26 de abril de 2024 26 / 04 / 2024

¿Quién es? 44

Enrique Carbajal González “Sebastián”

Susana Alicia Rosas

Foto: Dante Bucio

Intuición, geometría y transformación del espacio

Un mechón de cabello entrecano cae en la frente de Sebastián, pero a él eso no le incomoda; al contrario, pareciera que encontró la sombra de un árbol bajo el cual cobijarse e imbuirse en la reflexión. Escucha el timbre del teléfono, pero no permite que lo obligue a abandonar las palabras que nos dedica: “Desde que tengo uso de razón, yo quería ser un gran pintor, un gran escultor, un gran arquitecto, porque el conocimiento que tenía cercano era la historia del arte a través de la escuela de Leonardo, Miguel Ángel y Rafael; los renacentistas eran mi patrón a seguir, de ahí me quedó una huella muy fuerte del amor al arte, la ciencia y la tecnología en una sola propuesta”.

Enrique Carbajal González nació en Chihuahua en 1947. Adoptó el nombre de Sebastián a finales de 1968, y así es como el mundo lo conoce desde que a los 22 años logró ser miembro Honoris Causa de la Academia de Artes de Holanda.

Desde 1971, Sebastián es investigador de tiempo completo de la unam; el nombramiento lo recibió a partir de que diseñó parte del Espacio Escultórico del Centro Cultural Universitario. “No se había dado un nombramiento de este tipo a un artista, en ninguna universidad. Decían ‘¿qué investigan los artistas?, ellos no son investigadores’”.

La obra de Sebastián representa una constante búsqueda guiada desde sus estructuras por la intuición científica, gracias a la cual ha representado la naturaleza en monumentales obras que destacan en el espacio urbano de distintas ciudades del país (el Distrito Federal, Chihuahua, Monclova, Morelia, Querétaro, Toluca, Aguascalientes, Cancún, Huixquilucan, Monterrey) y del mundo (Suiza, Israel, Brasil, Canadá, Estados Unidos, Japón, Islandia, Portugal). “Los artistas somos un poco científicos, pero no todos lo hacemos conscientemente; sin embargo, la inteligencia y la sensibilidad plasmadas en una obra hacen que exista una personalidad, como Picasso, que si tuviera una razón y una búsqueda inteligente de una transformación, no llegaría a la excelsitud. Entonces, sí se necesita tener la capacidad de buscar maneras de inventar un código propio para expresarse”.

Con cuerpos regulares de distintas formas y colores, desplegables, articulados y transformables, Sebastián se apropia del espacio y da rienda suelta a su creatividad para mostrar lo que él mismo ha aprendido durante años de estudio sobre geometría y enseñarlo a los niños, tanto en demostraciones personales como en los cinco libros que hasta ahora ha dedicado a este fin. Porque este apasionado de la escultura encontró en las matemáticas un tema fascinante para enriquecer su trabajo escultórico y lanzar su mensaje estético.

Sebastián, dócil, se deja tomar fotografías; gentil, ofrece sillones cómodos y una taza de café para acompañar la charla; extrovertido, abre las palmas de sus manos y las hace bailar en el espacio al ritmo de las frases; evocativo, ha tapizado las paredes de su estudio con grandes fotografías en blanco y negro de distintas personalidades públicas, diplomas de reconocimientos y distinciones de las que ha sido objeto a lo largo de los años y en distintos lugares del mundo; orgulloso, cada maqueta y transformable que se asoma, aparentemente dispersos por todo el estudio, habla de la dedicación, la organización y de la satisfacción del trabajo realizado. ¿Qué opina Enrique de Sebastián? “Enrique Carbajal inventó a Sebastián, es parte de su creatividad y de su creación, y está contento con todas las cosas que se le antoja hacer”.

Sebastián ha obtenido numerosos premios nacionales e internacionales, como el del Concurso Nacional de Escultura Monumental a la Nacionalidad Mexicana (1981), el Premio Superior Prize 2 en el Concurso Homenaje a Henry Moore, Japón (1987), el Premio para crear la escultura símbolo de la ciudad de Sakai, Japón (1993) y la Medaille de la Ville de Paris (1999). Pero más allá de los premios, lo que hace a este hombre sentirse el ser más afortunado de la Tierra es el placer de concebir la obra y terminarla para luego gozarla en soledad. “Eso no se consigue con nada, no se puede pagar con nada, es un goce íntimo, forma parte del propio espíritu reflejado. Es un goce extraordinario, comparable al que se obtiene al hacer el amor”.

Personalmente

Autorretrato. Soy el producto de la fuerza de un niño y de la intensidad de un adolescente con vocación inquebrantable. Gracias a ello estoy aquí, soy Sebastián y ahora, con madurez, lo sé llevar.

Virtud. Saber esperar para ver realizada una obra. No me dejo vencer, rescato un proyecto para llevarlo hasta sus últimas consecuencias.

Defecto. Ser neurótico y desesperado. Cuando no estoy trabajando me altero mucho.

Lo grande. Nací en un estado con un paisaje muy grande y amplio, y hago esculturas grandes. Pero lo de las esculturas grandes no es por complejo faraónico, lo que sucede es que la cultura urbana necesita dimensión para valorar el entorno.

Volver a ser joven. Me dedicaría, desde el inicio de mi carrera a ser matemático para ser un extraordinario escultor, ingeniero, arquitecto. Huiría de las envidias, los bloqueos y los celos profesionales.

 
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