24 de abril de 2024 24 / 04 / 2024

Ráfagas 273

Ráfagas

Martha Duhne

Shutterstock

Una estrella gigante se oscurece

En diciembre de 2019 varios astrónomos reportaron un hecho insólito: Betelgeuse, una estrella gigante roja de la constelación de Orión, estaba perdiendo brillo. El fenómeno continuó los siguientes meses y para febrero de 2020 su brillo había disminuido a 35 %. Y dos meses después, lo había recuperado. Cambios tan dramáticos son poco frecuentes en el Universo (véase ¿Cómo ves? Núm. 261).

Betelgeuse es una estrella supergigante roja que se localiza relativamente cerca de la Tierra, a 724 años luz; actualmente tiene un radio igual a 900 veces el del Sol. Si la colocáramos en el centro del Sistema Solar, se tragaría a todos los planetas desde Mercurio hasta Marte. Los astrónomos saben que las capas exteriores de las gigantes rojas son frías y pulsan.

Las estrellas no son cuerpos celestes inmutables. Pasan por diferentes etapas dependiendo de su masa. Una estrella se forma cuando la gravedad concentra en una región suficiente masa a una temperatura adecuada para dar inicio a un proceso llamado fusión nuclear, en el que varios núcleos atómicos se unen y forman un núcleo más pesado. En el caso de una estrella como el Sol, se fusionan núcleos de hidrógeno para formar helio, liberando energía.

Las estrellas gigantes rojas se encuentran en la etapa final de su evolución y cuando este combustible nuclear se termina, cesa la fusión nuclear: la estrella explota y se transforma en una supernova. Los astrónomos se preguntaron si esto era lo que le estaba pasando a Betelgeuse.

Utilizando los instrumentos del Observatorio Europeo Austral en el Gran Telescopio de Chile, Miguel Montargès y sus colegas, uno de ellos, José Sánchez Bermúdez del Instituto de Astronomía de la UNAM, capturaron imágenes de Betelgeuse tanto antes como durante lo que llamaron el Gran Oscurecimiento. Comparando estas imágenes observaron que la estrella no se había contraído ni había perdido su brillo de manera uniforme. El cambio se concentró en el hemisferio sur de la estrella. Las observaciones demostraron que el oscurecimiento se debía a polvo sólido, probablemente producido por la misma estrella, que formó una pantalla y bloqueó parte de su brillo. Esto no parece una señal de explosión inminente.

Hasta ahora los astrónomos no tienen forma de predecir cuándo morirá una estrella. Pero los resultados de esta investigación, publicados en la revista Nature el mes de junio, sientan las bases para entender mejor las propiedades de un grupo de estrellas, las masivas gigantes rojas, lo que resulta relevante ya que son protagonistas del ciclo de nacimiento y muerte estelar y de la evolución química del Universo.

Betelgeuse es una estrella supergigante roja que se localiza relativamente cerca de la Tierra, a 724 años luz.

Una estrella gigante se oscureceBetelgeuse en Orión. Joël Kuiper.
Interferomería de Betelgeuse. Astroboy2360 .

En peligro un glaciar de la Antártida

Investigadores de la Universidad de Gotemburgo, Suecia, examinaron lo que sucede bajo el glaciar Thwaites, en la Antártida. Sus resultados, publicados en la revista Science Advances en abril pasado, son preocupantes.

A la capa de hielo de la que forma parte este glaciar del tamaño de Gran Bretaña se le llama Glaciar del Juicio Final por ser responsable de aproximadamente 10 % del aumento anual del nivel del mar.

Thwaites se localiza en una de las zonas más sensibles a las corrientes de agua cálida que ahí llegan. Pero debido a lo inaccesible de la zona, muy lejos de las instalaciones de los centros de investigación que existen en el polo sur y con frecuencia bloqueada por hielo y icebergs, no se había podido estudiar para entender qué está sucediendo bajo la superficie, en la frontera entre el hielo del glaciar y el océano.

Los investigadores usaron un vehículo submarino no tripulado llamado Ran, que recorrió la base del glaciar y midió la fuerza, temperatura, salinidad y el contenido de oxígeno de las corrientes oceánicas que ahí confluyen. Los resultados indican que es un área activa en la que se mezclan diferentes masas de agua, en especial una corriente cálida que llega de la isla Pine Bay, conexión que antes se creía bloqueada por una cresta submarina. El deshielo alrededor de estos puntos podría provocar la inestabilidad de la plataforma de hielo y el desprendimiento del glaciar.

El nivel del mar está determinado por la cantidad de agua que contiene, y la mayor incertidumbre para predecir cuánto se va a elevar y en qué lapso tiene una relación directa con la evolución de la capa de hielo de la Antártida Occidental, donde se localiza este glaciar. Un ejemplo más de la importancia de disminuir los factores que producen el cambio climático en la Tierra.

En peligro un glaciar de la AntártidaEl glaciar Thwaites en 2017. NASA/James Yungel.

Ciencia forense en vestigios humanos de hace 3 000 años

Dos investigadores de la Universidad de Oxford, Inglaterra, buscaban evidencias de violencia resultado de accidentes o agresiones en restos óseos de humanos cazadores-recolectores que han sido depositados en la Universidad de Kioto, Japón. Así dieron con el depósito núm. 24 de una excavación de Filipinas. Al analizarlo, descubrieron que los huesos tenían 790 heridas profundas y aserradas. Las heridas se encontraban en los brazos, piernas, costillas y vértebras. En la excavación original, una mano estaba separada del cuerpo, faltaba la pierna derecha y la izquierda se hallaba encima del cuerpo en posición invertida. Los investigadores dedujeron que la persona, un hombre, había muerto a causa del ataque de un animal y decidieron consultar con un experto del Programa Florida en Investigaciones de Tiburones. El equipo concluyó que el individuo murió hace cerca de 3 000 años a causa de un ataque de tiburón, probablemente tigre o blanco. También creen que el hombre estaba pescando con algunos compañeros cuando sucedió el ataque, ya que su cuerpo fue recuperado y llevado al cementerio local para enterrarlo. Este hallazgo, publicado en la revista Archaeological Science: Reports en julio pasado, nos da no solo una nueva perspectiva sobre las costumbres del antiguo Japón, sino también un ejemplo de cómo los arqueólogos pueden reconstruir un episodio dramático en la vida de una comunidad prehistórica.

En peligro un glaciar de la AntártidaTiburón tigre. (Tom Fricker/The Noun Project).

Hallazgo de un nuevo grupo de homínidos

Un equipo internacional de investigadores descubrió restos de mandíbula y cráneo de un individuo que pertence a un nuevo grupo de homínidos arcaicos con rasgos diferentes a otros encontrados en la región.

El Homo recientemente descubierto en el sitio Nesher Ramla, Israel, vivió hace 130 000 años y comparte características con los neandertales, en especial los dientes, y otras, como la forma del cráneo y la mandíbula, son muy primitivas. Estas características ponen en entredicho la hipótesis actual que afirma que los neandertales se originaron en Europa y sugiere que los ancestros de los neandertales surgieron en la región del Levante, término que se refiere a la costa oriental del Mediterráneo y las islas cercanas.

Los restos fueron encontrados en un sitio donde se planeaba construir una fábrica de cemento pero al encontrar huesos y herramientas se decidió detener la obra y permitir a los arqueólogos trabajar en el sitio. En los niveles más profundos de la excavación, a cerca de ocho metros de la superficie, encontraron una enorme cantidad de huesos de animales, incluyendo caballos, gamos y uros (parientes extintos de los bisontes europeos), así como herramientas de piedra y los huesos del homínido desconocido hasta ahora.

Los resultados, dados a conocer en la revista Science en junio pasado, son de gran importancia científica ya que nos permiten añadir una pieza más al rompecabezas de la evolución humana y comprender las migraciones que llevaron a cabo grupos de homínidos en el mundo prehistórico.

Hallazgo de un nuevo grupo de homínidosEric Gaba.

Áreas verdes en la ciudad de Tikal

Tikal, en Guatemala, fue una de las más grandes ciudades de la cultura maya, habitada por decenas de miles de personas, con una gran extensión de caminos, plazas, templos, una enorme pirámide, palacios para los gobernantes y casas para los campesinos. Y dado que la región no cuenta con fuentes de agua permanentes como ríos o lagos, los habitantes de Tikal construyeron estanques alimentados por un manantial.

Por la importancia de Tikal se han estudiado varias facetas de su cultura, pero no la relación entre los mayas y la selva. Un equipo de científicos de las Universidades de Cincinnati y de Minnesota, Estados Unidos, y de la Universidad de San Carlos de Guatemala estudiaron la vegetación de la ciudad y de los alrededores de los depósitos de agua. Supusieron que encontrarían maíz y otras especies cultivadas, frutales o plantas acuáticas, que pueden verse en algunos de los murales y que en la cosmovisión maya son un enlace entre el mundo acuático y el sobrenatural.

Estudiaron el material genético de restos orgánicos de las especies que se encontraban en los sedimentos de los depósitos de agua. Así identificaron más de 30 especies de árboles, hierbas, enredaderas y algunas plantas con flores. Se trata de vegetación del bosque tropical nativo y no de especies domesticadas. Muchos de los árboles eran ramones, Brosimium alicastrum, especie dominante de la selva

. Los investigadores concluyen, en un artículo publicado recientemente en la revista Scientific Reports, que para construir la ciudad los mayas talaron una enorme extensión de selva en una región calurosa y con poca lluvia, la cual pavimentaron con yeso para construir edificios y caminos. Sin embargo, alrededor de los estanques, en pleno centro de la ciudad, al parecer dejaron crecer especies silvestres, quizá con fines estéticos y recreativos, como en un parque moderno.

Hallazgo de un nuevo grupo de homínidosTikal. Lásló Varga.

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