19 de abril de 2024 19 / 04 / 2024

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Estrella Burgos

El mes próximo se cumplen 10 años de que se diera a conocer el desciframiento del genoma humano. El anuncio de este logro científico sin precedentes llegó acompañado de grandes expectativas; se esperaba encontrar en poco tiempo la cura de muchas enfermedades de origen genético. No ha sido así y aún estamos muy lejos de que la medicina genómica pueda beneficiar a la mayoría de la población. A qué se debe esto es lo que aborda Araxi Urrutia —investigadora de la Universidad de Bath en el Reino Unido— en el artículo de portada; pero ella también narra los grandes avances que el conocimiento del genoma humano ha propiciado. Entre tales avances se cuentan el desarrollo de nuevas pruebas diagnósticas; la creación de árboles genealógicos que esclarecen nuestra relación evolutiva con otros seres vivos y un mejor entendimiento de los procesos fisiológicos de nuestro cuerpo y de las bases biológicas de numerosos padecimientos. Así, es de esperarse que la década que ahora empieza sí rinda muchos de los frutos anunciados hace 10 años.

En otra mirada al futuro, Gabriela Frías y David Venegas escriben sobre los diodos emisores de luz orgánicos y la investigación que al respecto se realiza en el Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM. Estos dispositivos son un ejemplo de lo que se puede desarrollar a partir de la nanociencia; sus principales ventajas son que utilizan poca energía y son muy durables. Podrán aplicarse en la mejora de aparatos como la televisión, las computadoras y los teléfonos celulares. También podrán usarse para el alumbrado público.

“La maldición de Ondina” es el nombre que se ha dado a una enfermedad que puede ser mortal: quienes la sufren dejan de respirar cuando duermen. No existen medicamentos para tratarla, lo que se utiliza son ventiladores mecánicos para forzar la entrada de aire a las vías respiratorias. Consuelo Morgado- Valle y Luis Beltran-Parrazal cuentan en su artículo lo que se sabe de la maldición de Ondina y qué tipo de investigaciones pueden llevar al desarrollo de fármacos para controlarla.

En la sección “Así fue” Gerardo Martínez relata la vida de un personaje poco conocido que tuvo un papel fundamental en la publicación de la obra más importante de Copérnico, la que plantea la teoría heliocéntrica. Georg Rheticus fue el único discípulo de Copérnico; su curiosidad científica lo llevó por varios países europeos y a trabajar con grandes sabios de su época. Él fue el primero en reconocer la importancia de los hallazgos de su maestro y tuvo que vencer no pocas dificultades para que se dieran a conocer. Hubo además de sufrir el escándalo y el exilio.

Completa esta edición el primero de una serie de artículos con los que ¿Cómo ves? se une a la celebración del Año Internacional de la Química. Benjamín Ruiz Loyola y Jorge Benjamín Ruiz Gutiérrez escriben sobre una reacción química, la combustión, y cómo conocerla y dominarla fue crucial para el desarrollo de la civilización. 

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