28 de marzo de 2024 28 / 03 / 2024

Ojo de mosca 288

Los sismos y el calendario

Martín Bonfil

La especialidad del cerebro humano es darle sentido al mundo: interpretar la información que obtenemos de nuestros sentidos de forma comprensible, que nos permita entender lo que sucede a nuestro alrededor.

Una de las maneras en que lo hace es detectando patrones: eventos que se repiten de forma regular, siguiendo alguna regla. Otra es construyendo relatos, narrativas que nos describen lo que sucede de una forma lógica, que tenga sentido para nosotros.

Por desgracia, no siempre los patrones que creemos detectar, y la narrativa que nos parece evidente, tienen base en la realidad. Por eso tendemos a ver, por ejemplo, formas en las nubes, o a interpretar simples coincidencias como muestra de un “misterio”.

El 19 de septiembre de 2022 México vivió un sismo de magnitud 7.7, que afortunadamente no causó grandes daños. Se trataba de la tercera ocasión en que ocurría un sismo intenso en esa fecha: en 1985 y en 2017 hubo dos terremotos catastróficos, con magnitudes de 8.1 y 7.1, que causaron enormes daños y muchas muertes.

Para colmo, los sismos de 2017 y 2022 sucedieron solo horas después de los simulacros que se hacen cada año para conmemorar el desastre de 1985.

Si el segundo terremoto, en 2017, había ya generado en la gente la sensación de que el 19 de septiembre era una fecha fatídica, y que había una supuesta “temporada de sismos” en ese mes, el de 2022 pareció confirmar estos temores más allá de toda duda.

Incluso hay quien considera que estos sismos son evidencia que apoya creencias de tipo místico como la llamada “ley de la atracción” (que postula que uno “atrae” aquello en lo que piensa; estos sismos habrían sido “invocados” por los pensamientos y temores de tanta gente).

Otra charlatanería que se propagó a consecuencia del trío de temblores es la teoría conspirativa de que existe un “arma sísmica” en poder de alguna potencia mundial que puede ser usada para producir estos fenómenos.

Sin embargo, la ciencia solo puede insistir en que la coincidencia de tres sismos en una fecha no es más que eso: una mera coincidencia.

Pero la ciencia también nos dice más: sabemos, más allá de toda duda, que los temblores son ocasionados por el movimiento de las placas tectónicas de la corteza terrestre, impulsado por el flujo del magma fundido del manto bajo ellas. Y que no hay relación causal alguna entre sismos y estaciones del año, fechas del calendario, mareas, la temperatura atmosférica, manchas solares, ni ningún otro fenómeno relacionado con la posición de la Tierra en su órbita en torno al Sol.

La ciencia —en concreto la sismología— nos dice también que en México tiembla diariamente, solo que no nos damos cuenta de ello excepto cuando se trata de temblores intensos, y que a lo largo de periodos largos definitivamente no ocurren más temblores en algún mes (aunque sí pueda haber rachas de coincidencias en periodos cortos).

Al final, la explicación científica puede ser decepcionante y hasta aburrida. Pero eso sí, es más confiable que las especulaciones emocionantes, pero falsas.

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