¿Quién es? 304

Christian Domínguez Sarmiento

Gloria Valek

Retrato: Arturo Orta

Christian nació en Xalapa, Veracruz, y recuerda con una mezcla de estremecimiento y asombro los fuertes vientos de los frentes fríos y las lluvias torrenciales que traían consigo fenómenos que azotaban su estado, como los ciclones tropicales. Recuerda que desde que cursaba la escuela primaria se percató de que Veracruz sufría de intensos fenómenos meteorológicos y haber escuchado a los adultos hablar de los problemas que ocasionaban los huracanes y otros eventos del clima.

También fue entonces cuando comenzó a oír conversaciones sobre el fenómeno de El Niño y tuvo que investigar sus características para cumplir con una tarea escolar. Gracias a eso descubrió su fuerza y supo que El Niño era el causante de innumerables desastres, fuertes inundaciones, graves incendios y temperaturas muy altas en todo el país. A partir de ahí comenzó a interesarse más puntualmente en todo lo relacionado con los fenómenos atmosféricos y sus efectos, como en los cuerpos de agua y las presas… y decidió indagar más sobre los ciclones tropicales.

Las experiencias que vivió Christian de niña se cristalizaron primero en una licenciatura en Ciencias Atmosféricas en la Universidad Veracruzana y, poco después, en 2009, en el posgrado en Ciencias de la Tierra de la unam, que en 1977 había creado un centro (ahora instituto) especializado en en aquella área. Por supuesto, ella estaba interesada en trabajar con ciclones tropicales y su pronóstico, aunque estos fenómenos rara vez alcanzan la Ciudad de México.

¿Quiénes influyeron en ti para estudiar meteorología?

Varios profesores y, en casa, mi padre, quien era abogado y trabajaba en el área de desastres del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (dif) estatal. Recuerdo particularmente que nos contó sobre las inundaciones de 1999 y la desesperación de la gente al perderlo todo; nos narraba escenas muy tristes de decenas de animales y muebles flotando y la gravedad de lo que estaba ocurriendo. Ya en la preparatoria me gustó mucho la materia de Ciencias de la Tierra y elegí la licenciatura en Ciencias Atmosféricas en la Universidad Veracruzana, que en 2005 era la única del país con esa carrera. No fue sino hasta 2011 que se creó la licenciatura en Ciencias de la Tierra en la unam, con enfoque en las ciencias atmosféricas.

¿Cómo entraste a la unam? ¿Qué puertas te ha abierto?

Al terminar la licenciatura tuve la opción de quedarme en Protección Civil de Veracruz, pero a los 22 años preferí seguir estudiando y hacerlo en la unam. En la capital del país descubrí un mundo muy diferente al de Xalapa y me encantó todo lo que ofrecen la Ciudad de México y particularmente la Universidad, sobre todo porque promueve el razonamiento, el pensamiento crítico y el descubrimiento. En la maestría reforcé conocimientos, aprendí a utilizar muchas herramientas y me concentré en entender lo que significan las ciencias atmosféricas para un país como México, en específico en cuestiones de agua y sequía, pues todos los años sufrimos de meteoros que cuando se presentan provocan distintos niveles de inundaciones y cuando se ausentan ocasionan, frecuentemente, escasez de agua.

Gracias a la Universidad soy investigadora de su Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático y he podido realizar estancias de investigación en Washington y Colorado, y en instituciones de alto nivel como la Administración Nacional de la Atmósfera y el Océano y el Centro Nacional para la Investigación Atmosférica. Allí aprendí mucho y reforcé mis conocimientos sobre modelos, trayectorias y simulaciones regionales y globales de ciclones tropicales: cómo ocurren esos fenómenos, qué daños producen y los criterios para decidir la información a comunicar a la sociedad para evitar la mayor cantidad de pérdidas humanas y materiales. También estuve durante dos meses, que resultaron muy provechosos, en la Universidad de Sa~o Paulo, en Brasil, donde sufren de lluvias torrenciales y fuertes inundaciones, como en la Ciudad de México.

Otra de las maravillas de la unam es que está llena de actividades artísticas y de eventos deportivos fabulosos, como el Festival Universitario del Agua, con charlas, talleres y conciertos en vivo que despiertan en los jóvenes el interés por los temas hídricos, o la Fiesta de las Ciencias y las Humanidades, con múltiples programas en los que participo con frecuencia.

¿Por qué estudias la atmósfera y el agua?

Sabemos que la atmósfera terrestre es una capa de gas, la más externa y menos densa del planeta, constituida principalmente por nitrógeno (78 %), oxígeno (21 %), argón (0.93 %) y dióxido de carbono (0.04 %), que varía en cantidad de acuerdo con la presión a distintas alturas y que denominamos aire. Es fundamental estudiarla porque todos los seres humanos estamos inmersos en ella y cumple con varias funciones, de las cuales cuatro son las principales: nos provee de gases imprescindibles para la vida, es parte esencial del ciclo hidrológico, protege a los seres vivos de los rayos cósmicos y distribuye la energía del Sol por todo el planeta. Por si fuera poco, gracias a la atmósfera todos los días experimentamos cierto grado de humedad, temperatura y precipitación, dependiendo de la temporada y el lugar. En nuestra vida cotidiana necesitamos saber aspectos tan simples como si estará soleado, si podemos tender la ropa en el patio o si hay que sacar el paraguas o el abrigo. En Veracruz, por ejemplo, se pueden experimentar cambios meteorológicos drásticos diarios, mientras que en la Ciudad de México generalmente vivimos fenómenos marcados por temporadas y, en determinados meses, las lluvias torrenciales suelen afectar nuestra vida diaria y todo lo que hacemos. De eso debemos estar informados.

Por otra parte, los cambios atmosféricos se traducen en la disponibilidad de algo tan vital como el agua. A nivel nacional, saber si va a llover o si nos azotará un huracán se vuelve cuestión de supervivencia, sobre todo en los estados costeros, y todo tiene que ver con el agua. En la Ciudad de México estudiamos el Sistema Cutzamala y la disponibilidad de agua potable para todas las actividades; ahí entra la parte climática e intervienen los tomadores de decisiones, que esperamos que estén cada vez mejor informados.

¿Qué estudias de la atmósfera de ciudades como la de México?

Desde el punto de vista meteorológico estudio los sistemas convectivos mesoescala o scm, que son estructuras atmosféricas impresionantes, generadoras de tiempo adverso que pueden afectar grandes extensiones de territorio, con ciclos de vida de menos de 24 horas. Conocerlos se vuelve por ello fundamental.

¿Cómo es tu día en la unam? ¿Qué importancia das a la divulgación de tus proyectos?

Mi trabajo en la unam es interesante y agradable. Tengo nueve años dando clases y cinco como investigadora; disfruto mucho las asignaturas de la licenciatura en Ciencias de la Tierra, pues me permiten, desde el tronco común, motivar a los estudiantes a dedicarse a la meteorología… Me encanta explorar su curiosidad y capacidad de asombro al explicarles cómo se forman las nubes, los tornados, los vientos que los hacen girar, los ciclones tropicales y los sistemas convectivos o tormentas que provocan fuertes precipitaciones y afectan el clima, la salud, la economía, el transporte y la movilidad.

Trabajo en proyectos de investigación relacionados con ciclones tropicales. Hace poco, por ejemplo, publicamos un libro de divulgación que trata sobre los riesgos que conllevan los ciclones y la importancia de fomentar la toma de decisiones informada, así como sobre la cantidad de lluvia que provocan y cómo pronosticarlos con fines de protección civil y prevención de pérdidas humanas y materiales. Esto implica reunir la información necesaria y evaluar alternativas para luego tomar las acciones más adecuadas.

También participo en la parte hidrometeorológica en otro gran esfuerzo de divulgación que concentra algunos de los riesgos a los que estamos expuestos: erupciones volcánicas, sismos, lluvias torrenciales, sequías pronunciadas o inundaciones. Es financiado por el Instituto de Geofísica de la unam con la colaboración de destacados investigadores y personal técnico del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).

¿Qué proyectos tienes en el futuro?

El tema de las olas de calor, que se caracterizan por superar el umbral promedio de la temperatura en una región durante varios días, me atrae y quizás lo trabaje pronto, pues esos fenómenos ocurren cuando la alta presión atmosférica empuja hacia abajo el aire caliente y lo deja comprimido en un área específica de la periferia; influyen en el aumento de la concentración de contaminantes y por lo tanto en la mala calidad del aire y las enfermedades gastrointestinales. El reto es aprender de las olas de calor en grandes ciudades, porque impactan todo, incluso los niveles de las presas, y en las sequías y los incendios.

En el futuro querría trabajar más en el Sistema de Alerta Temprana ante ciclones tropicales: cómo comunicas a la población que, sin ser necesariamente categoría 5, un ciclón tropical es peligroso, pues trae mucha lluvia y puede producir grandes deslizamientos. También me gustaría seguir escribiendo textos de divulgación de la ciencia, para cambiar mentalidades y estar mejor preparados antes de que empiece la temporada ciclónica. Quiero comunicar a la gente que la atmósfera es un laboratorio natural en el que ocurren diversos fenómenos de gran impacto para todos los seres vivos, que debemos conocer y entender para poder enfrentarlos de la mejor manera.