18 de mayo de 2024 18 / 05 / 2024

¿Quién es? 300

Cynthia López-Portela

Gloria Valek

Foto: Arturo Orta

De la investigación aeroespacial al salón de clases

Cynthia es una joven astrofísica mexicana con experiencia en análisis de datos, sobre todo de instrumentos de vehículos espaciales, y desarrollo de algoritmos. Obtuvo la licenciatura y el doctorado en el Departamento de Ciencias Espaciales del Instituto de Geofísica, unam, y una maestría en ciencias en la Universidad de Florencia y el Observatorio Astrofísico de Arcetri, Italia. Hoy sus investigaciones se centran en el viento solar y su interacción con la Tierra.

Además de su trabajo en temas de física solar, durante ocho años Cynthia ha sido profesora y jefa del Departamento de Física de la Escuela de Lancaster A. C. en la Ciudad de México. Hoy imparte clases en el bachillerato del Instituto Educativo Olinca, porque está convencida de la importancia de enseñar a los jóvenes.
¿En tu carrera influyó tu familia, tu ascendencia italiana?

El origen de mi familia es ambiguo; no sabemos con certeza si es italiano o portugués, pero sin duda alguna tengo un cariño especial por Italia. Lo que sí influyó en mi formación es haber crecido en un ambiente académico: mi padre era matemático y mi madre es actuaria, ambos por la Facultad de Ciencias en la unam. Sin embargo, mis padres optaron siempre por darnos la libertad de elegir nuestra profesión. Somos cuatro hijas: una es bióloga, otra es ingeniera y otra bailarina; nuestra mascota también era niña [sonríe]. Mi papá fue pionero en México en análisis numérico y catedrático de la unam, y mi mamá, una talentosa actuaria que trabajó muchos años en el Banco de México. Supongo que todo eso se refleja en mi historia.
¿Qué hace que, con tu exitosa carrera académica, dediques parte de tu tiempo a la enseñanza de jóvenes bachilleres?

Es una linda pregunta que me han hecho antes; dar clases me llena muchísimo. Al regreso de la maestría, y sin haber iniciado aún el doctorado, me dedicaba a dar clases particulares y me hablaron del Lancaster; me entrevistaron, di una clase muestra, les conté que en la prepa ayudaba a regularizar a mis compañeros y me contrataron. Comencé una época muy gratificante dando clases en ese colegio y realizando al mismo tiempo mi doctorado. Creo que la docencia, sobre todo a nivel de bachillerato, se vuelve adictiva, porque había visto en Europa (donde hay mayor demanda en las áreas físico-matemáticas) un alto nivel académico, y me cuestionaba por qué, con tanto talento en México, nuestros jóvenes no eligen esas áreas, qué nos está faltando.

¿Qué nos está faltando?

Estoy convencida de que podemos empezar a tener una matrícula mayor si logramos que nuestros jóvenes comprendan que la física les da una formación increíble, que es una carrera bonita y con futuro, que varios premios Nobel en Economía, por ejemplo, son físicos, que muchos directores de empresas transnacionales son físicos y que todo lo que tiene que ver con seguridad cibernética está lleno de ellos. Hasta en instituciones como el Banco de México se contrata a físicos.

¿Es la física una materia formativa en los jóvenes?

Creo que cuando los jóvenes están por elegir una carrera necesitan tener una formación sólida, y la física te da esa estructura mental, no importa a qué vayas a dedicarte. Por eso, cuando en el Lancaster insistieron en que regresara después de dejarlos un periodo por la carga académica del doctorado, volví y fue una experiencia muy bonita, porque me enfoqué en guiar a los chicos e implementar las “nuevas” tecnologías en clase, en mostrarles que aparatos como el celular no son enemigos [sonríe].

Un tema muy atractivo para los alumnos…

Sí, para ellos la tecnología debe ser una aliada. Al regreso de Italia trabajé algunos años en cuestiones de informática y programación con excompañeros físicos, por lo que a mis alumnos les transmito mi gusto no sólo por la física sino también por las matemáticas y la tecnología; los invito a ser usuarios activos y no pasivos, a que usen las aplicaciones con precaución, a que sean conscientes de sus posibilidades y tengan la capacidad de anticipar y analizar sus consecuencias.

¿Cómo lograr el gusto por las matemáticas, tan te­midas en la formación de muchos jóvenes?

Tiene mucho que ver la pasión que demostremos los profesores en las materias que enseñamos; en mi caso, las matemáticas son herramientas fundamentales para entender la física. Está comprobado que hay una relación entre profesores bien preparados, comprometidos y que disfrutan lo que hacen con el aumento de la matrícula en carreras como matemáticas y física. Me parece que debe ser un objetivo conjunto de profesores, autoridades escolares y padres de familia.

¿Qué les explicas a tus alumnos sobre las matemáticas y la física en la vida real?

Que las matemáticas tienen muchas posibilidades, porque son la base de otras áreas; en mi caso, como decía mi padre, “Si quieres hacer buena física necesitas buenas matemáticas”. Hasta la fecha son mi principal herramienta de trabajo y de comunicación para hacer ciencia, y eso también lo transmito en clase. Me parece fundamental cambiar la visión de esas materias que para muchos son difíciles y demostrarles que quienes las enseñamos lo hacemos por gusto, y no porque no nos quede de otra.

Es claro que amas la física, pero ¿por qué la investigación espacial?

Fui a la preparatoria Gabino Barreda de la unam y, aunque al principio no mostraba interés por la astrofísica, me inscribí en el programa “Jóvenes hacia la investigación científica”. Un día que intentaba entrar, sin éxito, en la saturadísima agenda de Julieta Fierro del Instituto de Astronomía de la unam, se abrió otra opción y tuve la fortuna de conocer a la doctora Silvia Bravo del Instituto de Geofísica. Eso cambió mi visión de la física y sus posibilidades para siempre…

¿Silvia Bravo fue tu mentora?

Sí, la doctora Bravo me recomendó dos libros suyos, que fueron básicos: Plasmas en todas partes y Encuentro con una estrella; en todo lo que hago siempre le agradezco, ya que fue ella quien me introdujo en las ciencias espaciales. Hoy en día puedo reconocer que tenía una curiosidad innata por la ciencia; me acuerdo de programas de televisión como El mundo de Beakman y que pasaba algunos fines de semana resolviendo ejercicios de física de un libro que me dio mi papá; también cuando comencé a conocer a investigadores jóvenes recién llegados de Europa, con un estilo hippie-chic [sonríe], muy diferentes de otras personas que conocía. Y cuando descubrí los coloridos carteles que mostraban hermosos planetas e interesantes naves espaciales, me gustó muchísimo, pues soy muy visual. Silvia Bravo fue importante también porque me presentó a la doctora Xóchitl Blanco Cano, que sería después mi directora de tesis de licenciatura y doctorado, a quien considero mi madre académica y con quien hoy me une una gran amistad.

¿Qué te dice el viento solar y cómo lo mides?

El viento solar es un flujo continuo de partículas energéticas, principalmente protones y electrones en un estado conocido como plasma, que fluye desde el Sol. Lo estudio porque me interesa saber más sobre nuestra estrella, sus interacciones con el campo magnético de la Tierra, su influencia en fenómenos como las auroras boreales y su efecto en los sistemas gps y de comunicaciones.

Se mide con instrumentos a bordo de naves espaciales, que conocemos como mediciones in-situ y que registran su temperatura, composición química, velocidad y campo magnético. Existen también telescopios en la Tierra y en el espacio que realizan imágenes de la corona solar con las que hacemos análisis cuantitativos y cualitativos y proponemos modelos matemáticos de propagación del viento solar. Son datos que, como me decía Silvia Bravo, tocan todas las áreas de la física: nuclear, atómica, hidrodinámica, electromagnética, de ondas, partículas, hasta mecánica.

¿Proyectos futuros? 

Seguir investigando y aprendiendo; probablemente hacer un posdoctorado. En la docencia, armar kits de experimentos de física, y seguir apoyando a talentos jóvenes en temas espaciales y promoviendo el cuidado de la Tierra, nuestra nave nodriza en el Universo. Mostrar que la ciencia no debe tener géneros ni fronteras, y debe ser incluyente; que la ciencia es colaboración y no competencia; que en áreas como la física, cuyas leyes son universales, se puede trabajar en cualquier país… Eso trato de transmitir en mis investigaciones y clases, pues trabajar en la academia es para mí una forma de agradecimiento y retribución a la unam y a mi querido México.

En corto

Lugar del Sistema Solar a visitar
Saturno, porque, además de sus anillos, invita a hacernos muchas preguntas; en la Tierra, viajar a Cozumel, pues me encantan el mar y la playa.

Libro preferido
El mundo y sus demonios, de Carl Sagan.

Pasatiempos
Leer, andar en bici, cocinar y tomar fotos.

Pasión
A pesar de que me siento cada vez más ignorante, aprender, porque soy muy curiosa.

Mascota
Un gato siamés llamado Lucio Gagarin Einstein.

Amores
La física, mis hermanas, mi mamá, mis dos únicos sobrinos, los alumnos (mis cometas pasajeros), la unam y México.

Logotipo facebook
Logotipo Twitter
Logotipo instagram
Logotipo tiktok

Síguenos en nuestras redes sociales

Imagen de Ciencia a domicilio
Imagen de Suscripción a la revista
Imagen de Universum
Imagen de Ciencia UNAM