28 de marzo de 2024 28 / 03 / 2024

Aquí estamos 79

Bellezas del desierto

Para aprovechar el día y evitar los efectos del calor, salí temprano de la ciudad de La Paz, localizada en las costas del Golfo de California o Mar de Cortés. Después de recorrer 80 kilómetros hacia el suroeste, distinguí a lo lejos el Océano Pacífico pues me encontraba ya cerca de mi destino: el Jardín Botánico de Todos Santos, del Instituto de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias de Baja California Sur.

La primera parada fue en Todos Santos, tierra de palmares, cañaverales y mangos (localizada justamente sobre el Trópico de Cáncer), que da a la región una imagen de oasis. Por la carretera que va al sur, llegué al Jardín Botánico, donde se ubica al visitante en las diferentes regiones geográficas que hay en el estado: desde las planicies cercanas a la costa, donde crecen manglares y vegetación afín a la sal del mar, los Llanos de Magdalena y el Desierto del Vizcaíno, hasta las partes más altas del Estado, en la Sierra de la Laguna, donde hay pinos y encinos.

El área de plantas medicinales fue apasionante: encontré damianas, que se han relacionado con la fertilidad de la mujer; hierba del indio, utilizada para calmar dolores estomacales, y melón coyote, que se dice ayuda a controlar los niveles de azúcar en la sangre. También pitahaya dulce y ciruelo para endulzar, datilillo o izote para guisar y plantas forrajeras como el palo verde y el mezquite. Hay una sección de plantas que se utilizan para la construcción, como el palo zorrillo, el palo amarillo, el palo de arco y el palo blanco.

En el Arboretum encontré especies arbóreas ornamentales, forrajeras o para la elaboración de artesanías y la obtención de sustancias que se aplican en el curtido de pieles como el mauto, el palo fierro y el palo blanco. En el Agavetum distinguí plantas de datilillo, maguey y agave, de las cuales se extraen fibras para elaborar cordelería y cuya flor se utiliza en la región como árbol de navidad.

Como si estuviera en un museo viviente, recorrí los pasillos del Cactario, donde identifiqué biznagas de espina larga, chirinolas y cardones, especies amenazadas debido a la alta demanda de coleccionistas. Llegué a la sección de plantas ornamentales, en la que localicé plantas utilizadas en jardinería como los deditos, el laurel de la india, el tamarindo y el almendro. Ahí terminó mi recorrido, que resultó sumamente enriquecedor e interesante.

Bióloga Cruz del Carmen Juárez Olvera
Estudiante del Diplomado en Divulgación de la Ciencia
Centro e Investigación en Ciencias Marinas, IPN
La Paz. Baja California Sur

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