Retos 129

Ecoturismo

Antonio Ortiz

Actividades bucólicas

En lugar de irse de vacaciones a Los Cabos como cualquier persona normal en uno de esos paquetes todo pagado, y descansar como una reina tras un año de agotador trabajo, Raquel optó por visitar un extraño rancho de Sonora. Ahí, por “módicos” 5 000 pesos diarios, los vacacionistas podían realizar las labores diarias de un jornalero bajo las órdenes de un implacable capataz.

Junto con los otros 18 huéspedes del rancho, en su primer día de vacaciones Raquel no sólo tuvo que levantarse a las 5 de la mañana para alimentar a las gallinas, preparar la masa de nixtamal para las tortillas, ir a recoger leña y hacer el desayuno del implacable capataz, también, para antes del mediodía, ya les había dado de comer a los cerdos, lavado en el río toda la ropa, acarreado agua del pozo para lavar todas las ollas de la cocina y preparado el almuerzo del capataz y del resto de los vacacionistas.

Después del almuerzo, el capataz reunió a los 19 vacacionistas cerca del pozo y les explicó que la siguiente actividad consistiría en que 9 de ellos limpiaran las extremadamente sucias porquerizas y bañaran a cada uno de los cerdos, mientras que el vacacionista restante tendría que llevar a pastar un hato de apenas 5 ovejas a un prado cercano. Para elegir al vacacionista que llevaría a pastar a las ovejas, el capataz formó a todos en una fila y los fue numerando del 1 al 19 y enviando a las porquerizas a los que les había tocado un número impar, para después nuevamente numerar a los vacacionistas que quedaban, otra vez enviar a las porquerizas a los que les tocó un número impar y así sucesivamente hasta que quedó un solo vacacionista, Raquel, a quien envió con las ovejas.

¿En qué número de lugar se colocó Raquel en el primer contingente para que al final le tocara llevar a pastar a las ovejas?

Actividades nocturnas

Ya por la noche en el rancho, después de que Raquel llevara a pastar a las ovejas, preparara la comida para los demás vacacionistas, lavara los trastes, limpiara la cocina y el comedor, desgranara decenas de mazorcas para alimentar a las gallinas, remendara la ropa del capataz y limpiara todos los vidrios de las ventanas del rancho, como tarea final le tocó subir a la azotea de uno de las cabañas del rancho 700 kilos de chiles para dejarlos secar toda la noche a la luz de la luna.

Si el capataz le había explicado a Raquel que los chiles contenían un 99% de agua y que lo típico era que después de ponerlos a secar toda una noche los chiles tuvieran un 50% de agua, ¿cuántos kilos pesarían al siguiente día, entre todos, los chiles que subió Raquel a la azotea?

Todo incluido

Después de 5 días de infernal y agotador trabajo en el rancho donde había decidido pasar sus vacaciones, Raquel pasó a la caja para pagar lo que debía por su estancia. El cajero era el centenario abuelito del capataz y, mientras le hacía la cuenta, ella le preguntó cuántos bisnietos tenía. Él le respondió: “Mire señorita, francamente no me acuerdo cuántos bisnietos tengo, pero de lo que sí me acuerdo es que todos tienen edades diferentes, que nacieron en años sucesivos y que la suma de sus edades es exactamente igual a la mía; aunque no lo parezca, tengo 102 años nada más”.

¿Cuántos bisnietos tenía el abuelo del capataz del rancho?