23 de abril de 2024 23 / 04 / 2024

Ráfagas 107

Martha Duhne

Cristales gigantes

La Cueva de los Cristales, descubierta en el año 2000, se localiza a 300 metros de profundidad en la montaña de Naica, en el desierto de Chihuahua. Esta cueva contiene algunos de los cristales naturales más grandes que se hayan encontrado en nuestro planeta: vigas de yeso translúcido de hasta 11 metros de largo y 55 toneladas de peso. La Cueva de los Cristales es una cavidad en forma de herradura, de cerca de 10 metros de ancho por 30 de largo.

Para entender cómo se formaron estos imensos cristales, Juan Manuel García Ruiz, geólogo de la Universidad de Granada, España, y un equipo de científicos, estudiaron pequeñas cantidades del fluido atrapado en el interior de la cueva. Los científicos concluyen que los cristales crecieron debido a que estaban sumergidos en aguas ricas en minerales y cuya temperatura se mantenía a un promedio de 58°C. A esa temperatura, la anhidrita (sulfato de calcio anhidro), abundante en el agua, se disolvió y formó yeso, mineral blando que puede depositarse en forma de cristal. La montaña de Naica se formó hace millones de años por actividad volcánica. Cuando el magma se enfrió y la temperatura descendió a menos de 58°C, la anhidrita (yeso sin agua) del interior de la montaña comenzó a disolverse y enriqueció lentamente el agua con moléculas de sulfato y calcio, las cuales se han depositado en las cavernas, a lo largo de millones de años, en forma de cristales gigantescos. La selenita de la que están hechos estos cristales es la más bella variedad de yeso.

Desde el hallazgo de la cueva se diseñó un proyecto (en el que participan científicos de las universidades de Turín, Florencia y Trieste, todas de Italia; de Almería, España y de la Universidad Nacional Autónoma de México) para explorar, conocer, divulgar y ayudar a la conservación y protección de los cristales de ésta y otras cuevas.

Los resultados de esta investigación se publicaron en la edición de abril de la revista Geology.

Extraen material genético de objetos antiguos

En una investigación sin precedentes, publicada en el número de verano de la revista Journal of Field Archaeology, dos científicos de la Universidad Harvard lograron extraer ADN humano de objetos de cientos de años de antigüedad, lo que abre un universo de fuentes de material genético del que se puede obtener información para entender, por ejemplo, las migraciones prehistóricas del ser humano. Anteriormente, los arqueólogos sólo habían logrado extraer ADN antiguo de restos humanos, como dientes, huesos, excremento fosilizado y piel.

El material genético utilizado en este estudio proviene de dos tipos de objetos de entre 800 y 2 400 años de antigüedad, recuperados de sitios arqueológicos del sudoeste de Estados Unidos: paquetitos de fibras de hojas de yuca masticadas (“goma de mascar” prehistórica) y una vestimenta parecida a los delantales actuales.

En el caso de las fibras de yuca, se obtuvo el material genético de la saliva que alguna vez las humedeció, y en los delantales, de manchas de sangre menstrual que se encontraron en sus fibras. En este proyecto, dirigido por Steven LeBlanc, director de colecciones del Museo Peabody de Arqueología y Etnología y por Thomas Benjamin, profesor de patología de la Escuela de Medicina, ambas de Harvard, se estudiaron 48 paquetes de fibras de yuca (algunos de ellos pertenecen a la colección del museo desde hace casi 100 años) y 18 delantales encontrados en el Cañón de Chelly, parque nacional situado en Arizona, donde habita actualmente el pueblo Navajo. Los delantales y las fibras de yuca son muy comunes en las colecciones arqueológicas de cuevas de Utah, Texas, California y el Centro de México, y el material genético pudo preservarse debido a que el clima en esos lugares es extremadamente caliente y seco. Del estudio se derivó un resultado sorprendente: las primeras poblaciones de campesinos de la región sudoeste de los Estados Unidos descendieron de las que habitaban en lo que hoy es el centro de México.

“Resultó sorprendente para todo el equipo que pudiéramos extraer información sobre una migración que ocurrió hace 2 000 años de un paquetito de yuca masticada”, observó LeBlanc. Es realmente asombroso y lo es más si pensamos en los miles de objetos que existen en los museos del mundo y la información que se podría extraer de ellos.

Conservación para salvar especies

En el primer análisis científico de su tipo, la Real Sociedad para la Protección de las Aves (RSPB por sus siglas en inglés), del Reino Unido, demostró que un proyecto de conservación desarrollado en países europeos logró mejorar significativamente el destino de las especies de aves más vulnerables de Europa.

En 1979 la Unión Europea emitió una ley que obligaba a sus países miembros a tomar acciones para conservar 181 especies de aves en riesgo de desaparecer; por ejemplo, creando áreas protegidas. A los 28 años de entrar en vigor la ley, un grupo de científicos dirigidos por el biólogo Paul Donald, de la RSPB, realizó una investigación que demuestra que estas especies se han recuperado mejor que otras no contempladas por dicha ley y mejor que las poblaciones de las mismas especies de países europeos que no han firmado el acuerdo. Los resultados se publicaron el 10 de agosto en la revista Science.

Lo importante de este estudio es que demuestra que el dinero y el esfuerzo que se invierten en medidas e protección pueden rendir frutos, en especial cuando las medidas afectan un territorio extenso y están respaldadas por leyes. Los miembros de la RSBP esperan que el resultado de esta investigación logre convencer a los gobiernos de la necesidad de conservar más áreas naturales y a los países remisos de firmar el acuerdo.

No nos haría nada mal adoptar leyes parecidas en México, país con los índices de especies en peligro de extinción más altos del mundo.

Hallazgo prehispánico en Tula

Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) reportaron un sorprendente hallazgo cerca de Tula, Hidalgo: una cámara de cuatro metros cuadrados donde se encontraban las osamentas de 24 niños (de entre cinco y 15 años de edad), al parecer sacrificados en honor a Tláloc, dios de la lluvia. El hallazgo ha causado sorpresa porque se pensaba que la cultura tolteca no practicaba sacrificios humanos.

De acuerdo con Luis Gamboa Cabezas, director del proyecto, no sería ninguna novedad encontrar sacrificios humanos en otro contexto, como en las inmediaciones del Templo Mayor, pero en Tula sí. Y explica que probablemente cambiaron las costumbres al salir el gobernante Topiltzin Quetzalcóatl, lo que ocurrió entre los año 947 y 1100 d. C.

La cámara fue descubierta por casualidad por trabajadores que levantaban una barda en un predio de la Procuraduría General de la República, ubicado a 500 metros de la zona arqueológica de Tula. Los trabajadores dieron aviso a los arqueólogos del INAH, los cuales acreditaron el hallazgo y en marzo pasado comenzaron las labores de exploración. En la tumba había 23 esqueletos alrededor de otro que estaba dentro de un altar. Los arqueólogos piensan que se trata de una ofrenda a Tláloc porque en la tumba había una figurilla de esta deidad y los cuerpos fueron colocados mirando en dirección a la salida del Sol. Por la cerámica que acompañaba los restos óseos deducen que se trata de individuos traídos de la región de Xico y Chalco, donde era frecuente el sacrificio humano relacionado con Tláloc. El estudio comparativo permitió fechar el entierro, de manera preliminar, entre 950 y 1150 d. C.

Otro hecho importante fue el descubrimiento de signos tallados a un costado de los Atlantes de Tula (colosales estatuas de guerreros que resguardan las pirámides de Tula), que sólo se ven a cierta hora, con una combinación precisa de luz y sombra. Los especialistas del INAH opinan que puede tratarse de la firma o sello distintivo del escultor de las estatuas.

Cuánto cuesta una botella de agua

Tomar agua diario es bueno, pero hacerlo en botellas de plástico tiene costos enormes, tanto económicos como ambientales y sanitarios.

Por ejemplo, en los Estados Unidos se gastan 10 000 millones de dólares al año en agua embotellada y se tiran a la basura 22 000 millones de botellas de plástico. En México el problema o es menor: las 90 empresas mexicanas que producen envases de PET (polietileno tereftalato), el más utilizado para este fin, producen 738 000 toneladas de envases al año y el crecimiento de la demanda anual es de 13%. En México, el consumo de PET alcanza los 7.2 kilogramos por persona al año (una tonelada se cubre con aproximadamente 2 000 botellas de PET de 50 gramos). Y sus residuos representan cerca del 30% de los residuos sólidos generados mundialmente.

Para complicar las cosas, una botella de PET puede tardar más de 500 años en degradarse. Y la cuota promedio de reciclaje en México es de entre 5 y 8 %, mientras que en países como Alemania llega al 16%.

Las botellas no sólo representan un problema ambiental, también uno económico: elevan el costo del agua cientos de veces, si lo comparamos con lo que costaría filtrar o hervir el agua.

El asunto también tiene impacto en la salud. Si las botellas se usan varias veces, se pueden liberar algunos compuestos químicos, como el DEHA (dietilhidroxilamina), sustancia cancerígena, o el BBP (butilbencilftalato), que puede alterar el funcionamiento hormonal. Un artículo publicado en el Journal of Environmental Monitoring informa que en algunas botellas de PET analizadas químicamente se encontró antimonio, metal que es irritante para los ojos, piel y pulmones. Además, por su porosidad el plástico puede contaminarse con bacterias si se usa muchas veces. Y sin embargo, las botellas de plástico se siguen vendiendo y consumiendo por millones. Muchos bares y restaurantes sólo sirven agua embotellada.

Por el bien de todos, convendría que tomáramos la decisión de no comprar agua embotellada, sino filtrarla o hervirla.

Logotipo facebook
Logotipo Twitter
Logotipo instagram
Logotipo tiktok

Síguenos en nuestras redes sociales

Imagen de Ciencia a domicilio
Imagen de Suscripción a la revista
Imagen de Universum
Imagen de Ciencia UNAM