29 de marzo de 2024 29 / 03 / 2024

Ráfagas 6

Martha Duhne

El origen del VIH

El origen del Virus de la Inmunodeficiencia Humana Tipo I (VIH-I), causante de la epidemia mundial de sida, ha sido un tema polémico desde su descubrimiento en 1983. Si bien la presencia del virus en primates salvajes antes de que se detectaran casos humanos de la enfermedad, era reconocida por la comunidad científica internacional, falta saber en cuáles de ellos y cómo es que se ha dado la transmisión del animal al hombre. Beatrice H. Hahn, investigadora de la Universidad de Alabama, Estados Unidos, y sus colegas en Francia e Inglaterra, publicaron un artículo en la revista Nature, en el que presentan un análisis genético comparativo del Virus de la Inmunodeficiencia Simia (VIS), del chimpancé de la especie Pan troglodytes, con el del VIH-I. Hasta ahora, los resultados muestran una extraordinaria similitud entre ambos.

De acuerdo con Hahn y su grupo, la transmisión del simio al hombre podría haber tenido lugar durante la cacería o en el proceso de preparación de estos chimpancés como alimento, práctica que es común en el África ecuatorial occidental, donde se piensa que el VIH-I infectó por vez primera a seres humanos.

Más y mejores rines en menos tiempo

Cuando la empresa Hayes Wheel Acero, fabricante de rines para auto, extravió la clave de entrada a la máquina con la cual éstos se miden, se enfrentó a la necesidad de contar con un sistema para medir el centro de los rines en unos cuantos segundos y de esa manera detectar algún error en el troquelado.

Para resolver el problema, esta empresa solicitó el apoyo técnico del Instituto de Ingeniería de la UNAM. La Coordinación de Instrumentación de esta dependencia universitaria propuso la adaptación de un nuevo sistema de medición basado en sensores de posición y en un computadora de propósito general (que puede tener aplicación en cualquier actividad, ya sea del campo de la ingeniería, la medicina, la sociología, etc.), que permitiera evaluar la calidad de cada rin con mayor precisión y en menor tiempo.

La compañía solicitante se interesó en la propuesta y estableció 0.07 milímetros como límite de tolerancia. El sistema desarrollado por la Coordinación mencionada mejoró tal especificación al lograr un nivel de tolerancia de 0.02 milímetros, cumpliendo así sobradamente con las normas internacionales.

En cuanto al tiempo de medición, éste disminuyó notablemente pues en el mismo lapso en el cual antes se realizaban tan sólo 30 mediciones, ahora se llevan a cabo 100. De esta manera, el volumen de producción de rines aumentó de ocho mil a 24 mil unidades por día, lo cual propiciará mayor competitividad y, desde luego, mayores niveles de exportación para esa empresa.

Detección de incendios en México desde satélites

Observar nuestro planeta desde el espacio exterior ya no es privilegio exclusivo de los astronautas; las nuevas tecnologías geográficas nos hacen partícipes de ese goce al mostrarnos imágenes sorprendentes enviadas desde los satélites. Plasmadas en mapas, éstas contribuyen a detectar y prevenir desastres naturales como los incendios que azotan al territorio nacional durante la sequía.

En el Laboratorio de Sistemas de Información Geográfica y Percepción Remota del Instituto de Geografía de la UNAM se captan, procesan y analizan las imágenes satelitales en el contexto de un sistema de información geográfica con el fin de determinar el lugar preciso y las dimensiones de los incendios.

Durante los meses de enero a junio de 1998, el equipo de científicos del laboratorio mencionado trabajó con 120 imágenes generadas por el sensor AVHRR (Advanced Very High Resolution Radiometer) de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos.

Los resultados indican que en 1998 ocurrieron 14,000 incendios, que afectaron 530 mil hectáreas, 21% en zonas forestales y 79% en matorrales y pastos. Esta información, integrada a una base de datos y vertida en grandes y coloridos mapas, puede en un futuro cercano contribuir al diseño y construcción de modelos preventivos ante los desastres naturales.

Chile de árbol para el dolor

Qué paradójico que algo capaz de producir tanto ardor al comerse también pueda utilizarse para combatir algunos dolores. Se trata del chile de árbol, el cual contiene una sustancia llamada capsaicina —precisamente la culpable de que nos enchilemos— y que actúa sobre ciertas terminales nerviosas, sin efectos secundarios.

Con base en dicha sustancia, los maestros José María García Saiz y Daniel Cubillo Burón, de la Facultad de Química de la UNAM, elaboraron una fórmula farmacéutica que alivia el dolor de quienes padecen neuropatías diabéticas, artritis, neuralgias posherpéticas y otros malestares que demeritan su calidad de vida. De igual manera, la fórmula actúa tanto en el caso de golpes fuertes como en patologías reumáticas articulares. Es más, no sólo alivia el dolor de las articulaciones, sino también, en algunos casos, desinflama y permite recuperar la movilidad de las mismas.

En sus investigaciones, los maestros García Saiz y Cubillo Burón han contado con la colaboración de la doctora María del Carmen Amigo, del Instituto Nacional de Cardiología, quien realizó las pruebas clínicas, y de los maestros Lorenia Mora Tovar y Santiago Capella, que desarrollaron los métodos analíticos de las capsaicinas para cuantificarlas perfectamente.

¿Cómo actúa la capsaicina contra el dolor? Resulta que en nuestra piel existen terminales nerviosas (tipo C) que detectan el dolor y un neurotransmisor (sustancia P) encargado de transmitirlo. Cuando la capsaicina diluida en crema se aplica sobre el área donde existe molestia, se interfiere la actividad de dichas terminales y se inhibe la sustancia P. De este modo se bloquea la conducción de los impulsos dolorosos hacia el sistema nervioso central y el malestar desaparece conforme se aplica una pequeña cantidad de la crema en repetidas ocasiones. No produce efectos secundarios, solamente se presenta un efecto colateral que es el calor que genera la capsaicina al desplazar a la sustancia P. Por ello no se debe frotar como otras cremas o pomadas.

Allende, el meteorito

En el Laboratorio de Paleomagnetismo del Instituto de Geofísica de la UNAM se llevan a cabo estudios de las propiedades magnéticas de Allende, un meteorito que cayó en México hace 30 años, que podrían despejar algunas incógnitas sobre la composición y características de los cuerpos celestes.

Una madrugada de 1969, numerosos fragmentos de meteorito cayeron en los alrededores del pueblo de Allende, en el estado de Chihuahua. La caída provocó un fenómeno luminoso que pudo ser observado en una amplia zona del norte de México y el sur de Estados Unidos. El meteorito, que seguía una trayectoria hacia el noroeste, se quebró en dos partes, las cuales a su vez se fragmentaron generando una lluvia meteórica acompañada de estampidos.

Naturalmente el fenómeno despertó la curiosidad de los lugareños y atrajo a muchos visitantes y científicos nacionales y extranjeros, quienes recolectaron alrededor de dos toneladas de fragmentos. Así, dio inicio uno de los capítulos más importantes en el estudio del Sistema Solar por parte de la Agencia Espacial Norteamericana (NASA) y de varias universidades y centros de investigación en el mundo, entre ellas la UNAM. Esto convirtió a Allende, junto con las rocas lunares, en uno de los especímenes más estudiados. Los primeros análisis realizados en este meteorito revelaron que las concentraciones relativas de sus elementos químicos corresponden a las que se habían observado en la atmósfera del Sol, lo cual refleja la composición del material que dio origen al Sistema Solar.

A pesar de que han pasado tres décadas desde aquel acontecimiento, Allende continúa aportando información trascendente. De hecho, investigadores del Laboratorio de Paleomagnetismo esperan que los resultados del estudio de las propiedades magnéticas del meteorito ayuden a dilucidar aspectos sobre el origen de los cóndrulos, esferoides milimétricos que forman parte de los meteoritos y contienen datos de la composición y estado de la nebulosa protoplanetaria.

México en Internet 2

El boom en el uso de Internet, ha traído como consecuencia una saturación que dificulta el acceso y afecta la velocidad de tránsito. Es por ello que ya se trabaja en la construcción de una nueva red de redes: Internet 2, proyecto internacional en el cual participa México.

Concebido originalmente en Estados Unidos, Internet 2 se basa en una alianza entre universidades, gobierno e iniciativa privada, para crear los medios de operación de la red con gran anchura de banda y otras características avanzadas como controles de servicio, seguridad y autentificación.

Internet 2 cubre la necesidad de contar con una red de gran capacidad para proyectos académicos generales y no sólo los de investigación que en forma restrictiva permite la red denominada VBSN de la National Science Foundation. Agrupa a más de 140 universidades y 30 empresas, y tiene en operación la red Albeine.

En México, de acuerdo con el doctor Alejandro Pisanty, director general de Servicios de Cómputo Académico de la UNAM, el esfuerzo para promover Internet 2 inició en 1997, aunque no fue hasta 1998 cuando se establecieron las bases para la colaboración entre las universidades de las Américas, de Guadalajara, Nacional Autónoma de México y Autónoma Metropolitana; los institutos Politécnico Nacional y Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, así como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. El objetivo: impulsar el desenvolvimiento de una red de capacidades avanzadas al servicio de la enseñanza, la investigación y el desarrollo tecnológico.

A partir de este esfuerzo y con el apoyo de las secretarias de Educación Pública y Comunicaciones y Transportes, así como del Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa, se creó el pasado 8 de abril la Corporación Universitaria para el Desarrollo de Internet (CUDI). A este organismo se han acercado varias empresas, sobre todo de la industria del cómputo y las telecomunicaciones, con la intención de participar en el proyecto. Es el caso de Telmex, que ha ofrecido la red para enlazar a las instituciones participantes.

Algunos de los beneficios de Internet 2 son la creación y adopción de tecnología avanzada en redes; el soporte a proyectos de investigación y desarrollo, así como la apropiación de estas innovaciones mediante un intenso esfuerzo de formación de recursos humanos.

La naturaleza es como una buena película

Sergio de Régules

Cuenta la leyenda que Hans Bethe, el físico que desentrañó el mecanismo de la fusión nuclear en el interior de las estrellas, estaba una noche con su novia en el campo, contemplando el cielo nocturno. “Qué hermosas son”, dijo la muchacha. “Sí —respondió Bethe— y en este momento soy la única persona en el mundo que sabe por qué brillan”. Quizá pienses que con esta respuesta Bethe estaba echando a perder un momento romántico. Pero antes de juzgarlo, déjame ser su abogado defensor. Los descubrimientos de Bethe (y de otros astrofísicos) nos han acercado más a la naturaleza. Gracias a él hoy sabemos que todos los átomos de elementos químicos más pesados que el hidrógeno y el helio —los dos átomos más simples— se crearon en el interior de estrellas que más tarde estallaron como supernovas. Nuestro planeta está hecho de residuos de estrellas y nosotros mismos somos polvo estelar. La astrofísica nos ha vinculado con el cosmos.

En cuanto a la poesía, piensa que, mientras la novia de Hans veía sólo puntitos de colores pálidos sobre fondo negro, Bethe adivinaba soles de atmósferas turbulentas agitadas por el fuego nuclear, cuyos colores revelan la temperatura, la edad y la composición química de las estrellas. La naturaleza es como los buenos libros y las buenas películas: cuanto más sabes, más te dan. No es cierto que los científicos sean insensibles a la belleza de la naturaleza por haberla hecho su objeto de estudio; al contrario, la ciencia es un camino que va revelando una maravilla tras otra, pero, como en las buenas películas, sólo a quien está bien informado.

Hace poco fui a ver Shakespeare apasionado. En el cine había público de todas la edades y lo interesante es que la trama de la película opera en varios niveles (por eso es buena). En el nivel más superficial, si no sabes quién es Shakespeare (sucede en las mejores familias), de todos modos puedes disfrutar la historia de amor y los chistes más sencillos. En el siguiente nivel, te puede resultar curioso que el famoso inglés aparezca como un pobre escritor frustrado que ha perdido a su musa y que, para ganar dinero, esté escribiendo una comedia barata: Romeo y Ethel, la hija del pirata, que acabará siendo la famosísima tragedia Romeo y Julieta. En el último nivel, si has leído Romeo y Julieta, tal vez reconozcas frases que han pasado a la posteridad y te rías de la idea de que Christopher Marlowe, auténtico rival de Shakespeare en la vida real, haya sugerido a Will la trama de una de sus obras más famosas. Mi escasa experiencia shakespeariana no alcanza para más, pero me imagino que, para los expertos que entienden la película al nivel más profundo, debe ser una verdadera delicia.

Así pues, no juzgues con dureza a Hans Bethe, el hombre que nos ayudó a entender las estrellas. Su intención no era echar a perder un momento romántico, sino compartir con su novia la poesía de un descubrimiento deslumbrante.

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