1 de mayo de 2025 1 / 05 / 2025

Ojo de mosca 318

Popularidad y ciencia

Martín Bonfil Olivera

Mosca hormiga. Eristalis tenax. Clase: Insecta. Subclase: Pterygota. Filo: Endopterygota. Orden: Diptera

“Un millón de personas no pueden estar equivocadas.” Frases como ésta se usan siempre para defender alguna idea que mucha gente acepta. Y suena lógico. Una persona puede equivocarse. Pero “dos cabezas piensan mejor que una”: sumar la inteligencia de varias personas debería evitar errores que una sola podría pasar por alto.

De hecho, ésa es la base de dos de las instituciones más valiosas de la historia humana: la democracia y la ciencia. En la primera confiamos en que las decisiones tomadas por una mayoría de los ciudadanos ayuden a adoptar no sólo las mejores soluciones a los problemas sociales sino también las más justas (aquí la idea sería “muchas cabezas son más justas que una”).

En ciencia se acepta que los descubrimientos de una sola persona pueden contener sesgos o errores, pero que el escrutinio por parte de sus colegas puede asegurar la buena calidad de los avances científicos. Surge así el sistema de “revisión por pares”, en el que los científicos presentan sus hallazgos, junto con la evidencia y los argumentos que los respaldan, para ser examinados con todo rigor por otros especialistas en el mismo campo en busca de cualquier falla. Sólo si los convencen se publican en revistas científicas especializadas.

En ese sentido, tanto en democracia como en ciencia es la aprobación de la mayoría lo que da validez a las elecciones, las leyes o los descubrimientos científicos. Pero en realidad ésta es una visión sobresimplificada de las cosas. Porque las ideas y las opiniones más populares no siempre son correctas. Basta pensar en las largas épocas en las que la esclavitud o la inferioridad de las mujeres eran vistas como verdades evidentes, o en las que se creía que el Sol era una especie de enorme pedazo de carbón ardiente y las enfermedades eran causadas por “aires fétidos”.

Cualquier persona sensata en aquellos tiempos aceptaba éstas y muchas otras ideas que hoy parecen absurdas. Es por eso que ni en democracia ni en ciencia podemos conformarnos con lo que opine una mayoría, sea de ciudadanos o de especialistas. No basta con que una idea sea popular para garantizar que sea correcta.

De hecho, una de las características más molestas de la ciencia es que frecuentemente nos muestra cosas que van en contra de lo que esperábamos… y muchas veces en contra del sentido común. Por eso se necesita evidencia confirmada, junto con argumentos convincentes, para aceptar nuevos descubrimientos. Y por eso los descubrimientos científicos siguen siendo examinados y puestos a prueba incluso después de haber sido publicados. No hay momento más emocionante en ciencia que cuando una teoría largamente aceptada por todos queda refutada por nuevos experimentos que obligan a los expertos a buscar una teoría nueva.

Y es por eso que en las democracias modernas, para evitar las injusticias que causaría decidir todo por simple mayoría de votos, se incluyen mecanismos para garantizar que los derechos de las minorías tengan siempre representación y sean escuchados y tomados en cuenta. Porque las mayorías también pueden equivocarse.

Logotipo Facebook
Logotipo Twitter
Logotipo YouTube
Logotipo Instagram
Logotipo Spotify
Logotipo tiktok

Síguenos en nuestras redes sociales

Imagen de Ciencia a domicilio
Imagen de Suscripción a la revista
Imagen de Universum
Imagen de Ciencia UNAM