25 de abril de 2024 25 / 04 / 2024

¿Quién es? 158

Leovigildo Quijano

Norma Ávila Jiménez

Foto: Ernesto Navarrete

La estructura de los cuerpos orgánicos

Sus ojos brillan nostálgicos cuando se recuerda como estudiante de la Escuela Nacional de Ciencias Químicas, ubicada en el “antiguo pueblo de Tacuba, en Mar Mediterráneo, donde estudié el primer año de la carrera. Del segundo al quinto ya me tocó ir a Ciudad Universitaria”, dice Leovigildo Quijano, investigador del Instituto de Química de la UNAM, que lleva a flor de piel los momentos compartidos en las cercanías del antiguo camino mexica a Tlacopan.

“Durante ese primer año, como a varios nos quedaba muy lejos la escuela —yo vivía en Iztapalapa—, formamos un grupo que iba sólo los lunes, miércoles y viernes, pero de las 7 a las 19 horas. A la hora de la comida, íbamos a una tiendita a comprar queso de puerco o pastel de pollo —no nos alcanzaba para jamón y queso—, una latita de chiles y pan, y hacíamos pic-nic en los jardines de la escuela. ¡Nos sabía a gloria!”. Él y sus compañeros se distribuían en dos círculos: el de las muchachas y el de los varones, y “antes de las matemáticas de las 16 horas, nos daba tiempo de tirarnos en el pasto a tomar una siestecita. Alguna vez nos quedamos dormidos y no entramos a la clase”.

Leovigildo Quijano Norma Ávila Jiménez En ese lugar comenzó su formación de especialista en determinar la estructura de los compuestos orgánicos, principalmente los de las plantas. Y aunque haya realizado estancias de investigación en la Universidad Estatal de Luisiana, y dictado conferencias en Estados Unidos, China, Rumania y Tailandia, sus vivencias en la Escuela Nacional de Ciencias Químicas —que incluyen una rapada “sentaditos en las vías del tren” a él y sus compañeros para darles la bienvenida—, confirmaron su vocación.

El doctor Quijano cuenta que este gusto por la química se detonó cuando estudiaba la secundaria: “Tenía una maestra que lograba interesarte en la transformación de la materia”, dice. Para eso, la maestra se valía de experimentos en el laboratorio y preguntas que lanzaba al grupo. Hoy es él quien motiva a los estudiantes a titularse: ha dirigido 62 tesis, incluyendo 11 de maestría y dos de doctorado. “Para mí es sumamente satisfactorio prepararlos muy bien”.

Leovigildo Quijano y su equipo de trabajo se han interesado en el zoapatle, o cihuapatli, planta utilizada desde tiempos prehispánicos por ser útil para ayudar a las parturientas a dar a luz (se dice que tiene propiedades oxitócicas). “Nuestro trabajo está en aislar los compuestos de la planta para averiguar cuál es el que induce las contracciones uterinas”. Una aportación trascendente de las últimas investigaciones sobre este tema es la que apunta a varios compuestos como responsables de la actividad oxitócica de la planta, en vez de sólo dos, como pensaron al principio, aunque “todavía no son concluyentes los resultados”.

Otra línea de investigación del doctor Quijano, distinguido con el Premio Universidad Nacional en 1996, busca aislar los compuestos químicos del pepino de mar, animal con propiedades curativas y que se usa medicinalmente y como alimento en los países del Lejano Oriente. Por lo general, las plantas y animales con propiedades medicinales se estudian para elaborar fármacos posteriormente, pero este objetivo no siempre se alcanza, señala Leovigildo Quijano.

Para relajarse del trabajo, los fines de semana acostumbra escuchar música sinfónica, leer novelas históricas o los libros de Rius y llevar a su perrita a pasear al campus universitario. Esto le da la energía necesaria para iniciar una nueva semana.

Personalmente

A dónde iría si pudiera viajar…

...en el tiempo
A mi época de estudiante en la Escuela Nacional de Química.

... en el universo
A Marte.

... en el plantea
Al Serengueti, en África, por su variedad de fauna y flora

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