3 de junio de 2025 3 / 06 / 2025

¿Quién es? 319

Valeria Mas

Gloria Valek

Foto: revista ¿Cómo ves?

  1. Fotógrafa subacuática naturalista que con su inseparable cámara se sumerge en las profundidades del mundo que la cautivó desde niña. Empezó a bucear a los 14 años y a los 16 se certificó como buza en la unam.
  2. Su primera cámara fotográfica de rollo se la regaló su papá. Hoy tiene equipos digitales especiales que permiten hacer tomas de mayor calidad y corregir al momento.
  3. Estudió comunicación y se especializó en cine en la Universidad Iberoamericana, pues deseaba llevar el tema de la conservación de la biodiversidad marina a grandes públicos.
  4. Se certificó como buza profesional para bajar a grandes profundidades y visitar cuevas y cavernas, y también es instructora de buceo recreativo premiada por sus capturas fotográficas.
  5. Ha fotografiado las islas Galápagos, y en México el Sistema Arrecifal Veracruzano, el Mar de Cortés y Cabo Pulmo en Baja California Sur, el archipiélago de Revillagigedo en Colima, el arrecife Alacranes en Yucatán y Cozumel, Quintana Roo.
  6. Desde que se sumerge se enfrenta a un espectáculo sobrecogedor al que desafortunadamente pocos tienen acceso. Espera que sus mensajes de conservación animen al público a ser responsable con lo que lo rodea.
  7. Con algunos colegas formó la Asociación Mexicana de Imagen Subacuática para generar conciencia sobre la protección de los ecosistemas. Es autora del libro Sistema Arrecifal Veracruzano. Este sistema es parque nacional desde 1992 y requiere acciones urgentes de conservación.
  8. La hace feliz sumergirse en el mar, ver sus fotografías expuestas en espacios como el museo Universum o las rejas de Chapultepec en la Ciudad de México, y compartirlas sobre todo con niños y jóvenes para que aprecien más la vida marina, tan vasta y vulnerable.
  9. Además de la familia, sus grandes amores son el mar, la naturaleza, la fotografía y el deporte. Su animal preferido es la manta gigante y desea continuar toda su vida en proyectos fotográficos y fílmicos sobre la conservación de los ecosistemas acuáticos.

Contenido exclusivo revista digital

Fotógrafa subacuática y naturalista enamorada del mar y sus habitantes

Con su inseparable cámara y enfundada en un traje de neopreno, chaleco, cinturón de plomo, aletas, visor y un tanque de aire en la espalda, Valeria se sumerge en las profundidades que rodean las islas Galápagos para deslizarse en el mundo subacuático que la ha cautivado desde niña. Es una reconocida fotógrafa subacuática que ha incursionado en mares, océanos, arrecifes y archipiélagos de México y de otros ecosistemas de la Tierra, que a través de su lente nos permite ver por qué la han maravillado sus peculiares habitantes. Ha capturado espectaculares imágenes acuáticas que, específicamente de México, ha obtenido sobre todo en las aguas del Sistema Arrecifal Veracruzano, el Mar de Cortés y Cabo Pulmo en Baja California Sur, el Archipiélago de Revillagigedo en Colima, la Laguna de Alchichica en Puebla, el Parque Nacional Arrecife Alacranes en Yucatán, en Zihuatanejo, Guerrero y, por supuesto, en las cristalinas aguas de Cozumel en Quintana Roo.

Valeria nació en la Ciudad de México, donde estudió comunicación y se especializó en cine en la Universidad Iberoamericana. Ha tomado varios diplomados y cursos de buceo y fotografía, y considera a Veracruz, en el Golfo de México, como su segunda casa, por la belleza y variedad de sus arrecifes.

Desde joven se interesó en la fotografía. Se inició capturando imágenes de su familia en las playas del Pacífico mexicano y poco a poco se convirtió en una profesional de la fotografía subacuática, con la certificación necesaria para poder bajar a mayores profundidades y visitar incluso cuevas y cavernas. Es instructora de buceo recreativo y de buceo idc Staff padi, que proporciona un mayor conocimiento del proceso a instructores. Ha sido merecedora de numerosos premios nacionales e internacionales que reconocen el valor de sus hallazgos, producción fotográfica y divulgación.

Valeria MasFoto: © Valeria Mas

¿Cómo te empezaste a dedicar a la fotografía subacuática?

En casa mis papás tomaban muchas fotos familiares y siempre me prestaban la cámara. Como a los 16 años de edad tomé cursos de fotografía artística con el reconocido artista Saúl Serrano en el Centro Cultural de Arte Contemporáneo y vi una exposición del fotógrafo David Doubilet que me voló la cabeza, por los extraordinarios colores y nitidez. Empecé a bucear a los 14 años y a los 16 me certifiqué como buza y empecé a practicar con mi papá y mi hermana. También asistía a la alberca de Ciudad Universitaria, pues formaba parte del grupo de buceo de ciencias de Miguel Fuentes en la unam.

Un día, caminando por el barrio de Coyoacán, vi un anuncio sobre un curso de fotografía subacuática con cámaras de rollo… Lo tomé y mi papá me regaló mi primera cámara para fotografiar ese mundo. Con esa herramienta empecé a vivir una experiencia apasionante, pues tienes que escoger muy bien tus tiros, posicionar bien tus flashes y calcular la distancia que crees que hay entre la lente y los sujetos-objetos en movimiento.

Luego aparecieron las cámaras digitales que permiten tomar más fotos con mejor calidad, hacer muchas más tomas, revisar la imagen y poder hacer correcciones al momento. Con la cámara digital empecé a mejorar mucho y poco tiempo después me certifiqué como instructora de buceo. En aquella época empecé una carrera universitaria, pues no pensaba que podría vivir sólo del buceo, pensaba que necesitaba una carrera más formal.

Y estudiaste comunicación, no biología

Sí, pues no tenía suficiente información sobre todas las aplicaciones que tiene la biología y creía que terminaría encerrada dando clases de prepa y yo quería trabajar en campo y sobre todo llegar a grandes audiencias… Por eso decidí estudiar comunicación; quería llevar el mensaje de la conservación de nuestros recursos naturales (que cada vez me sorprendían más) y ese podría ser el camino. Empecé a tomar cursos de buceo y fui escalando niveles hasta convertirme en instructora.

Trabajé como fotógrafa freelance para la industria de la moda, en un suplemento del periódico La Jornada y para una casa de subastas de arte, y lo que ganaba lo invertía en equipo y en viajes de buceo. Al mismo tiempo comencé a interesarme cada vez más en las especies locales y endémicas de México y en la impresionante biodiversidad de nuestros mares.

¿Te hubiera dado más herramientas estudiar biología?

Sí, pero no me arrepiento del camino recorrido, además de que nunca es tarde para seguir aprendiendo. En mi biblioteca tengo muchos libros sobre identificación de peces, comportamiento de animales marinos, biología y divulgación de la ciencia, y continuamente recurro a ellos y me trato de meter como lo haría una naturalista. No puedo llegar a generar conocimiento científico como los biólogos pero siento que como comunicóloga también puedo aportar muchísimo… y aliarme con los científicos para llevar mensajes que a veces los biólogos, por estar tan metidos en sus investigaciones, no pueden comunicar. Además, formo parte de la Alianza Mexicana de Fotografía para la Conservación, conformada por científicos pero también por fotógrafos de otras áreas, interesados y comprometidos con la conservación.

¿Cómo describes tu experiencia en el mundo acuático?

Increíble. Desde que me sumerjo me enfrento a seres que parecen surreales y que me maravillan y enriquecen. Es un mundo extraordinario, fantástico, lleno de colores y seres loquísimos, en el cual puedes encontrar de todo tipo de peces, esponjas fosforescentes, pulpos de diferentes tamaños y mantas que pasan, te observan y te llegan al corazón… Y transmitir a través de la fotografía eso que veo y siento es algo único, un mundo que deseo dar a conocer, al que desafortunadamente pocos tienen acceso. Mediante la fotografía puedo mostrar las alfombras de algas verdes, pardas o cafés, y la impresionante belleza de los corales, esponjas, anémonas, moluscos, crustáceos, delfines, tiburones y miles de criaturas más que conforman un espectáculo sobrecogedor.

He sido afortunada, pues tomé mis primeras imágenes con una cámara fotográfica analógica Nikonos v, que era una maravilla y toma fotografías de gran calidad. Hoy cuento con una cámara subacuática digital con la que también hago video. Son equipos más sofisticados que me permiten acceder y capturar más detalladamente ese emblemático mundo.

Valeria MasFoto: © Valeria Mas

Has expuesto tu trabajo en diversos lugares de México y has obtenido numerosos premios a nivel nacional e internacional…

Sí, llevo ya varios años en esto… una travesía de décadas. Fui campeona nacional de fotografía subacuática en competencias organizadas por la Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas y he participado en tres mundiales de Fotografía Subacuática. Algunas de mis imágenes han sido publicadas en revistas como Architectural Digest, Amura, Especies, Archipiélago, Mexicanísimo y National Geographic en español. Eso me ha dejado grandes satisfacciones.

¿Qué es para ti la fotografía subacuática?

Es mi vida; es una herramienta fundamental para generar cambios positivos de mentalidad y lograr un mundo más justo y responsable. Siempre hay esa sensación de maripositas en el estómago que me mueve el corazón sobre todo cuando trabajo en lugares nuevos o impredecibles que me llevan a sitios y situaciones que me generan sensaciones de apapacho y tranquilidad. El sonido de las corrientes marinas es único, pues se mezcla con la respiración y con burbujas de aire encapsulado. También disfruto mucho cuando me sumerjo en barcos hundidos que pasan de ser una piedra gris a un espacio lleno de color y de vida.

Junto con otros entusiastas de la fotografía, fundaste en 1999 la Asociación Mexicana de Imagen Subacuática, ¿qué esperan de ella?

La formamos cuatro colegas y yo hace 25 años con el fin de promover la fotografía submarina en México y fortalecer el trabajo, la formación, el nivel y las habilidades de los socios y participar en la generación de una conciencia encaminada a la protección de los ecosistemas marinos. Es una asociación sin fines de lucro, en la que organizamos exposiciones que se exhiben en museos, escuelas y centros culturales; organizamos talleres, cursos y concursos, y hacemos además un calendario anual.

Eres autora de un espectacular libro sobre los arrecifes de Veracruz, ¿qué esperas transmitir en él?

Con este libro pretendí homenajear al Sistema Arrecifal Veracruzano, el más grande y biodiverso del Golfo de México, decretado como parque nacional en 1992, para mitigar los daños que han ido lastimando sus formas de vida. Hoy, más de 30 años después, sigue siendo un área desconocida por unos u olvidada por otros, polémica respecto de su uso y conservación. El libro pretende ser un recorrido por este frágil y fascinante ecosistema y reforzar los compromisos con su conservación y bienestar a largo plazo. Aunque fue difícil encontrar y captar las imágenes de las especies incluidas y tardé nueve años en sacar el libro, finalmente la editorial del gobierno de Veracruz me apoyó para imprimirlo. Ha sido un sueño que me ha traído grandes satisfacciones.

Háblanos más de tu experiencia en el mundo acuático

De entrada es como visitar otro planeta, en un estado de ingravidez, sin peso, donde el sonido se manifiesta de una forma distinta y te permite concentrar tu atención en cosas fundamentales como la luz, los colores, el movimiento; es como un espacio de meditación en el que reflexionas y disfrutas mucho del presente, un lugar que te da mucha paz pero al que no perteneces, pues estás respirando gracias a un tanque de aire, en un tiempo limitado que puede acabarse. Debes tener mucho control porque tu vida puede estar en peligro; es como estar dentro de una burbuja, muy cómoda, con movimientos muy lentos pero al mismo tiempo en una situación que te mantiene en estado de alerta, de excitación, de adrenalina… resulta muy interesante.

Valeria MasFoto: © Valeria Mas

Si apagas los flashes, ¿te quedas a oscuras?... ¿Usas guantes?

Depende de la profundidad, pues a partir de los 5 metros el agua cambia el color de todo, incluidos los seres vivos. Una vez, por ejemplo, me lastimé un dedo y ahí abajo empecé a ver que de la pequeña herida me salía un líquido verde limón y no, era mi propia sangre.

Casi no uso guantes porque se pierde un poco la sensibilidad y puedes lastimar sin darte cuenta algún arrecife o un pequeño animal… Los uso solamente cuando la temperatura del agua está muy fría.

¿Has experimentado miedo?

Siempre hay incertidumbre, adrenalina, emoción. Además de la serie de factores que deben reunirse para lograr una buena fotografía subacuática, hay que establecer una relación de confianza con el ejemplar que quieres fotografiar y esperar la distancia y el momento precisos… y a veces funciona. Nuestras fotos deben ser cercanas, de preferencia a menos de un metro de distancia si quieres nitidez, por lo que debes hacerles sentir que no eres un peligro para ellos.

He visto infinidad de peces, mantarrayas, delfines, pulpos, tiburones; ahora sé que la gran mayoría de los tiburones no atacan a los buzos pues son contadas las especies que pueden ser peligrosas para nosotros. Si te acercas como buzo, echando burbujas, asustarías a cualquiera y los tiburones generalmente se asustan y se van, por lo que tomarles buenas fotos es bastante difícil… Debemos acecharlos como si fueran nuestras presas; nuestro instinto de caza es latente y genera una especie de control, poder, placer que viene desde nuestros antepasados; disparamos el instinto cazador pero lo hermoso es que al final no dañas, no matas… de alguna manera promueves lo contrario, el mensaje de la conservación.

Valeria MasFoto: © Valeria Mas

¿Una contradicción muy bonita?

Sí. Estás al acecho y tienes un reto que resuelves con inteligencia, paciencia, instinto, adrenalina y un fin más sublime: la conservación.

¿Qué nos cuentas de tu reciente experiencia en las islas Galápagos?

Galápagos es un lugar sorprendente por sus procesos evolutivos y sus extraordinarias revelaciones; es como si estuviéramos dentro de un gran tubo de ensayo. No es gratuito que ahí le cayera el veinte a Charles Darwin sobre la evolución y adaptación de las especies… Te pongo un solo ejemplo: el de las iguanas marinas y cómo con el tiempo cambiaron sus rasgos morfológicos para poder alimentarse en el agua. Muchos animales son migratorios y no están cuando quieres fotografiarlos y ahora la temperatura del agua (desde el año pasado, con el mayor calentamiento en la historia) y el calentamiento global complican la subsistencia de especies y su estabilidad.

¿Qué te hace feliz?

Bueno, además de sumergirme en el mar, me hace feliz ver mis fotografías en espacios públicos como la Sala Mar del Museo de las Ciencias Universum o las rejas de Chapultepec en la Ciudad de México. Me encanta compartir esas visiones con la gente que pasa, sobre todo con los niños y jóvenes, y pensar en que tal vez esas imágenes despierten el interés o la fascinación en otras mentes que aprecien más la vida marina, que es tan vasta y a la vez tan vulnerable.

En corto

  • Amores. El mar, la naturaleza, la familia, la fotografía, el deporte.
  • Por conocer. Palaos en Micronesia y la Polinesia francesa, epicentros de la biodiversidad marina.
  • Arrecife por fotografiar. Indonesia
  • Animal marino preferido. Manta gigante.
  • Mascotas terrestres. Dos perros callejeros.
  • ¿Qué sigue? Continuar en proyectos fotográficos y fílmicos de la vida marina que promuevan el buceo responsable y creen conciencia sobre la conservación de nuestros ecosistemas acuáticos.
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