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Ciencia o no ciencia

Voy a pasar a sexto semestre de bachillerato y de lo que quisiera hablar aquí es del abismo que separa a las ciencias naturales de las humanidades; más bien, que el hombre y nuestra cultura separan. Tanto las ciencias naturales como las humanidades son humanas por lo que el nombre de las primeras es inadecuado En nuestra cultura nos enseñan a elegir; tenemos que elegir entre las ciencias y las “no ciencias”; hay que tomar partido: o te gustan o las odias. Durante toda la secundaria y la preparatoria te piden trabajos sobre el método científico el cual, además de ser indispensable para hacer ciencias sirve para separar las actividades humanas: todo 1o que no utilice el método científico es inferior. Esto, definitivamente está mal. Cada actividad del hombre tiene métodos y procedimientos distintos, que varían porque las actividades humanas son diversas; sería como decir que el amor es inferior a la fruta, porque la fruta es cuantificable y el amor no. Es igual de incoherente la comparación.

Para mí, cada actividad es una parte del todo que compone y rodea al hombre, ninguna es mejor ni peor, sólo diferente, pero siempre complementaria. Además, la ciencia necesita de las no ciencias; de la economía para mantenerse; de la gramática y de la literatura para describir los experimentos, las leyes y las teorías y, para divulgarla, necesita de la historia. Y las “no ciencias” también necesitan a la ciencia: se complementan.

No esperaba encontrar en algún libro de ciencia algo que apoyara mi posición ante esta situación, hasta que leí El viejo alquimista de Ruy Pérez Tamayo, donde señala la importancia de la ciencia, pero también muestra que ésta no lo puede resolver todo, y que cada problema tiene su método para resolverse. Pienso que los divulgadores científicos son los que mejor entienden la manera en que el mundo se complementa, pero creo que los científicos que hacen prácticas de campo o investigación en el laboratorio deberían también entenderlo y dejar de tomar partido. Se vale elegir, pero no discriminar.

Ariadna Valdés
2° de preparatoria
Colegio Madrid
México, D.F.