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Ejercicio para cuerpo y alma

Efraín Ramírez

Ilustración: Carla García

La actividad física constituye un pilar fundamental de la calidad de vida, porque permite desarrollar determinación, disciplina y orientación a metas. La motivación varía de persona a persona: bajar de peso, ganar músculo, disminuir el estrés, etc. Pero, ¿sabías que al ejercitarte no sólo estás fortaleciendo tu cuerpo sino también tu mente? Entre los beneficios neurofisiológicos del ejercicio están los siguientes:

• Provoca la activación del organismo: gracias a la oxigenación profunda del torrente sanguíneo se agudizan los sentidos y mejora la concentración y el estado de ánimo, lo que resulta en un cerebro mucho más preparado para desempeñar tareas complejas de atención dividida.
• Estimula la actividad de los neurotransmisores (dopamina, serotonina y norepinefrina), y provoca bienestar psicológico al reducir los efectos de la ansiedad y la depresión.
• También promueve un proceso conocido como potenciación a largo plazo (ltp, por sus siglas en inglés), que mejora la comunicación entre las neuronas durante la sinapsis debido a que la transmisión de la señal se hace más rápida. En consecuencia, el cerebro también se vuelve más rápido para procesar información.
• Promueve el aumento de la producción de una proteína conocida como factor neurotrófico derivado del cerebro (bdnf, por sus siglas en inglés), que no sólo hace crecer el hipocampo (estructura responsable de la memoria a largo plazo) creando nuevas neuronas, sino que también favorece la plasticidad sináptica al establecer nuevas redes neuronales y mejorar la capacidad cognitiva del cerebro para aprender.

Sin importar los resultados, la próxima vez que hagas ejercicio siéntete orgulloso, porque ahora sabes lo mucho que te ayuda también al desarrollo intelectual, a ser más fuerte y más inteligente.