1 de mayo de 2025 1 / 05 / 2025

Ráfagas 318

Ráfagas

Maria Luisa Santillán

Ilustración: revista ¿Cómo ves?

El cráter más antiguo

En la región de Pilbara, en Australia Occidental, investigadores de la Universidad de Curtin descubrieron el cráter de impacto más antiguo reportado hasta ahora, formado hace unos 3 500 millones de años. Este hallazgo aporta nueva información sobre el efecto de los meteoritos en la corteza terrestre. Estos cráteres también podrían haber proporcionado los entornos físicos y químicos necesarios para que la vida emergiera en nuestro planeta, destaca el artículo, publicado en la revista Nature Communications.

En el sitio de estudio los investigadores descubrieron lo que se conoce como conos astillados, estructuras cónicas que sólo se forman bajo una inmensa presión; se calcula que este meteorito viajaba a cerca de 36 000 km/h. La energía liberada por el impacto podría haber desempeñado un papel crucial en la formación de la corteza terrestre primitiva, provocando la subducción de una parte de la corteza bajo otra o el ascenso de magma desde el manto hasta la superficie, e incluso tal vez desencadenó una serie de eventos que dieron origen a los cratones, las regiones más antiguas de la corteza continental. El impacto abrió un boquete de más de 100 km de diámetro y es el único cráter arcaico conocido hasta la fecha. Le arrebató el récord al cráter de Yarrabubba, también ubicado en Australia Occidental, de una edad de más de 2 200 millones de años.

El cráter más antiguoCono astillado. Johannes Baier, cc 3.0

Los bebés sí recuerdan

Para los adultos es imposible recordar sus primeros años de vida, pero hasta ahora se discutía si la razón es que los bebés no pueden formar recuerdos —puesto que su hipocampo, la zona del cerebro encargada de ciertos tipos de memoria, no está totalmente desarrollado— o si estos recuerdos no están disponibles más adelante. En un estudio reciente, investigadores de la Universidad de Yale sugieren que la explicación podría ser la segunda.

Para estudiar la formación de recuerdos en la primera infancia midieron la actividad en el hipocampo de 26 niños de entre 4 meses y 2 años mediante una técnica conocida como resonancia magnética funcional, que puede registrar la actividad del cerebro en tiempo real. Les mostraron a los menores imágenes de rostros, objetos o escenas durante un par de segundos, y nuevamente un minuto después. Lo que descubrieron es que mientras mayor actividad hubo en el hipocampo la primera vez que vieron la imagen, más tiempo se detuvieron a verla la segunda ocasión, sobre todo en los mayores de 12 meses. Puesto que los bebés tienden a ver durante más tiempo las cosas que les son familiares, estos resultados pueden interpretarse como que recordaron mejor las imágenes que más les habían llamado la atención.

Si los recuerdos de la primera infancia están codificados en el cerebro, la pregunta es por qué no tenemos acceso a ellos. Esta investigación, publicada en la revista Science, sugiere que el fenómeno, llamado amnesia infantil, surge de una falta de asociaciones que permitan recuperar los recuerdos. La causa sería que las experiencias de los bebés en esta etapa formativa son tan distintas de las siguientes que no entran en las categorías que desarrollamos con el tiempo, como si no conociéramos las palabras correctas para encontrar un pasaje en un buscador de texto. Tal vez algún día se desarrollen técnicas, como las que se han usado en ratas, para recuperar estos recuerdos.

Los bebés sí recuerdanfotoak/Shutterstock

Pink, el rostro humano más antiguo de Europa occidental

En 2022, durante una excavación realizada en la Sima del Elefante de Atapuerca, en Burgos, España, se encontraron varios restos de la parte izquierda de la cara de un individuo adulto. Se determinó que los fragmentos tienen una edad de entre 1.4 y 1.1 millones de años, lo que lo convierte en el homínido más antiguo encontrado en Europa occidental hasta ahora. El fósil, apodado Pink, es una pieza fundamental para entender “las primeras migraciones y la evolución de los homíninos en el continente europeo durante el Pleistoceno Inferior”, destaca un comunicado del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana que junto con el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social es responsable de esta investigación.

Cada fragmento del fósil fue escaneado individualmente y luego puesto en su lugar mediante técnicas avanzadas de imagen y análisis 3D. Lo que se concluyó tras dos años de investigación fue que Pink no comparte rasgos con la especie Homo antecessor —cuyos restos más antiguos, de 860 000 años, también fueron hallados en la sierra de Atapuerca—; por el contrario, posee rasgos faciales más primitivos, similares a los del Homo erectus, que se considera la primera especie humana que salió de África para poblar Europa, aunque su estructura nasal, plana y poco desarrollada, tampoco coincide plenamente con H. erectus. Por ello se ha asignado de forma provisional a la especie Homo affinis erectus, según destaca la investigación publicada en la revista Nature. Este hallazgo sugiere que durante el Pleistoceno Inferior al menos dos especies de homínidos habitaban esa parte de Europa.

El cráter más antiguoFósil original (ate7-1) y reflejo mediante técnicas de imagen 3D virtual del rostro de un homínino asignado a Homo aff. erectus hallado en el nivel te7 del yacimiento de la Sima del Elefante. Maria D. Guillén/iphes-cerca/Elena Santos/cenieh

La energía oscura puede estar cambiando

En 1998 dos equipos de investigación internacionales descubrieron que la expansión del Universo no se está frenando, como se pensaba, sino que por el contrario se acelera. Al agente físico que impulsa esta aceleración se le llama energía oscura, y aún no sabemos qué es exactamente.

Los datos obtenidos durante tres años por el proyecto desi (Instrumento Espectroscópico de Energía Oscura, por sus siglas en inglés), y analizados en varios artículos publicados el 19 de marzo de 2025, sugieren que la energía oscura no es constante y se ha ido debilitando durante los últimos 4 500 millones de años.

El instrumento desi fue creado para estudiar la energía oscura y su influencia en la expansión del Universo a lo largo de su historia (ver “El ojo oscuro: desi”, en ¿Cómo ves?, núm. 304). Desde 2021 los investigadores del proyecto han catalogado alrededor de 30 millones de galaxias y cuásares, y creado el mapa tridimensional del Universo más completo que existe. Los datos abarcan 11 mil millones de años de la historia de la expansión cósmica.

Los investigadores de desi ya habían sugerido que la energía oscura variaba en el tiempo. Al principio se consideró la posibilidad de que este resultado fuera un error en los datos, pero hoy, con muchas más galaxias en el estudio, el resultado parece más firme: algo real está ocurriendo con la energía oscura, aunque no se sabe qué.

Si se confirma la variabilidad de la energía oscura (lo que podría ocurrir con tres años más de operación del instrumento desi) será necesario ajustar nuestra teoría del origen y la evolución del Universo (aunque no cambiarla drásticamente).

El cráter más antiguoKPNO/NOIRLab/NSF/AURA/R.T. Sparks

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