29 de abril de 2024 29 / 04 / 2024

Ráfagas 305

Ráfagas

María Luisa Santillán

Shutterstock

Celebran cumpleaños del Megalosaurus

El pasado mes de febrero se cumplieron 200 años de la presentación en sociedad del primer dinosaurio, y la Sociedad Geológica de Londres y el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, celebraron este acontecimiento con distintos eventos como conferencias, la colocación de una réplica de tamaño natural de un esqueleto de Megalosaurus en la Biblioteca de Burlington House (recinto que alberga distintas sociedades científicas de ese país) y exposiciones temporales.

En febrero de 1824 William Buckland, profesor de geología de la Universidad de Oxford, presentó durante una reunión de la Sociedad Geológica Británica la descripción de un animal llamado Megalosaurus, que significa “gran lagarto” y cuyo fósil fue descubierto en Oxfordshire, Inglaterra.

En ese momento no se llamaba dinosaurio y no se tenía muy claro qué era o a qué grupo pertenecía. Sin embargo, años después el biólogo Richard Owen encontró características similares entre Megalosaurus, Iguanodon e Hylaeosaurus que los distinguían de los lagartos terrestres y anfibios modernos. Así, bautizó a este grupo de reptiles prehistóricos Dinosauria, que significa “lagartos terribles”.

El Megalosaurus descrito por Buckland pesaba alrededor de 1.4 toneladas, medía entre dos y tres metros de altura y entre seis y nueve metros de largo. Vivió en el periodo Jurásico medio, hace unos 166 millones de años, en un ambiente rodeado de pantanos, arroyos y lagunas. Era carnívoro y se alimentaba de otros dinosaurios.

Se han descrito más de dos mil especies de estos animales, que hoy son parte esencial de la ciencia y también de la cultura popular. Las investigaciones nos han permitido saber por qué se extinguieron y que las aves modernas descienden de algunos de sus subgrupos, aunque aún sigue en estudio por qué algunos crecieron tanto y muchos aspectos relacionados con su comportamiento.

Celebran cumpleaños del MegalosaurusFoto: Shutterstock

Futuro crítico para el Amazonas

Para el año 2050 entre 10 y 47 % del bosque amazónico podría cambiar irreversiblemente, pues cada vez está más expuesto al estrés hídrico provocado por cinco factores: calentamiento global, disminución de la precipitación pluvial anual, aumento de la temporada seca, intensidad de la estacionalidad de las lluvias —es decir, la frecuencia de lluvia en un tiempo concreto— y deforestación.

En un estudio liderado por la Uni-versidad Federal de Santa Catarina, en Brasil, se analizaron estos factores de estrés en el Amazonas y los posibles umbrales críticos que, de cruzarse, desencadenarían un colapso forestal local, regional o incluso de todo el bioma o conjunto de ecosistemas. Los científicos recopilaron registros antiguos, datos de observación y estudios de modelos de factores críticos de estrés en el sistema para conocer los que podrían llevar al bosque amazónico hacia un punto de no retorno. Para los cinco factores que analizaron establecieron un límite seguro que de rebasarse afectaría tanto a la Amazonia como a otras regiones. Uno de ellos, el de deforestación, ya ha sido superado: 13 %, muy por encima del 10 % considerado seguro.

El estudio, publicado en la revista Nature, puntualiza que, aunque algunos de estos cinco factores se acercan al umbral crítico más rápido que otros, mantener un seguimiento y continuar con los estudios proporcionaría información vital para planear estrategias de mitigación y adaptación en la región, que se distingue por contener más de 10 % de la biodiversidad terrestre y ser un sistema que ayuda a estabilizar el clima de la Tierra. Los investigadores puntualizan que para lograrlo se requieren esfuerzos locales que pongan fin a la deforestación y degradación y se enfoquen en la restauración, así como esfuerzos globales que detengan las emisiones de gases de efecto invernadero.

Futuro crítico para el AmazonasFoto: Panga Media/Shutterstock

Inteligencia artificial aprende del lenguaje humano

Saber cómo adquieren el lenguaje los bebés ha sido, desde hace muchos años, un tema de interés para los científicos. Un estudio realizado por un equipo de la Universidad de Nueva York aportó nuevos conocimientos sobre este proceso. Sus resultados muestran que los infantes aprenden nuevas palabras gracias a que las relacionan con su contraparte visual. Entender este mecanismo sería útil para el desarrollo de sistemas de inteligencia artificial, para que éstos puedan aprender el lenguaje de manera similar a los humanos.

La primera parte de la investigación consistió en colocar en la cabeza de un niño una cámara de video que grabó su actividad cotidiana desde los seis meses hasta los dos años. Estas grabaciones registraron momentos en los que el menor relacionaba y aprendía el significado de una palabra ante un estímulo visual. Para saber si una inteligencia artificial podría aprender el lenguaje de la misma manera los investigadores utilizaron 61 horas de video con las que entrenaron un sistema multimodal llamado cvcl (Child’s View for Contrastive Learning, Perspectiva del Niño para el Aprendizaje por medio de Contrastes), el cual tenía 64 categorías visuales, como juguetes o animales, y transcripciones de lo que el menor escuchaba mientras miraba cada objeto. El modelo fue capaz de relacionar las palabras con las imágenes que les correspondían —tal como lo hace un niño cotidianamente— con una precisión mayor a 60 por ciento.

Los resultados de este experimento, publicado en la revista Science, además de abonar a nuestra comprensión sobre la adquisición del lenguaje temprano también permitirán que sistemas de inteligencia artificial —como chat gpt-4— aprendan y usen el lenguaje con pocos datos y no con base en grandes cantidades de información como en la actualidad.

Inteligencia artificial aprende del lenguaje humanoFoto: Oksana Kuzmina/Shutterstock

Tropiezos de una misión lunar reciente

A 50 años del primer alunizaje, una misión de la nasa volvió a nuestro satélite. Se trata del módulo de aterrizaje Odysseus, que se posó el pasado 22 de febrero cerca del cráter Malapert A, en el polo sur. La nave, de 4.3 metros de alto y 675 kilos de peso, fue construida por la empresa particular Intuitive Machines y enviada en un cohete de la empresa Space x. Esta misión logró el primer aterrizaje comercial no tripulado en la Luna.

Sin embargo, a pesar de lo histórico del evento, Intuitive Machines detectó problemas con el sistema de navegación de la nave Odysseus, por lo que fue necesario utilizar el sistema de guía de la nasa para aterrizar, según explicó un comunicado de la propia agencia espacial. Estos contratiempos ocasionaron que el módulo aterrizara de forma lateral: dos de sus antenas apuntan hacia el suelo lunar —lo que impide la comunicación— y sus paneles solares no pueden recargar sus baterías. Así, anunciaron que la nave sólo tendrá energía para operar durante cinco días, a diferencia de los siete que se esperaban.

El módulo lleva consigo instrumentos científicos de la nasa para investigar esta región lunar —de interés para los científicos, pues se cree que en los cráteres bajo sombra hay agua congelada—, así como carga comercial útil para futuros experimentos científicos privados. La nasa pagó a Intuitive Machines 118 millones de dólares como parte de la iniciativa clps (Commercial Lunar Payload Services, Servicios de Carga Lunar Particular), un programa de la agencia enfocado en contratar empresas particulares para llevar ciencia y tecnología a la superficie lunar.

ropiezos de una misión lunar recienteFoto: Intuitive Machines

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