8 de octubre de 2025 8 / 10 / 2025

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Reseñas

Lizbeth Zavala y Maia F. Miret

Olya Fedorova/Shutterstock

Insaciable: Del consumo compulsivo de drogas a la investigación compulsiva de la adicción

Insaciable - portada Insaciable: Del consumo compulsivo de drogas a la investigación compulsiva de la adicción
Judith Grisel, traducción de Mar Cobos Vera, Yonki Books, 2025

¿Cuál es el mecanismo de una adicción? ¿Por qué algunas personas se enganchan con ciertas sustancias y otras no? ¿Depende del tipo de droga? ¿De la cantidad que se consuma? ¿De los genes? ¿Del destino? ¿Por qué no se puede frenar el consumo? ¿Por qué nunca es suficiente? Judith Grisel, neurocientífica del comportamiento y cuya línea de investigación es la determinación de las causas de la adicción a las drogas, responde en Insaciable éstas y otras preguntas, no sólo desde sus más de dos décadas como investigadora sino también desde su propia experiencia. La autora narra que comenzó a consumir alcohol y otras drogas a los 13 años. La adicción, explica, es uno de los problemas de salud más importantes y urgentes porque afecta a una de cada cinco personas mayores de 14 años y cada día mueren unas 10 mil personas por su causa en todo el mundo. Desafortunadamente aún no se determinan ni las causas ni un tratamiento eficaz para todos los casos, pero muchas personas logran superar hasta las adicciones más extremas. Este libro, lleno de humor negro, pero también de rigor científico, habla sobre diferentes sustancias y sobre el cerebro adicto con el fin de ayudar a entender uno de los temas de salud más delicados.

Insaciable fue publicado por la editorial Yonki Books, especializada en ensayos sobre la adicción. Su editor, el biólogo clínico Oihan Iturbide, echó a andar hace algunos años este catálogo tras su propia rehabilitación. Por el momento en México estos títulos sólo pueden leerse en e-book en la plataforma Kindle.

Tetris

Tetris Tetris. Alekséi Pázhitnov 1985

¿De verdad vamos a reseñar Tetris? Sí. Aunque sea tan viejo que algunos de ustedes sólo lo conozcan de nombre, es casi sinónimo de “videojuego”, y posiblemente uno de los primeros que jugamos de forma obsesiva. Tanto que hasta provocó algunos efectos cognitivos notables, como el “efecto Tetris”, que consiste en ver piezas en movimiento cuando no estás jugando. Y es que Tetris requiere un montón de ancho de banda: involucra muchas regiones cerebrales, incluidas algunas que tienen que ver con el control del movimiento, y deja una impronta duradera en el cerebro. También fue uno de los primeros juegos que las disciplinas neurocientíficas probaron para el tratamiento del trastorno de estrés postraumático: parece que si juegas Tetris muy poco tiempo después de una experiencia potencialmente traumática la exigencia mental del juego impide que se consoliden esos recuerdos de manera patológica. Y por cierto, también se ha investigado su uso en el tratamiento de adicciones: un estudio pequeño reveló que puede controlar el deseo de consumir sustancias nocivas. Otro estudio descubrió que jugar Tetris puede aumentar el grosor de la corteza cerebral. Esto no quiere decir que nos haga más inteligentes. Y hay que decirlo: conlleva sus propios riesgos de adicción, así que, viejo o nuevo, el consejo para estos jueguitos es siempre el mismo: no demasiado.

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