Retos 68

Dos de Cantinflas

Antonio Ortiz

Años bailando

Estaba Cantinflas trabajando de mesero en el Balalaika cuando una noche llegó la exuberante Selena. Cantinflas no sólo le sirvió todo lo que ella le pidió, sino que además bailó con ella. Y así, embelesado con el perfume de la suave piel de Selena, Cantinflas intentó conquistarla:

“Mire Selenita, y por qué no como que aprovechamos que ya estamos aquí como quien dice ya medio fundidos entre nosotros, y ya de plano usted me da el sí y yo también a usted; porque mire, como que se ve que nos entendemos bien. Y fíjese, igual y me ve aquí como traqueteadón y medio entradón en años, pero mire, si me ve usted bien, pues como que me veo claramente en la flor de mi edad, porque mire, yo soy como los magueyes de allá de por la tierra de por donde nació mi abuelito: florecen a los 17 años, cuando ya están en su punto, bien jugositos, como los como quien dice tiene aquí su presente que está frente a usted, porque mire, yo me la pasé en la prángana 9 años y ésos como que no cuentan, a diferencia de los 3 que me la pasé rebién con la Rosita que cuentan el doble. Y mire, usted no está para saberlo ni yo para contarlo pero también anduve de marinero 4 años, pero como siempre el barco iba al contrario de cómo gira la Tierra, entonces esos años iba yo, como quien dice, rejuveneciéndome más y más. Y bueno, además, están mis 14 de la infancia que estuve en el rancho de mi abuelo, plante y plante magueyes, y los 3 que llevo aquí dándole a la servidera y a la bailada, junto con los 4 que anduve de banquero, pero de zapatos, pues como que suman los 17 que seguramente usted me ve; y si no, a ver, déle un ratito a la pensada matemática y si usted me adivina los que dicen que en realidad tengo asegún mi acta de nacimiento, pues lueguito lueguito le doy el sí y hasta el anillo de compromiso mi reinita”.

¿Qué edad tenía Cantinflas cuando bailó con Selena?

Los siameses

Cuando en su juventud Cantinflas fue soldado, entre sus obligaciones tenía la de tomar lista por número a sus compañeros de barraca y entregarle el reporte a su sargento. Así, todas las mañanas, los 50 soldados de la barraca se formaban en línea y de izquierda a derecha, con voz fuerte, pronunciaban su número correspondiente: ¡Uno! ¡Dos! ¡Tres!, etc., mientras Cantinflas ponía palomitas en su lista. novedad mi próximo coronelazo que todavía es sargento”, dijo: “Pues fíjese mi a lo mejor futuro comandante en jefe que ahora sí tenemos muchos problemas porque nos faltaron 27. Pero no se me espante tanto, porque no es que nos falten lo que se dice 27 de nuestros ilustres sardos, sino que mire, y esto es algo que ya le quería comunicar de manera comunicada desde hace mucho, hay dos soldaditos que siempre me andan juntitos, se desayunan juntos, marchan uno al lado del otro, cuando uno sale de permiso, siempre también sale el otro, comen juntos y mire, yo no soy como que muy psicólogo pero a mí se me hace que se traen algo, porque se me hace muy raro, o es que a lo mejor con eso de que les dicen los siameses, pues igual y no se pueden separar. Pero mire, se la voy a poner fácil: si usted me dice cuál es el número de cada uno de estos dos muchachitos, le juro por ésta que lo recomiendo con el general, para que me lo asciendan y no se me quede ahí todo achicopaladito”.

¿Qué números tenían los dos soldados que faltaban?