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La de bronce para México

Daniela Vieyra Ruiz

Ilustración: Carla García

Con los recientes acontecimientos en las Olimpiadas de Tokio 2020 y la crítica en redes sociales al desempeño de nuestros deportistas en la tabla de medallas, recordé una situación que ocurrió en 2019, cuando competíamos en los concursos de robótica más importantes a nivel nacional. Ese año ganamos un par de competencias internacionales pero nadie parecía darnos crédito pues se habían celebrado en México. A finales de agosto ganamos un pase al Robochallenge Romania pero al ser estudiantes y dedicar nuestros ingresos a comprar componentes para mejorar los prototipos, carecíamos de ahorros.

El concurso en Rumania se llevaría a cabo a principios de noviembre y debíamos juntar alrededor de $50 000 solo para los pasajes aéreos. Nuestros recursos eran insuficientes, así que durante los meses restantes nos dedicamos a buscar patrocinadores hasta que dos instituciones y nuestras familias nos apoyaron. Una vez en Bucarest, en los primeros dos días de competencias, tres de nuestros cuatro robots quedaron descalificados, excepto Ryuko (nuestro prototipo). Durante el último día, Ryuko llegó a la final, quedaba la duda sobre qué pasaría con el robot una vez que lo pusiéramos en la pista, ya que había estado fallando.

Todo nuestro esfuerzo estuvo en juego en los 13.2 segundos que tardó Ryuko en actuar y lograr que nosotros obtuviéramos una medalla de bronce para México. Al regresar nos llovieron críticas de nuestros compañeros y profesores, pero no nos importó, estábamos felices; ellos desconocían los sacrificios que hicimos y nuestro esfuerzo para llegar hasta ahí.