19 de abril de 2024 19 / 04 / 2024

Aquí estamos 90

Un eterno vigilante

A Olga

Un sábado por la noche, una amiga, su hermana pequeña y yo vimos la última versión de la Guerra de los mundos (Steven Spielberg, EUA, 2005). Al terminar la película, la hermana de mi amiga comentó que no la había entendido. Así que nos propusimos explicarle a una niña de once años una de las posibles diferencias entre los extraterrestres (de esa película) y nosotros: la inmunidad.

De la manera más simple que pudimos le explicamos que la inmunidad es una forma de protección que tenemos los seres humanos (y todos los demás animales) frente a microorganismos y sustancias extrañas. La respuesta inmune es la forma en que el cuerpo los reconoce y se defiende. Así, el sistema inmunológico protege al organismo de sustancias potencialmente nocivas al reconocer y responder a los llamados antígenos (sustancias y partículas extrañas, como una astilla).

El sistema inmunológico incluye barreras que no permiten la entrada de materiales nocivos al cuerpo, formando así la primera línea de defensa de la respuesta inmune. Algunas de estas barreras son la piel, los ácidos del estómago, la mucosa, el reflejo de toser y las lágrimas. Si un antígeno traspasa las barreras externas, es atacado y destruido por otras partes del sistema inmunológico.

¿Y cuándo funciona nuestro sistema inmune? En condiciones normales siempre, en todo momento, como un eterno vigilante. Cuando no ocurre así, estamos ante la presencia de las enfermedades autoinmunitarias, en las cuales el propio sistema inmune se vuelve contra sí mismo y en lugar de defender, ataca y lo hace con mayor fuerza que un imaginario extraterrestre. Pero eso es otra historia.

Jesús Enrique Navarrete Viveros
Facultad de Medicina, UNAM
México, D. F.

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