución se requiere organizar los pasos lógicos a seguir, resolviéndolos en el mejor orden posible para obtener la solución del gran problema original.
En corto
- ¿Familia, amores? Tengo dos hijos maravillosos, de quienes me siento muy orgulloso, y la gran fortuna de contar con muchos amigos.
- ¿Países por conocer y reconocer? Me encantaría conocer China y Japón, y volver a Estados Unidos y España, países donde he estudiado e impartido cátedra.
- ¿Platillo predilecto? Bacalao en las fiestas decembrinas y los fines de semana cocinar paella en el jardín con amigos.
- ¿Música favorita? De todo: clásica, rock, blues, jazz, country, pop, música popular mexicana… de los viejos tríos, norteña.
- ¿Deporte preferido? Béisbol, que practiqué de los nueve a los 15 años en la Liga Maya de la Ciudad de México y más tarde en el equipo de la Prepa 6.
- ¿Pasatiempos? Antes leía mucho, ahora escucho audiolibros mientras manejo. Me gustan los sudokus, los crucigramas y los rompecabezas, ir al cine y al teatro, y ver documentales y series de TV.
- ¿Mascotas? Perros: hemos tenido pastores alemanes, pastores belgas, una Husky siberiana, una San Bernardo y un Rottweiler.