Retos 87

¡Al ladrón!

Antonio Ortiz

Lo que hace la ambición

Después de casi destrozar un cajero automá­tico con un par de viguetas para sacarle todo el dinero, Leoncio y Pancracio fueron a la cantina a repartirse el botín de 17 000 pesos. Cuando ya se habían repartido el dinero en dos partes iguales, Pancracio se levantó para ir al baño. Al regresar a la mesa, Leoncio le dijo: “Mira hermano, voy a ser bien franco, te robé una lana y ahora tengo 6 000 pesos más que tú”. Entonces Pancracio le quitó los 6 000 pesos de su montoncito a Leoncio y le dijo: “Mi buen, ahora si ya estamos otra vez iguales”. A lo que Pancracio contestó: “Perdón mi hermano, ya ves lo que hace la ambición”.

¿Cuánto dinero había en el montón de cada uno?

El dobleteo

Pedro ya llevaba más de ocho horas en una esquina esperando a ver quién pasaba, cuán­do finalmente apareció Luis, el estafador de la colonia. Éste fue el diálogo que se suscitó entre ellos:

Pedro: A ver mi buen, “callitos con la marmaja”.

Luis: No, pos qué pasó. Mejor vamos a jugarle al dobleteo.

Pedro: Y ¿cómo se juega eso?

Luis: Pues muy fácil. Mira, yo te doy un tanto más del dinero que traigas, pero luego me regresas lo de mi pasaje hasta mi casa. A ver, ¿cuánto traes?

Pedro: Esto es lo que traigo.

Luis: Pues órale, pero nada más me devuel­ves los 35 pesos de mi pasaje.

Pedro: Bueno, que conste, así ya no siento que te estoy asaltando.

Luis: Aquí tienes otro tanto de lo que traes, pero regrésame lo de mi pasaje.

Pedro: Toma. A ver, vamos a hacerlo otra vez.

Luis: Aquí va otro tanto de lo que ahora tie­nes, pero regrésame los 35 del pasaje.

Pedro: ¡Como das lata con lo de tu pasaje! Aquí tienes. A ver, vamos a hacerlo otra vez.

Luis: Aquí está otro tanto de lo que ahorita tienes, pero viene lo de mi pasaje.

Pedro: ¡Ahora te voy a tener que quedar a deber 5 pesos!

Luis: Bueno, ahí para la otra me los pagas.

¿Cuánto dinero tenía al principio Pedro?

Naves cualquiera

Estaba un día Pedro en la Delegación de la Policía acusado otra vez de haberse robado varios automóviles la noche anterior. Pero no se trataba de naves cualquiera: Pedro se especializaba en BMW y Porsche. Sin embargo, para poderlo consignar, el agente del Ministerio Público debía establecer exactamente cuántos BMW y cuántos Porsche se había robado; de otro modo el juez podría desechar el caso por falsedad de imputaciones. Como el agente sabía que Pedro era muy mentiroso, decidió aplicarle un suero de la verdad y, una vez que había hecho efecto, le preguntó cuántos BMW y cuántos Porsche se había robado. Pedro, medio mareado, le contestó: “Híjole, me la pone bien difícil. De lo único que me acuerdo es que me robé menos de cinco de cada modelo y por lo menos uno de cada uno. Además, me robé más BMW que Porsche”. Desconcertado, el agente le pre­guntó a Pedro que si al menos se acordaba de cuántos coches se había robado en total. Aunque Pedro le dijo el total, el agente no pudo afirmar exactamente cuántos se había robado de cada modelo; entonces se dio por vencido y le pasó el caso al agente del siguiente turno, olvidando apuntar en el reporte la segunda pregunta.

Al llegar el otro agente y después de leer el reporte, Pedro todavía estaba bajo los efectos del suero, por lo que respondió correctamente cuando se le preguntó cuán­tos BMW más que Porsche se había robado. Sin embargo, a partir de la respuesta el nuevo agente no podía saber exactamente cuántos autos de cada modelo se había robado Pedro.

¿Cuántos autos de cada modelo se robó Pedro?