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De entrada

Maia F. Miret

Para el número de este mes nos encontramos con una disyuntiva muy divertida: ¿cómo titular el artículo de portada? ¿Las sustancias del amor? ¿La vida amorosa de los insec tos? No es la primera vez que decidimos antropomorfizar un poco el título de un texto en nombre del humor, y en este caso decidimos darle una vuelta de tuerca: sí, hablaríamos de amores, pero de amores tóxicos, pensando en las distintas estrategias de manipulación que han evolucionado en machos y hembras de insectos de una misma especie, todas las distancias guardadas, naturalmente, con el caso de los humanos. Como ocurre siempre en ¿Cómo ves? confiamos plenamente en que la inteligencia y el sentido del humor de nuestros lectores nos favorezcan.

Otro de los textos en los que el humor desempeña un papel preponderante no es de hecho un texto, sino un experimento. Se trata de un formato mixto entre infografía y cómic que se ocupa de unos de los problemas ortopédicos más serios en un mundo lleno de problemas ortopédicos: el síndrome del cuello tecnológico, que por supuesto tiene que ver con la propensión, muy reciente, de ver nuestro teléfono constantemente y en la peor posición posible. Recordemos que nuestra cabeza pesa.

También nos da gusto tener nuevamente en nuestras páginas a Susana Biro, que nos cuenta las circunstancias en las que se estrenó en México el uso de la fotografía para la investigación astronómica. Hoy que le sacamos fotos literalmente hasta a la sopa nos parece una obviedad, pero a finales del siglo XIX, cuando aún era un proceso caro, engorroso y lleno de incertidumbre, hubo astrónomos de todo el mundo que sentaron las bases de la astrofotografía moderna.

Buena mitad del año y felices vacaciones a estudiantes y profesores.